La migración de las autocaravanas
Coronavirus Almería
El confinamiento se puede pasar en el vehículo como si fuera una casa fija sobre ruedas o volver a la residencia habitual, las dos opciones en el estado de alarma
Ni rastro de las decenas de caravanas estacionadas en el aparcamiento del Maestro Padilla, las pocas que se han quedado están en el Paseo de Ribera
Es otra de las imágenes que pasaron a la historia con la llegada de la crisis del coronavirus. Desde hace días no hay ni rastro de las decenas de autocaravanas que permanecían estacionadas en los aparcamientos del Auditorio Municipal Maestro Padilla de la capital. Era uno de los principales focos de asentamiento alegal en Almería de este segmento turístico al alza que recorre la provincia todo el año concentrándose principalmente en los municipios del litoral. En temporada alta se llegan a superar las 800 caravanas repartidas en 'colonias' entre Adra y Pulpí, normalmente en puntos no regulados, alejados de las instalaciones y áreas acondicionadas. De ahí las fuertes críticas en los últimos años desde el sector privado que ofrece este tipo de servicios a los caravanistas por invertir en espacios públicos que no eran rentables. Por parte de las administraciones públicas se ha sancionado duramente este tipo de pernoctaciones en espacios protegidos naturales, como las playas del Cabo de Gata, tanto de las autocaravanas como de las furgonetas camperizadas (más de 180 expedientes en los siete primeros meses del pasado año), pero en núcleos urbanos como la capital el control sobre las rotaciones es prácticamente imposible.
De ahí que decenas de estas casas sobre cuatro ruedas permanecieran aparcadas en el tramo final de la Avenida del Mediterráneo hasta que se decretó el estado de alarma. Con la aprobación por parte del Gobierno del decreto del 14 de marzo se plantearon dos escenarios normativos para los autocaravanistas. El primero era quedarse en su vehículo durante el confinamiento, previsto inicialmente para quince días, y el segundo realizar el recorrido directo de vuelta a casa. El que optara por seguir en Almería ha tenido que residir estos días como si la caravana fuera su vivienda, si bien la limitación de movimientos planteaba los mismos supuestos que para el resto de ciudadanos: adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad, asistencia a centros sanitarios, desplazamientos a lugares de trabajo, cuidado de mayores y dependiente, desplazamiento a entidades financieras y de seguros y repostaje de vehículos.
También se incluye en ese permiso de movilidad el retorno a su residencia habitual, la opción que escogieron la mayoría de los acampados en el Auditorio Municipal. Sólo unos pocos, bastantes menos de los que había con anterioridad en la capital, han mantenido su domicilio sobre ruedas siendo la caravana su 'casa fija' en la provincia durante la cuarentena. En su mayoría se han concentrado en el Paseo de Ribera, a escasos metros de la desembocadura del Andarax en la que realizan el vaciado de sus depósitos. Según la Federación Española de Campings, entre 7.000 y 9.000 familias están hoy en aislamiento en sus caravanas en los establecimientos de nuestro país, si bien no hay cómputo de los que se han instalado en otros puntos no habilitados como podría ser los aparacamientos de la prolongación del paseo marítimo almeriense.
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