Juan Cristóbal. El Donatello almeriense
Almerienses ilustres
Su producción escultórica fue inmensa y Almería dispone de dos ejemplos
Como en tantas ocasiones, y en varias que ya hemos visto en esta relación de almerienses ilustres, la emigración desde la temprana infancia de los que posteriormente han sido grandes talentos, ha constituido una circunstancia común, acusación evidente de que la falta de recursos económicos y de centros adecuados de formación en nuestra provincia han supuesto hasta hace bien poco un grave inconveniente para el desarrollo local de capacidades innatas de muchos almerienses. Juan Cristóbal, un oriundo de nuestra provincia, que ha sido adoptado como granadino por culpa de una sociedad almeriense, en gran parte culturalmente indolente, como demuestra el caso que yo mismo he experimentado cuando al solicitar cierta información en su pueblo no he obtenido respuesta
A la edad de diez años, el niño Juan González Quesada, que más tarde adaptaría el de Cristóbal como segundo nombre en homenaje a su abuelo, marchó a vivir con su tía en Granada al emigrar su padre a la Argentina. En esta ciudad entra a trabajar como botones en Círculo Artístico al tiempo que inicia sus estudios como discípulo en el taller del escultor Nicolás Prados. En esa ciudad trabó amistad con los intelectuales de la época: Falla, Lorca, Gallego Burín y otros; pero la ciudad le parece corta para sus aspiraciones y en 1914 se traslada a Madrid becado por el Ayuntamiento de su pueblo e ingresa en el estudio de Benlliure, completando su formación en el Museo del Prado realizando copias de los escultores clásicos y del Renacimiento, especialmente de Donatello, su artista preferido.
Ya muy pronto en 1917 empieza a recibir encargos monumentales como el que hizo en homenaje a Ganivet instalado en los jardines de la Alhambra y que fue motivo de agria polémica, y aunque a partir de 1920 realiza numerosas exposiciones y recibe premios de diversas instituciones, su época de mayor proyección son los años treinta al cincuenta, cuando su obra abarca desde grandes grupos escultóricos como el monumento a Romero de Torres en Córdoba o la restauración del monumento a Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid, destruido por las hordas revolucionarias, por poner sólo dos ejemplos, hasta innumerables retratos realizados tanto en broce como en mármol (Falla, Juan Belmonte, Ramón y Cajal, Menéndez Pidal y otros muchos), así como gran número de imágenes religiosas en talla de madera. Porque Juan Cristóbal utilizó todo tipo de materiales: mármol, bronce, granito, escayola, porcelana, madera y barro.
Su producción escultórica fue inmensa y en Almería disponemos de dos ejemplos, el busto de Navarro Rodrigo que rescatado por Antonio Sevillano se conserva en el museo Doña Pakita y copia en el Parque Nicolas Salmerón, y el que realizó en homenaje a su ilustre paisano y mártir, obispo Diego Ventaja que se exhibe en su pueblo natal. Pero sin duda la obra más famosa que salió de las manos de nuestro escultor fue el grupo ecuestre del Cid Campeador ubicado en la plaza Mio Cid de la ciudad de Burgos que fue inaugurado en 1955 con la presencia del jefe del estado Francisco Franco. En la escultura se presenta al Cid cruzando el rio Arlanzón rumbo al destierro a lomos de su caballo Babieca y blandiendo la espada Tizona señalando hacia Valencia. Fundida en bronce tiene una altura de cuatro metros sobre un pedestal de granito de cinco metros de altura.
La obra de juan Cristóbal ha sido objeto de números estudios con una crítica siempre favorable por su estilo lleno de vitalidad, fortaleza y refinamiento renacentista del que no se desvió a lo largo de su trayectoria. A Ramón Pérez de Ayala le parecía un artista florentino, y Fernández Almagro lo considera el Donatello “granadino” (sic). Gallego Morell dijo de él que “cuando se haga una historia de la escultura española tendrá que colocar la obra de Juan Cristóbal como la mejor expresión de nuestro tiempo”. En Almería sólo conozco una reseña de Ideal de hace bastantes años y, eso sí, una magnífica y amplia introducción a su vida y su obra del P.Tapia.
Destacan entre sus biógrafos M Pérez Ferrero que lo describe física y psicológicamente como “menudo, parecía de acero templado, hombre simpático y abierto a la cordialidad”. F. Chueca Goitia que publicó en 1975 su biografía, dice que vivió siempre en olor de amistad y Zuloaga le adoraba y visitaba frecuentemente su taller acompañado de numerosos amigos.
A tan reconocido artista no han faltado homenajes en todo tiempo después de su muerte tanto como en vida. Por citar algunos ejemplos, en 1961 el Ayuntamiento de Ohanes le nombró hijo predilecto; en 2001 el Ayuntamiento de Cadalso de los Vidrios donde vivió mucho tiempo le honró del mismo modo, el mismo honor que le tributó el Ayutamiento de Almería. En 2002 La Academia de Bellas Artes de Granada creó la Medalla de Escultura “Juan Cristóbal”. En 2014 El patronato de la Alhambra organizó una magna exposición con más de sesenta de sus obras, la más extensa de las más de 20 ciudades españolas que le han rendido homenaje. En Almería ninguna. En 2019, el Ayuntamiento de Madrid colocó una placa conmemorativa en la casa donde vivió. En Almería se habló en 2008 de realizar una magna exposición de su obra que no se llevó a cabo, según dicen, por falta de recursos. Realmente de pena. Estamos a la espera de que algún día haya suficientes “recursos” para una exposición que exige el prestigio de Juan Cristóbal.
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