El "infierno" de Francisco en el hospital de Huércal-Overa: horas de espera con una hemorragia interna

Salud

Francisco P.M. estuvo unas siete horas en urgencias esperando sin que le detectasen una hemorragia interna tras una operación de próstata, mientras que el urólogo de guardia se negó a ir hasta tres veces

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Reclamaciones interpuestas por Francisco Javier Parra en el Hospital de la Inmaculada.
Reclamaciones interpuestas por Francisco Javier Parra en el Hospital de la Inmaculada. / Víctor Visiedo

"El terror de acudir a un hospital como el de La Inmaculada en Huércal-Overa". Así, con esa frase tan contundente comenzaba Francisco Javier Parra el relato de las horas más difíciles en la vida de su padre, Francisco. Lo ha publicado a través de las redes sociales para que, según dice, "nadie más, ni pacientes ni familiares, tengan que pasar por este infierno en la tierra debido a una serie de malas praxis médicas".

A su padre, Francisco P.M., de 57 años, le detectaron un tamaño anormal de la próstata en una revisión y llevaba año y medio a la espera de una operación (todo esto según la versión del denunciante, pues el Servicio Andaluz de Salud no nos ha proporcionado información detallada del caso). Finalmente el 30 de septiembre lo operaron en el Hospital de La Inmaculada en Huércal-Overa. "Le extirparon 120 gramos de próstata mediante cirugía abierta, ya que debido al tamaño no se podía hacer mediante una incisión transuretral.

"La operación, en principio, se supone que había salido bien y a los cuatro días le dieron de alta y lo enviaron a casa con una sonda y heparina de 40 mg, además de analgésicos para el dolor", cuenta su hijo. Pero dos días después comenzaron las complicaciones. "Mi padre tenía muy inflamada y caliente la pierna derecha y decía que le dolía mucho la zona abdominal". Lo llevaron a Urgencias del Hospital de Huércal-Overa sobre las 12:00 de ese día 6 de octubre, según consta en la reclamación interpuesta ante el SAS.

Allí vivieron lo que califica como un infierno. Cuenta que lo primero que le hicieron fue una ecografía y comprobaron que tenía un trombo a la altura de la ingle. "A pesar del fuerte dolor abdominal no le hicieron ninguna otra prueba y le pusieron heparina de 100 mg (un anticoagulante), la más fuerte que hay", relata el hijo de Francisco.

"Pasaron unas seis horas y seguía en la sala de espera, sin que bajase a verlo el cirujano de guardia. Mi padre cada vez estaba peor: apenas podía hablar y tenía un color amarillento verdoso", explica Francisco Javier Parra. En ese momento, desesperado por ver a su padre así en una camilla, decidió poner una reclamación en la oficina del usuario. "Tras eso, al poco vino el cirujano, lo ingresaron en planta, le palparon el abdomen y vio que era necesario hacerle un TAC con contraste de urgencia". Habían pasado unas siete horas desde el ingreso en Urgencias.

Una hemorragia interna agravada por la heparina

El resultado de ese TAC fue que Francisco tenía una hemorragia interna, algo que podría haber agravado la administración de heparina horas antes. "Le pregunté al cirujano qué iban a hacer y me dijo que él no era responsable de eso, que era el urólogo, que se encontraba de guardia localizada —es decir, que debe estar disponible al teléfono móvil y, en su caso, poder desplazarse al centro de trabajo si se considera conveniente—". El urólogo les dijo que no era necesario que fuese al hospital y que al día siguiente vería al paciente, según consta en la reclamación interpuesta contra él.

Siguieron pasando las horas y el estado de Francisco cada vez era peor. "No me daban ninguna solución ni querían llamar de nuevo al urólogo para que se personase en el hospital", explica Francisco Javier. Asegura que el urólogo se negó a acudir hasta en tres ocasiones y denuncia que "eso lo han omitido del informe médico que me han entregado". Tuvieron que hablar con la médico jefa de servicio en Urgencias y llegaron a pedir el traslado a otro hospital. "Ya tuve que informarles de que soy abogado y que iba a ir a poner una denuncia en el Juzgado de Guardia".

Finalmente el urólogo se desplaza hasta el Hospital de la Inmaculada (eran entre las 11 y las 12 de la noche, aproximadamente) donde examinó al paciente y comunicó a la familia que había que operarlo de urgencia porque "estaba muy grave y sería una intervención a vida o muerte", según dice su hijo a Diario de Almería. Fueron momentos duros: "Mi padre parecía un muerto en un velatorio; lo único que pudo decirnos es «Estoy viendo mi muerte», mirándonos a todos", cuenta su hijo con la voz entrecortada.

La operación duró una hora u hora y media pero para Francisco Javier se hizo eterna. "Afortunadamente salió bien y directamente pasó a la UCI sedado e intubado". Al día siguiente pidió la historia clínica de su padre y descubrió que cuando entró en la UCI tuvo un fallo renal muy grave, "pero nadie nos dijo nada". Pero ahí no acabaron las complicaciones. Dos días después lo pasaron a planta "porque había una paciente infeccioso y era mejor salir de la UCI" y allí comenzó a tener muchos vómitos y "un hipo terrible durante 48 horas seguidas". Fue entonces cuando Francisco le dijo a su hijo que lo sacasen de ese hospital porque "veía que lo estaban dejando a su suerte".

Una prueba de rayos X mostró que el paciente tenía el intestino delgado paralizado, así que le pusieron una sonda gasogástrica. "Tuvo riesgo de habérsele roto el intestino", asegura. Fue entonces cuando Francisco Javier movió cielo y tierra, según cuenta a este periódico, para hablar con la dirección del Hospital de Huércal-Overa y conseguir finalmente el traslado al Hospital de Torrecárdenas. "No querían hacerlo porque decían que no había un motivo; es un hospital comarcal donde todos se conocen y apesta a corporativismo", dice el denunciante.

Así, el día 11 de octubre, el pasado viernes, fue trasladado hasta el Hospital Universitario de Torrecárdenas, donde sigue siendo tratado, en un estado de salud aún complejo, aunque su hijo reconoce que el trato de los profesionales sanitarios es mucho mejor.

Salud niega esta versión

Durante su estancia en el Hospital de la Inmaculada, Francisco Javier Parra interpuso tres reclamaciones: ante el cirujano, el urólogo y un segundo urólogo. Pero asegura que no se va a quedar ahí y que en cuanto su padre se recupere denunciará al Servicio Andaluz de Salud. "No quiero dinero, sino que se depuren las responsabilidades", dice.

Por su parte, la Delegación de Salud ha comunicado a Diario de Almería que están estudiando el caso pero que, en todo caso, "lo que publicaron en redes sociales no se corresponde con la realidad". Asimismo, emplazan a un futuro para "dar más información cuando tengamos más detalles, dentro de lo que permita la Ley de protección de datos".

Francisco Javier Parra, como hijo del paciente y abogado, está dispuesto a llegar hasta al final aunque asegura que será una pelea dura: "Sé la fuerza que tiene contra quien voy a luchar: el SAS".

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