La Legión marcha hacia la guerra no tripulada
El Tercio Don Juan de Austria es una de las unidades más avanzadas del Ejército español en la incorporación de drones y sistemas tecnológicos de vanguardia como la nube táctica de combate
Dos años de adiestramiento legionario del ejército ucraniano en Almería

En lo alto de una de las colinas de espartales y arenisca de Sierra Alhamilla, en el corazón del campo de maniobras Álvarez de Sotomayor de Viator, operadores de drones ejecutan con esmero y precisión misiones de reconocimiento y apoyo a una veintena de legionarios que realizan un ejercicio de asalto a posiciones defensivas. Con fuego real de infantería (ametralladoras ligeras, fusiles y un lanzacohetes C90), la incursión forma parte de un curso dirigido a mandos de la VIII Bandera Colón del Tercio Don Juan de Austria 3º de la Legión en el que han integrado las capacidades de la guerra aérea no tripulada, un recurso tecnológico que está cada vez más presente en el exigente adiestramiento de la Brigada Experimental del ejército español del futuro (Fuerza 2035).
La unidad de apertura limpia los pozos de tiro con el respaldo de un dron guía de observación y ante la más mínima resistencia se activa otro de visión en primera persona (FPV: First-person view) que realiza un ataque con explosivos sobre el enemigo como los que tienen lugar a diario en Ucrania donde se han convertido en un elemento diferencial. El conflicto bélico de Europa del Este viene a confirmar la importancia estratégica y efectividad del dron en el campo de batalla. No es nada nuevo, los legionarios ya usaban aviones no tripulados hace casi veinte años. El teniente coronel Aguado recuerda que en los despliegues de Afganistán los empleaban para la observación y vigilancia de zonas montañosas en las que iban a proyectarse para así prevenir las emboscadas de los talibanes.
Pero entonces no tenían el desarrollo actual, ni el potencial ofensivo ni la capacidad operativa que tienen hoy con una revolución en el empleo de la información y de las máquinas hacia un combate multidominio y colaborativo que mejora la detección de amenazas, agiliza la toma de decisiones y aumenta la superioridad situacional. El DJI, uno de los drones civiles adaptados al propósito militar, facilita en tiempo real imágenes y coordenadas de la vaguada en la que se despliegan los legionarios a las órdenes del capitán Montilla y permite cartografiar los objetivos y riesgos antes de la acometida. A unos dos kilómetros de la refriega se encuentra el equipo de operadores que espera la luz verde para el ataque aéreo. Una vez autorizado, tendrán poco más de cinco minutos para alcanzar y abatir al enemigo, lo que dura la batería en un viaje solo de ida.
El sargento Fernando Domínguez controla este vuelo letal contra la posición enemiga. Aunque no forma parte del actual equipo de operadores de la VIII Bandera, punta de lanza de la Legión en la dronificación de sus unidades con la certificación de 40 pilotos y una célula de inteligencia propia que articula la nube táctica de combate, es todo un referente en la Brigada con casi una década de trayectoria en el arte de volar estos dispositivos, con una maestría y pericia únicas, además de sus habilidades de ingeniería y electromecánica que le han permitido construir pieza a pieza desde cero casi una treintena de drones a los que dota de una radiofrecuencia y software exclusivos para que no sean reconocibles por otros sistemas.
Además de ser un apasionado en la adquisición de componentes y su montaje, Domínguez también contribuyó desdel el control remoto al adiestramiento de los soldados ucranianos desplazados a Viator en el marco de la misión europea de asistencia militar en una disciplina en la que hoy son el ejército más aventajado. Y durante la última visita de la ministra de Defensa, Margarita Robles, sorprendió a todos con un vuelo acrobático a velocidades de vértigo, además de la exquisita precisión para introducirlos en los rincones más insospechados. Es un especialista en planeos rasantes y llega a alcanzar 160 kilómetros por hora. Con las gafas digitales y el mando controlador del FPV completa la misión en un par de minutos bajo la supervisión de un analista de ciberinteligencia que se encarga de la nube táctica y del servidor securizado en el que operan sin interferencias externas.
Sobre el árido terreno, más cerca de la incursión legionaria, los soldados Fernández y Remo articulan el soporte de un dron DJI que han modificado de forma artesanal para que transporte explosivo, una granada de instrucción - hecha de plástico porque el adiestramiento de UAV no se hace con fuego real- y sobrevuelan la franja indicada hasta situarse encima del punto marcado en las coordenadas para ser destruido. Aunque el Ejército de Tierra viene ha venido aumentando la asignación presupuestaria desde la pandemia para un despliegue masivo de aeronaves no tripuladas en todas las estructuras, la Legión lleva años de adelanto porque en sus filas hay auténticos ‘manitas’ que saben fabricar y manipular estos drones hasta tal punto que con una impresora 3D han llegado a crear todo tipo de piezas del chasis, hélice, cargas y hasta los ganchos de recuperación.
Todas las unidades de la Brigada Rey Alfonso XIII de la Legión han integrado los drones en sus rutinas y operativas a nivel táctico, pero las banderas VII y VIII (Valenzuela y Colón) han ido un paso más allá y están capacitadas para emplearlos en ataques. En la base de Viator disponen de drones FPV y DJI y aviones no tripulados Orbiter, Raven y Black Hornet. La VIII Bandera Colón, la que más ha trabajado en el adiestramiento de los ucranianos, cuenta con equipo específico de pilotos, todos con la máxima certificación civil, y están presentes en todos los ejercicios. Dos de sus integrantes acaban de regresar de Madrid tras participar en un curso de enjambre de drones y desde hace tiempo su personal se viene especializando en los nuevos avances tecnológicos y sistemas de ciberdefensa que caracterizarán al combatiente del futuro en guerras que serán más de inteligencia que de fuerza.
Una nube táctica para volar drones sin interferencias
La nube táctica será una parte esencial de cualquier futuro sistema de combate, una red de información descentralizada y resistente a la cibernética en dominios aéreos, terrestres, marítimos y cibernéticos que utiliza las tecnologías basadas en la nube para conectar todos los nodos (usuarios) de la red (unidades, plataformas, centros de mando...) en todos los dominios para que fluya la información en tiempo real y sin interferencias externas. La Legión cuenta con una nube táctica y un servidor securizado cuando opera con drones. Uno de los analistas de ciberdefensa del Tercio don Juan de Austria explica que "sería, en términos generales y simplificándolo mucho, como si hubiera muchos routers en el campo de batalla y todos se comunicaran entre sí a través de una red privada, impidiendo que guerra electrónica interfiera en la señal y manteniendo conectividad con el sistema de mando y control". La VIII Bandera es la única unidad que tiene una nube táctica en funcionamiento para volar drones de forma segura y la ha integrado en sus rutinas.
La Brigada Experimental 2035 no sólo permite testar en Almería nuevas armas, cascos y vehículos de combate como el VCR 8x8, también se ha convertido en el banco de pruebas más exigente de sistemas de guerra cuántica y electrónica en la que no pueden faltar los aviones no tripulados, ni la robótica ni la inteligencia artificial. Los ensayos son permanentes y abarcan todos los ámbitos y situaciones, en todos los niveles desde los pelotones sobre el terreno hasta el cuartel general. Hace tan sólo unos días probaron cámaras térmicas de los UAV en ejercicios de rastreo y ocultación y semanas atrás emplearon el Raven en una instrucción que conjugaba drones tácticos y terminales satélite para gestionar información en tiempo real y optimizar el ciclo de decisión desde el puesto de mando.
En otra maniobra reciente de asalto de posiciones defensivas en el centro nacional de adiestramiento de Chinchilla, la VIII Bandera, que en enero cumplirá cien años, integró drones y armas convencionales de infantería para conocer todas las posibilidades que ofrecen a nivel táctico desde misiones iniciales de reconocimiento guiado para fuego de artillería hasta otros propósitos de carácter ofensivo como lanzar proyectiles de mortero o incluso atacar con drones suicidas como los que están resultando letales en el conflicto ucraniano, equipados con cargas explosivas que actúan como munición guiada. Al igual que en el campo de maniobras de Viator, los operadores de los UAV en el CENAD, desde una posición protegida, comprobaron la eficacia de estas innovaciones que definirán a la Brigada 2035 para obtener una clara ventaja táctica en el campo de batalla al localizar al enemigo antes de entrar en contacto.
Una fuerza legionaria moderna, cohesionada e innovadora para el combate multidominio y colaborativo que ha normalizado el uso de los drones e incorporará, sin lugar a dudas, las tecnologías más disruptivas del momento y las evoluciones del escenario bélico para seguir siendo punta de lanza del Ejército de Tierra. Un proceso de transformación digital táctica que ya se aplica tanto a la vigilancia y reconocimiento como a la faceta ofensiva sin olvidar la necesidad de seguir mejorando las capacidades para detectar y repeler de la forma más rápida y efectiva las amenazas de aeronaves de control remoto enemigo a las unidades sobre el terreno, las bases o infraestructuras estratégicas. El Grupo de Artillería ya ha probado con éxito el Cervus III, un moderno sistema de protección que incorpora la inteligencia artificial a la hora de identificar y neutralizar drones de pequeño y mediano tamaño en un ratio de hasta diez kilómetros. La Legión marcha, y será el cuerpo más veloz y resistente, hacia la guerra no tripulada.
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