El ladrón de identidades: educado y seductor, embaucador y adicto a los juegos y apuestas
El estafador más activo del país
Robó más de medio millar de DNI de terceras personas para abrir 313 cuentas bancarias y 37 líneas de teléfono, alojarse en hoteles, alquilar coches y apropiarse de casi 150.000 euros de 308 préstamos
Eran poco más de las doce del mediodía del jueves 19 de mayo del pasado año cuando se completaba la detención en el hospital Rafael Méndez de Lorca de uno de los estafadores más activos del país. Ese día operaban a su madre y bajó la guardia. Se olvidó de sortear el estrecho seguimiento que le venía haciendo desde hacía medio año el grupo sexto de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Almería, el especializado en Ciberdelincuencia. Una jugada maestra que se activó horas antes en la Comisaría, a 134 kilómetros del escenario del arresto, ante la sospecha de un desplazamiento inminente al descubrir que recientemente había iniciado una relación con una mujer de Águilas. Le pusieron los grilletes y se desmoronó, consciente que su legado delictivo había salpicado a decenas de víctimas, pero bastante desconcertado porque no esperaba ser cazado después de un año escondiéndose y esquivando una orden de búsqueda y captura.
Fue el único error de un ladrón de identidades que se había convertido en el hombre invisible para todos, imposible de localizar porque llevaba mucho tiempo sin domicilio fijo, alternando las casas de las mujeres que había seducido a través de aplicaciones de citas con noches en las que durmió en el coche y en pensiones y hoteles de todo el país en los que empleaba la documentación sustraída a terceras personas. Natural de Totana, pero con afectados por toda la geografía española y en los últimos meses de manera más intensa en la provincia de Almería, este estafador de primer nivel llegó a manejar 576 DNI que iba presentando en alojamientos, entidades financieras, concesionarios y todo tipo de establecimientos tras un ligero retoque fotográfico. Una misma cara para medio millar de nombres. Los agentes de Policía Nacional le intervinieron láminas de papel satinado y herramientas digitales para fabricar y rehacer documentos oficiales a partir de los originales.
Empleaba todo tipo de artimañas para conseguir todo tipo de credenciales personales, incluyendo nóminas y otras comunicaciones de la Seguridad Social, con las que realizar la contratación fraudulenta de 37 líneas telefónicas (231 tarjetas SIM), abrir 313 cuentas bancarias y 31 tarjetas de crédito y conseguir más de 300 préstamos bancarios por importe de casi 150.000 euros. Una vez abiertas las cartillas en las entidades financieras, solicitaba microcréditos al consumo con la documentación de otras personas que se encontraban después con una deuda que no habían contraído y miles de inconvenientes para compensarla. El ladrón de identidades llegó a cursar más de 750, pero la mayoría fueron frustrados a tiempo por la Policía Nacional que lo puso a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Lorca en funciones de guardia que decretó su ingreso en prisión.
Un año en prisión a la espera de juicio
Un año después continúa entre rejas a la espera de que finalice una compleja instrucción judicial, pendiente de la petición de Fiscalía y de la incorporación de posibles perjudicados de todo el país (particulares, empresas, bancos...) que se están incorporando a una causa múltiple que ha asumido el Juzgado de Instrucción número 2 de Almería y que lo sentará en el banquillo de los acusados por los delitos de estafa continuada, usurpación de estado civil y falsedad documental. No será, ni mucho menos, su primer juicio. Ya fue condenado por otras estafas menores, inferiores a 50.000 euros, que logró compensar con ayuda de su familia y sin pisar la cárcel. En una de sus primeras empresas ya robó el DNI de trabajadores y lo acabaron echando. Lo achacó a su severa adicción a las apuestas y juegos de azar y la justicia favoreció su rehabilitación con un programa de rehabilitación de su ludopatía.
La investigación comenzó a casi 900 kilómetros de Almería. Una de sus primeras víctimas fue una mujer de León a la que usurpó su identidad para contratar líneas telefónicas. Las primeras pesquisas, siguiendo las movimientos financieros asociados y otros indicios de internet, se centraliza la operación en el sureste español. El análisis de metadatos de transacciones permite relacionarlo con 18 cuentas bancarias y números de teléfono. Entonces empiezan a aparecer denuncias similares de personas a las que habían sustraído su documentación para acceder a todo tipo de bienes como móviles de alta gama y coches. El modus operandi era el mismo, pero no había ni rastro del estafador al no tener residencia conocida. Los testimonios de los denunciantes permiten trazar un perfil. Era una persona educada y culta, bien vestida, seductor con las mujeres y embaucador con cualquiera que se cruzara en su camino.
Presidente de un club de fútbol y asociación senderista
A través de las aplicaciones online enamoró a varias mujeres que acabaron siendo víctimas de sus fraudes y artimañas. Con todo tipo de argumentos las convencía para irse a vivir a su casa, dentro de su estatus itinerante, hasta que accedía a su documentación e incluso la de sus familiares. Le ocurrió a una exnovia de Huércal de Almería, que declaró en calidad de testigo, a la que llegó a sustraerle el DNI y otras credenciales de sus padres y exmarido. Mentía sobre sus estudios, profesión y vida en general. A veces tenía depresión, otras le había dejado la novia y en ocasiones necesitaba respaldo para un proyecto empresarial. Por las mañanas se levantaba bien temprano para irse a un supuesto trabajo que nunca existió. Se vestía, cogía el portátil y se pasaba las horas muertas en cualquier cafetería para volver al mediodía después de una falsa jornada laboral.
Para conseguir la documentación personal, además de la que robaba a exnovias y cualquier conocido, empleaba todos los recursos telemáticos a su alcance. En sus largas mañanas de cafetería colgaba anuncios de compraventas para que se los facilitaran y se inventaba cualquier otro medio que fuera necesario para seguir usurpando identidades. Decía ser el presidente de un club de fútbol que requería dinero y DNI para poder inscribir a los niños y federarlos y también se convirtió en el presidente de una asociación de senderismo que no realizó ni una sola salida. En el mundo actual de Internet todo es posible y las víctimas pueden caer desde cualquier rincón del país. Compraba vehículos de segunda mano a nombre de otras personas y los podía vender en cuatro sitios a la vez e incluso en casas de empeño y se llevaba el dinero del concesionario sin dejar el coche. Un estafador de los que pasarán a la historia, posiblemente el más sobresaliente de los que ha tenido Almería.
Modificar nóminas y datos de la Seguridad Social
Llegó a modificar nóminas y datos de la Seguridad Social como hizo con los de un vecino de Melilla al que le consta un préstamo que nunca pidió. Son decenas de dobles víctimas por la usurpación de la identidad y una deuda generada por la que acaban en una lista de morosos o incluso se pueden enfrentar a penas de cárcel. Una vez conscientes del delito que han sufrido se inicia un auténtico quebradero de cabeza. Tienen que pagar a abogados y esperar a la sentencia de los Juzgados de lo Penal para presentarla en lo Civil y exigir la compensación de las cantidades que les reclaman (concesionarios, préstamos bancarios, perjuicio patrimonial...).
Enviaba y recibía dinero de sus parejas, a través de las cuentas y de la plataforma 'Bizum', pero ni el seguimiento del flujo de las transacciones ni la vigilancia de los domicilios dieron resultado. La investigación policial seguía, sin perder de vista a los padres en Totana ni a las personas con las que tenía cualquier interacción. No existe una sistema centralizado de delitos de ciberdelincuencia, lo que complicaba aún más la asociación de sus actividades delictivas para seguirle los pasos. Iba acumulando denuncias y delitos sin arriesgar demasiado y su adicción a las apuestas no logró que forzara situaciones de gastarlo todo y buscar más debilitando su modus operandi. El señuelo policial de los hoteles de la zona, pendientes de que se registrara alguna de sus identidades más habituales, tampoco funcionó. Saltó la alerta en uno de Murcia pero cuando llegaron era demasiado tarde.
Seis meses detrás de las pistas, persiguiendo a un fantasma, hasta que los resignados agentes del grupo sexto se pusieron creativos y vincularon una posible relación que acababa de iniciar con una nueva pareja de Águilas con un hipotético desplazamiento al hospital de Lorca en el que intervenían a su madre. No opuso resistencia. El estafador fue estafado y achacó su largo historial de delitos a su ludopatía. La Policía Nacional acertó de lleno y el ladrón de identidades cometió el único error que lo llevará ante el juez en breve. Más de ocho meses fueron necesarios para analizar toda la documentación y material intervenido de sus fechorías y ahora la instrucción ha entrado en su fase final, después del ofrecimiento de acciones a todos los posibles perjudicados, pendiente de si la Fiscalía requiere más pruebas, para decidir si se dicta el auto de transformación en procedimiento abreviado en el que ya se pedirá a las partes que presenten sus escritos de acusación y defensa.
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