La mascarilla, complemento estrella para este verano
En las playas de la capital no está permitido practicar deportes en equipo

Alrededor de las siete y media de la tarde, la Playa del Zapillo seguía abarrotada de gente. Lo que es normal, teniendo en cuenta el mes de julio y el abochornante calor. Pero este verano, la situación es algo atípica, y las mascarillas son un elemento más que, desde el pasado miércoles, no puede faltar en nuestras bolsas de la playa.
El 14 de julio se conoció por primera vez la nueva normativa, en la que se impone el uso obligatorio de mascarilla en Andalucía. Una medida de prevención, propuesta por la Consejería de Salud y Familias, que pretende evitar la propagación de la covid-19 ante los recientes brotes. Con sanciones de 100 euros por su incumplimiento. Sin embargo, los ciudadanos todavía se preguntan qué se puede hacer en las playas, y qué no.
Según el BOJA, “las mascarillas no serán necesarias, mientras se permanezca en la sombrilla o durante el baño, pero sí para los paseos”. Medida que parece respetarse, al menos en Almería, donde mientras caminaba por el Paseo Marítimo, solo me crucé con dos o tres personas que llevaban la mascarilla bajada. Situación muy diferente a la de unos días atrás, cuando la mayoría de personas la lucía en el codo en lugar de en la cara.
En cuanto a las medidas seguidas por el Ayuntamiento de Almería, Carlos Sánchez, concejal de Turismo, declara que el gobierno cumple con las instrucciones emitidas por el BOE y el BOJA. Él mismo aclaraba que “los deportes en equipo están totalmente prohibidos en la playa, y ni siquiera se podrán practicar llevando mascarilla”. Sin embargo, "en los deportes individuales sí se puede prescindir de ella". Respecto al uso de las duchas, el concejal explica que no existen restricciones. Salvo que solo se puede utilizar un lado, es decir, uno de los brazos de las duchas, para mantener la distancia de seguridad y evitar que el agua salpique de unos a otros.
Por otro lado, la mascarilla dentro de la playa es únicamente obligatoria para los desplazamientos. Lo que quiere decir que “si permaneces quieto en la orilla, no tienes por qué usarla”, asegura Sánchez. Tampoco mientras te quedas tumbado en la toalla, incluso aunque se trate de personas de distinto núcleo familiar. Eso sí, en ese caso, el concejal aconseja mantener la distancia de seguridad.
Y para mayor tranquilidad de los bañistas, Carlos Sánchez afirma que “la desinfección de los baños públicos está siendo continuada. Se limpian unas cinco veces al día”. Permanecen abiertos y la única norma es que “se tienen que usar de uno en uno”. Lo mismo ocurre con las instalaciones para personas con movilidad reducida, que según manifiesta el concejal, también se desinfectan diariamente.
Johnatas William, un bañista que tomaba tranquilamente el sol en su toalla, confirmaba que él, más o menos, conocía la nueva normativa. En cambio, mucha otra gente no. El joven narró cómo, tan solo unas horas antes, una mujer lo reprendió a él y a su familia mientras se bronceaban sin mascarilla en la arena. William admitió que fue entonces cuando dudó de si debía o no usarla.
Unos metros más adelante, me encontré con María del Mar, quien parecía conocer a la perfección las nuevas medidas implementadas. Además, esta mujer aseguraba, que al menos en ese espacio de la playa, todos los bañistas estaban respetando las leyes. Afirmación que también compartían los vigilantes de la playa, quienes aseveraron, que “a excepción de dos o tres casos, la gente suele acatar la distancia de seguridad y el uso de la mascarilla”. Ellos mismos declaraban que no está permitido jugar a las palas en la orilla o practicar deportes en equipo en la arena.
Es por eso, que ayer era imposible encontrar una sola red de voleibol en toda la playa. Aunque sí que a lo largo del camino, me crucé con varios grupos que cargaban a su espalda la bolsa con el equipo necesario para jugar. Según contaron, su idea inicial era pasar el día de playa practicando deporte, pero los vigilantes les advirtieron de la prohibición.
Mi sorpresa vino cuando mientras hablaba con estos chicos, otros jóvenes comenzaron a montar su red. Me acerqué para preguntar si conocían la nueva normativa que les impide practicar deportes en equipo en la arena. A lo que me respondieron que “no tenían ni idea de que no estaba permitido”. De hecho, uno de ellos me aseguró, que antes de montar la red, se cercioraron de que podían hacerlo preguntado a una patrulla de la Policía Nacional. Y que fueron los agentes los que les dieron la confirmación. Es entonces cuando otro de los chicos intervino, este relató que otros agentes, esta vez de la Policía Local, los avisaron de que no podían montarla. "Ante la contradicción entre unos agentes y otros, decidimos intentar jugar", explicó uno de los chavales. También confesaban que “no entienden por qué se les inhabilita a practicar deporte, cuando tanto en discotecas como en bares está permitido el acceso”.
Algo similar, dijeron Mili Pareja y su marido. Ellos tampoco comprenden “por qué se prohibe a unos niños jugar a la pelota, si más tarde se van a sentar juntos en la arena”. Una de sus hijas también compartía esta idea, y añadía que “corres un mayor riesgo de contagio en cualquier terraza fumando cachimba, que en la playa practicando deporte”. Es por eso, que esta familia asegura que no entiende muy bien la implantación de esta norma.
Y es que este verano, la anómala situación de la covid-19 ha dejado una postal muy diferente de las playas de Almería. En las que los niños no juegan a la pelota, los jóvenes no practican deportes en equipo y todo el mundo guarda una mascarilla en su bolsa de la playa. Tampoco se ven flotadores en forma de flamenco o de donut, ni a la gente divertirse con las palas en la orilla. Pero a pesar de ello, no faltan las toallas en la arena.
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