La medina y sus dos estandartes: la Alcazaba y la Mezquita Mayor
La Almería de Maribel
Un paseo por la historia de Almería. Nos remontamos a las raíces de Almariyyat, fundada en el siglo X bajo el reinado de Abderramán III en una visión personal de nuestra historia y patrimonio

Una vez finalizada la sección “Un Patrimonio Perdido” que mostraba el Patrimonio destruido durante la Guerra Civil (1936-1939) tomando como base la documentación contenida en el libro “Aproximación al Patrimonio Histórico-Artístico de Almería durante la Guerra Civil Española”, escrito por esta servidora y que vio la luz a principios de 2018, comenzamos con la misma ilusión la nueva sección titulada “La Almería de Maribel”, artículos que darán a conocer la historia y el patrimonio de nuestra ciudad desde sus orígenes, al objeto de valorar Almería por sus propios habitantes como de aquellas personas que nos visitan. La Almería de Maribel dará su propia visión de su historia y patrimonio.
En este primer artículo tenemos que comenzar por los orígenes de la ciudad (medina) de Almariyyat (Almeria) dando a conocer el núcleo primitivo de Almería: La Medina, donde se funden nuestras raíces en el año 955 (siglo X) por Abderramán III. Desde la emblemática Plaza de la Constitución (Plaza Vieja) y siguiendo la Calle José María Acosta se llega a una calle característica con una cuesta empinada propia de la época: es la calle Almanzor. Al inicio de esta calle se levantaba una de las Puertas de la ciudad: la Puerta de la Carnicería Vieja que daba acceso a La Medina. Dicha puerta tomó ese nombre porque en sus aledaños existía un matadero. La calle Almanzor, la atraviesa otra de gran importancia: la de la Reina, lugar por donde bajaba la muralla que dividía La Medina del arrabal de La Musalla, que se extendía desde la calle la Reina hasta la Rambla Obispo Orberá.
Finalizando la calle Almanzor se encuentra nuestro monumento estandarte: La Alcazaba, estrechamente ligado a la vida de la ciudad. Esta fortaleza encierra entre sus murallas una gran historia y un gran yacimiento arqueológico que se encuentra en el subsuelo y al descubierto, uniéndose al mirador privilegiado que ofrece de la ciudad y su bahía. Sus más de mil años de existencia engarzada sobre un cerro es testigo de todo el devenir histórico de nuestra ciudad desde el comienzo de su construcción en el siglo X hasta el actual siglo XXI. A sus dos recintos de época musulmana, se le sumó un tercero: el castillo cristiano construido tras la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, acaecida el 26 de diciembre de 1489. La Alcazaba es el monumento árabe más extenso de España después de la Alhambra de Granada y es visita obligada para todos los almerienses y para todos los visitantes que eligen Almería como destino turístico.
Una vez recorrida la Alcazaba, se puede seguir conociendo los lugares donde se encuentran restos de la Almería fundacional del siglo X, para ello se puede optar por bajar la calle Santa María, calle estrecha y típica del urbanismo musulmán, a lo largo de la que se pueden apreciar calles que guardan toda la herencia de la época como es la calle Clarín. Incluso podremos observar un patio de vecinos que recuerda como eran los callejones sin salida de la época donde vivían familias pertenecientes al mismo gremio: especieros, artesanos o curtidores. Estos callejones por la noche se cerraban con una puerta para evitar posibles robos o ataques.
Bajando esta calle se encuentra la tradicional Plaza y ermita de San Antón y el muro perteneciente a la actual Delegación de Defensa. Desde este muro tenía su entrada la Mezquita Mayor y en un extremo se situaba el alminar desde donde el almuédano llamaba a los fieles a la oración de los viernes. Por este lugar, se accedía al patio donde en el centro existía una fuente (la de las abluciones) para que los fieles se purificasen antes de entrar a rezar a la sala de oración. Era un patio de árboles frutales, donde lo que más predominaba eran los naranjos y los limoneros, aunque popularmente a este patio se le llama “Patio de los Naranjos”. El patio que en la actualidad hay detrás de los muros de la Delegación de Defensa no es el patio primitivo de la Mezquita Mayor o Aljama, sino es un patio porticado del siglo XVIII perteneciente a la parte más antigua del cuartel de la Misericordia y actual Delegación de Defensa. El patio con sus árboles frutales, su estructura porticada y sus vistas a la Alcazaba es una joya arquitectónica admirable.
Bajando por la calle de San Juan llegamos hasta La Parroquia del mismo nombre, finalizada en tiempos del obispo Fray Juan de Portocarrero como así lo muestra el escudo que campea la portada principal. La iglesia de San Juan, lugar donde se situaba la antigua Mezquita Mayor, guarda en su interior restos de dicha Mezquita: el muro de la quibla (siglo X) y el nicho del mihrab (siglo XII), éste de época almohade y donde se colocaba el libro del Corán. Tras la conquista cristiana, la Mezquita se convierte en la primera Catedral, “La Catedral de la Almedina”, pero el terremoto de 1522 la destruye y en el siglo XVII se construirá la Parroquia de San Juan quedando ocultos los restos de dicha Mezquita, hasta ser descubiertos en 1930. Tal era la importancia del “Nicho del Mihrab” que el prestigioso arqueólogo D. Leopoldo Torres Balbás con la Junta del Tesoro Artístico, propuso su declaración como monumento Histórico-Artístico. Finalmente el 11 de marzo de 1934, el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes acordó la declaración, quedando de esta forma adscrito al Tesoro Artístico Nacional desde dicho momento.
Junto a la iglesia de San Juan, se encuentra la calle principal del núcleo primitivo: la calle Real de la Almedina, de la que hizo Abderramán III el eje principal de su Medina y era una de las pocas que estaba empedrada. Esta calle larga y estrecha alberga a su alrededor un auténtico laberinto de calles estrechas y sinuosas de diseño musulmán para defender la ciudad: la C/ Descanso con unas vistas magníficas de la Alcazaba y la C/ Molino Cepero, son un ejemplo de las mismas. La otra entrada de la Medina se situaba en la Puerta de la Imagen en plena calle de la Reina (frente a la calle Arráez) y por donde bajaba la muralla. La calle de la Almedina, se urbaniza en el s. XIX y hoy se observan viviendas con típicos balcones y rejerías de la época.
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