Tres mensajes a su exmujer sobre el cuidado del hijo le llevan a la cárcel
Rechazan sustituir la condena por trabajos sociales y ordenan su ingreso en prisión por comunicarse por móvil con su anterior pareja
22 de marzo. Es un día señalado en la vida de Juan Manuel Villalba. Este empresario almeriense deberá ingresar en prisión por mandar a su exmujer tres mensajes de móvil cuyo contenido se ciñe al cuidado del hijo menor cuya patria potestad ambos comparten. El Juzgado de lo Penal número 5 de Almería ha ordenado su ingreso en prisión para cumplir una condena total de 17 meses al rechazar la solicitud de sustitución de la pena por multa o trabajos sociales. El magistrado considera que Villalba ha quebrantado la orden de incomunicación con su anterior pareja.
Los mensajes texto enviados desde móviles de su empresa que aparecen en la sentencia no tienen a priori mayor trascendencia. "El padre de (...) se encuentra en la puerta de ocio esperando a su hijo"; "Necesito saber y tengo derecho a saber cómo está (...), y dónde está. Espero que cumplas con mis derechos de padre como yo cumplo con los tuyos, y más en esta época de gripes"; y "Juan Manuel se olvidó de darle la raqueta de tenis a (...), pero se la acercará esta tarde al club para el entrenamiento".
Estos tres mensajes le van a costar el ingreso en prisión porque Villalba fue condenado con anterioridad por un delito de amenazas dentro de la Ley de Violencia de Género a nueve meses de cárcel, con orden de alejamiento e incomunicación, por decirle a su entonces mujer, en 2009, "te voy a hundir, voy acabar contigo" dentro de una discusión motivada por la separación de la pareja.
"No fue así, no había testigos y solo tienen en cuenta su palabra. Consiguió echarme de mi casa y meter a su novio a los pocos días. De todas maneras -aclara-, acato la sentencia, y desde 2009 pago la manutención de mis dos hijos además de la hipoteca de la casa donde vive mi ex y su pareja, y los recibos de la luz, la basura y la contribución. En total más de 2.000 euros mensuales, sin contar el piso donde me refugié. Ya no puedo más, y voy a la cárcel sin haber hecho nada". Solo pedir en 2010, según explica, una modificación de medidas de la sentencia de divorcio "para recuperar también a su hijo mayor y poder pasar más tiempo con el segundo". Le llueven denuncias por la vía de lo penal por un supuesto quebrantamiento de la orden de alejamiento e incomunicación, varias son sobreseídas -con condena de costas una de ellas por temeridad y mala fe-, excepto la de los mensajes al móvil.
El juez considera que Villalba, enviando los SMS, ha quebrantado la orden de incomunicación, por lo que le pena con otros ocho meses más de cárcel sobre los nueve primeros, ordena su ingreso en prisión y rechaza la solicitud de multa o trabajos sociales al entender que sería "premiar la vulneración de los beneficios con la concesión de otros".
Villalba cuenta las horas que le quedan en libertad y aprovechar el tiempo que pasa con su hijo, "es -dice- mi vida, mi tesoro", a la espera de que el Juzgado suspenda la orden de ingreso hasta que la Audiencia Provincial se pronuncie sobre el recurso de apelación que ha interpuesto, en el que alega que el envío de mensajes "era mutuo" y que "de alguna forma debe existir una comunicación indirecta teniendo hijos en común".
No solo pierde su libertad casi año y medio. "Me pueden retirar el régimen de visitas de mis hijos y tendré que cerrar mi empresa de la que dependen entre cuatro y doce familias. No podré continuar pagando la hipoteca ni tampoco la manutención de mis hijos. Mi vida, hundida", lamenta.
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