El milagro almeriense de Francisco Carpio
Coronavirus Almería
Su viaje de una semana con el Imserso a la provincia se prolongó más de dos meses, el tiempo que ha permanecido hospitalizado por coronavirus. “He vuelto a nacer en Almería”, valora desde Sabadell a sus 74 años desde donde se recupera de los múltiples reveses de la enfermedad
El primer paciente que sufrió una embestida de gravedad del coronavirus en la provincia, ingresando en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital universitario de Torrecárdenas en el tercer día del estado de alarma, es un cordobés de 74 años que lleva media vida en Sabadell y se desplazó a la provincia junto a su mujer, Isabel Rojas (71), para disfrutar de un viaje del Imserso. Hoy, todavía en proceso de recuperación desde su domicilio catalán medio mes después de recibir el alta médica, Francisco Carpio ha querido agradecer a los profesionales sanitarios del hospital almeriense de referencia su entrega y cariño desde el primer día en el que comenzó su particular batalla contra un virus que ha estado a punto de costarle la vida y relatar su historia a este periódico, un testimonio de resiliencia y superación.
Este matrimonio, que hace unos días ha podido celebrar su 49 aniversario, se desplazó el 9 de marzo a la única provincia andaluza que no habían visitado. Lo que iba a ser una semana de ocio y relax en la costa almeriense acabó convirtiéndose en un infierno de 65 días de hospitalización con un mes en la UCI y otro en la quinta planta de los contagiados por COVID-19. Pero por las carambolas del destino, la escapada resultó frustrada desde el primer día porque no pudo disfrutar de un sólo rincón de Almería, pero ha podido ser su salvación. La falta de medios materiales como respiradores en los hospitales catalanes durante los peores días de la pandemia les hacen hoy pensar en un trágico desenlace si no hubieran llegado a esta provincia. "Posiblemente que nos ocurriera en Almería nos ha salvado la vida porque en Barcelona han tenido escasez de aparatos de ventilación mecánica en las unidades de cuidados intensivos y no todos los mayores de 70 años han tenido acceso a cama y respirador". Lo cuenta Isabel, que también sufrió los estragos del virus y compartió habitación con su marido en Torrecárdenas.
Isabel Rojas
"Encontrarnos en Almería posiblemente le ha salvado la vida a mi marido, en nuestra ciudad no había respiradores y camas en la UCI para todos los que necesitaban, sobre todo a partir de cierta edad”
"Cuando peor estaba Francisco, un familiar médico que dijo que necesitaba un milagro". Y estar fuera de casa obró parte de la proeza. "El milagro de estar en ese momento en Almería y haber encontrado a profesionales fabulosos, pero más aún como personas", añade. Dos días antes de iniciar su viaje del 9 de marzo, Carpio participó en el ensayo habitual con sus compañeros de rondalla del barrio y tuvo contacto directo con un compañero que después conocieron que estaba contagiado. Empezó a incubar el virus y ya el lunes montó al avión con cierto malestar. "No me sentía débil, pero sí tenía estado febril y dolor de garganta". Nada más instalarse en un hotel de Roquetas solicitaron asistencia médica y le recetaron azitromicina para ser derivado a continuación a un centro de salud. Como no experimentó mejoría tuvieron que contactar nuevamente con los servicios sanitarios y a través del 061 les practicaron las pruebas de COVID-19 al quinto día de su llegada.
La neumonía bilateral, evidentes síntomas de asfixia y el positivo en coronavirus forzaron su ingreso inmediato en el hospital Vithas Virgen del Mar, pero al no disponer de una unidad de cuidados intensivos aislada para contagiados acabó siendo trasladado a la UCI de Torrecárdenas el 16 de marzo en el que permanecería hasta dos meses después. El hotel en el que estaban cerró sus puertas y los viajeros del Imserso volvieron en autobús a casa de inmediato mientras empezaba el calvario de Francisco e Isabel que no pudieron recoger sus pertenencias, incluida la bandurria que Francisco siempre lleva de viaje porque vive para la música, hasta semanas después. Sus hijos, en Igualada y Terrassa, tuvieron que mantenerse en la distancia desde donde siguieron en todo momento la evolución de sus progenitores.
De manera que Francisco, en extrema gravedad y las primeras tres semanas sin ningún familiar a su lado, porque Isabel quedó ingresada en cuarentena en el Virgen del Mar, luchó con todas sus fuerzas contra la enfermedad que acabó venciendo. Como el corcho que siempre sale a flote, este cordobés perdió hasta ocho kilos de peso y pasó mucho tiempo boca abajo para que le llegara el oxígeno y también le tuvieron que practicar una traqueotomía porque llevaba muchos días intubado. Hoy sigue débil, pero vivo y feliz porque "he vuelto a nacer en Almería". Isabel relata que el trato de los profesionales sanitarios fue excelente, el doctor de Urgencias que atendía a su marido le llamaba todos los días.
Y, además, le ayudaron a encontrar una vivienda que alquilar cuando consiguió el alta en el hospital privado y Francisco seguía batallando por su supervivencia en la UCI. La aseguradora del viaje se negaba a costear el alojamiento, pero finalmente solventó el trámite. Lo importante era la evolución de su marido y acabó siendo favorable. A finales de abril pasaría a la quinta planta, la de contagiados, y allí se pudo quedar con su marido, sin necesidad de irse a otra casa a dormir durante tres semanas. Pero la situación volvió a empeorar cuando Isabel sufrió un nuevo cuadro de fiebre y erupciones cutáneas porque no había generado anticuerpos y de nuevo volvieron a estar los dos ingresados, como al principio, del 30 de abril al 14 de mayo.
Francisco Carpio
"Quiero expresar mi inmenso agradecimiento a todo el personal de la UCI, a todos los sanitarios de la quinta planta por su trabajo, por su humanidad, por el trato recibido, para nosotros han sido nuestra familia durante este tiempo y sin su buen hacer no estaría hoy aquí"
"Francisco no podía andar ni comer y me necesitaba cuando caí enferma y teníamos a nuestros hijos lejos porque les pedimos que no vinieran a recogernos. Pero tuvimos la suerte de encontrarnos en Torrecárdenas con profesionales fabulosos, pero más aún como personas. Todo lo que necesitábamos nos lo conseguían y los doctores nos acompañaban hasta a hacernos pruebas. Así que cuando me recuperé traté de ayudarles en todo lo posible como agradecimiento evitando que entraran a la habitación para que no se expusieran al riesgo", comenta Isabel Rojas. El complejo hospitalario les hizo llegar un vídeo de la salida de Francisco de la UCI que ahora comparten con este periódico. Son imágenes que no olvidarán nunca ni tampoco a sus profesionales. "Ha sido una experiencia dolorosa, de 65 días enfermos fuera de casa, pero hemos encontrado a gente maravillosa y hay que saber aprecia lo bueno en la adversidad. Es de bien nacidos se agradecidos".
Francisco Carpio también reitera ese reconocimiento y gratitud. "Quiero expresar mi inmenso agradecimiento a todo el personal de la UCI, a todos los sanitarios de la quinta planta por su trabajo, por su humanidad, por el trato recibido, para nosotros han sido nuestra familia durante todo este tiempo y sin su buen hacer no estaría hoy aquí". Y concluye su emotiva carta que ya ha hecho llegar a los profesionales de Torrecárdenas recordando que no pudo visitar Almería, pero volverá a conocerla porque "ahora soy doblemente andaluz, cordobés y almeriense". Los 800 kilómetros no serán distancia para un superviviente del coronavirus que obró el milagro en esta provincia.
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