¿Con qué llama a mi puerta?
Almería
Hay muchas formas de llamar a la puerta y puertas con estilo propio. Desde sus primeros usos por los árabes, a día de hoy quedan varias aldabas que otorgan personalidad a las puertas

Almería/Fueron los árabes, quienes inicialmente colgaron estos maravillosos utensilios en la entrada de sus casas para llamar a sus moradores; la palabra era “addabba”, que significaba lagarto, por su forma parecida a ese animal. La conocemos como aldaba, pues se “castellanizó”. Se colocaban en las puertas, pero en este caso, la costumbre era diferente: Se colocaban siempre dos aldabas, una a la derecha, para los hombres y otra a la izquierda, para las mujeres. Ambas sonaban con diferente sonido, la de los hombres con sonido más grave y la de las mujeres más agudas. Así pues, cuando alguien llegaba a la casa y tocaba la aldaba según el sonido, abrían él o ella.
En los siglos XIV y XV, las bañaban en oro, tallaban en plata, las repujaban o le hacían incrustaciones de piedras; por la aldaba de la puerta, te dabas cuenta de la posición económica de la familia.
No, ellas no pueden morir en la quietud de una puerta, esperando, mirándonos en silencio, sobrellevando la débil arrogancia de los modernos artilugios. Ayer tan útil, ¡hoy tan olvidadas! ¡Ellas golpean nuestra memoria! y no prefiero que caigan al ostracismo social.
Hay una secuencia de una famosa película que recuerdo, cuando le dice mirando la puerta… vaya par de aldabas y la mujer, creyéndose que se refiere a sus pechos, dice… Gracias.
Las aldabas esos antiguos símbolos del pasado que me gustaría se mantuvieran imponentes, majestuosos y desafiantes ante el paso del tiempo, aunque sólo fueran como elemento decorativo.
Durante siglos fueron sin duda alguna, símbolo de distinción de tal manera que el refranero español lo deja muy claro “A tal casa tal aldaba”. El refrán hace referencia a los términos de clase social y económica de los dueños.
Los forjadores hacían verdaderas obras de arte dándoles distintas formas en función de lo que demandaban sus propietarios. Dicen que fue en España ya en la Edad Moderna cuando se multiplicaron estas aldabas mucho más allá de lo que se veía hasta entonces en la Edad Media por Europa, ya que su uso eran las iglesias donde agarrarse a una argolla, dicen significaba petición de asilo.
Las primeras aldabas en la Edad Media fueron llamadores con forma de falo o martillitos suspendidos de las hojas de las puertas por la parte exterior. La forma más típica y antigua es la de argolla. En las más pretéritas de hierro generalmente unida a una cabeza de bronce. Se golpeaba con ellas sobre una cabeza de clavo bastante gruesa. Servían además como tiradores.
De paseos matutinos por el casco antiguo de nuestra capital, y buscando con ahínco vestigios que queden, aunque sean del siglo pasado, encuentro algunas aldabas, picaportes, aldabones o los llamadores que enriquecen estos espacios con sus bellas formas y formatos.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Fondos Europeos
Contenido ofrecido por Ertico