“He visto y veo todo el teatro que se cruza por mi vida”
Protagonista
Manuel Carmona: "El teatro ha sido y es la pasión de mi vida y lo que siento ahora es que con una edad y con lo caro que está todo ya he tenido que iniciar una especie de 'jubilación'
El amor verdadero no entiende de género ni de edad

Su rostro y presencia es de las más buscadas (como si fuese un talismán) por los actores y actrices en el patio de butacas de los teatros españoles, no en vano este enamorado del teatro que se dedicó a la enseñanza (lengua y literatura) lleva desde su adolescencia disfrutando, viendo y conociendo personalmente a generaciones de artistas. En todos estos años ha viajado mucho y ha contemplado miles de obras, lo que le ha permitido entablar amistad con los mejores profesionales del momento: Concha Velasco, María Jesús Valdés,... Tanta es su pasión que, hasta no hace mucho, no se perdía ninguno de los estrenos en Madrid. Incluso un año que anotó las funciones pudo contabilizar unas ciento cincuenta, lo que fue una referencia para pensar en que pueden haber sido, tanto en Madrid como en toda España, unas cinco mil las funciones presenciadas durante más de cinco décadas. Sin duda su buen criterio es sobradamente conocido en este mundo, tanto es así que entre el gremio dicen que cuando Manuel Carmona (al que todos conocen por sus dos apodos: "el Inquilino de la Primera Fila" y "el Hombre que Viene de Lejos") repite una función, es porque es buena. Pese a la influencia que pueda ejercer su opinión, Manuel José Carmona Arcos (Almería, 1950) se considera un hombre modesto que vive el teatro con mucha intensidad y eso es lo que hará en Roquetas de Mar el próximo sábado 15 de febrero, donde asistirá como espectador a la obra de teatro Inmaduros de Daniel Cúparo y Juan Vera, una comedia protagonizada por caras conocidas del teatro y la televisión como Carlos Sobera y Lara Dibildos. En esta entrevista, el trato es de tú a tú, por la confianza y la amistad que nos une de hace mucho tiempo. La realizamos en su casa, en su atalaya frente al mar de Aguadulce, sentados en su sofá y rodeados de cientos de fotos enmarcadas en las que él posa junto a artistas y actores famosos. Quien le conoce sabe que es una persona con una sonrisa permanente, cuyo entusiasmo y pasión por el teatro contagia a todos los que le rodean.
R. G. F.: ¿Cómo fue Manuel Carmona de niño? ¿Y qué recuerdo especial tienes de tu abuelo, Manuel Arcos, la persona que te aficionó desde muy pequeño al teatro?
Manuel: Un niño nacido y criado en la Puerta de Purchena que vivía el bullicio de la ciudad desde su balcón frente al mítico hotel La Perla y que salía de allí para ir al colegio de las Jesuitinas, y de la mano de su abuelo volvía a salir para acompañarle al Teatro Cervantes y al kiosco de la música, lamentablemente desaparecido. Las zarzuelas y espectáculos de copla iniciaron en él la afición a los escenarios, y las marionetas que veía en la plaza de San Pedro todos los años introdujeron el veneno y la pasión por el teatro. Y hasta hoy.
R. G. F.: Ahora. ¿Cuál es tu recuerdo de Carmen Marín, antigua profesora tuya en magisterio?
Manuel: Doña Carmen, profesora excepcional de literatura en la Escuela de Magisterio y amante del teatro, fundó un grupo en el que se hicieron cosas de muchísimo nivel llegando a actuar hasta en el tercer recinto de la Alcazaba. Me emociona recordar a Doña Carmen porque ella fue la que me inculcó el amor por el teatro. Para mí, junto con Don José María Artero, la persona que más influyó en mi formación.
R. G. F.: En 1967 viajaste a Madrid para ver tu primera obra teatral fuera de Almería. Allí conociste a Concha Velasco que actuó en esa obra y con ella nació una gran amistad que se mantuvo viva hasta su fallecimiento en 2023. ¿Cómo comenzó todo? ¿Cómo y dónde fueron los siguientes encuentros? ¿Y cómo describirías vuestra amistad?
Manuel: He conocido y tratado a cientos de actores y actrices, necesitaría horas para relatar anécdotas y vivencias con ellos. Pero Concha Velasco, al igual que María Jesús Valdés, han dejado en mí una huella imborrable. Me puedo preciar de haber visto todo lo que ellas llevaron a escena. Los ratos compartidos con ellas antes y después de cada función y nuestras conversaciones yo creo que llenarían un libro. Querer relatar el contacto con ellas dos durante tantísimos años y tantísimas ocasiones en las que nos hemos visto nos obligaría a extender esta entrevista muchísimo. Ambas fueron un flechazo desde el minuto cero. Con 17 años me presenté una noche en el Teatro de la Comedia para ver mi primera función en Madrid: Una chica en mi sopa, donde Conchita Velasco era la protagonista junto con Guillermo Marín. Al terminar la función la esperé en la puerta de actores. En la calle del Príncipe y con el temblor de piernas que puedas imaginar charlé unos momentos con ella y le hablé y le conté que venía de Almería expresamente. Desde ese día el saludo y la conversación se repitió en todas y cada una de las funciones que hizo Concha. El fruto: una sincera y enorme amistad y confianza. Ya en los camerinos con los años tuve ratos de confidencias con ella que por discreción nunca he comentado y que nos unieron aún más. Manuel (su hijo) y yo estuvimos muy en contacto cuando la enfermedad de Concha. Con Valdés sucedió igual, pero nuestra relación trascendió de los teatros y los dos salíamos por Madrid y asistíamos a funciones de teatro juntos. Entre otras aventuras.
R. G. F.: ¿Y cómo es tu relación de amistad con Isabel Prinz (actriz con la que acabas de hablar hace tan sólo 5 minutos por teléfono, antes de iniciar esta entrevista)?
Manuel: Isabel Prinz, muy querida en Madrid porque lo fue todo en Telemadrid. Entablamos una hermosa amistad que ha dado como fruto el poder disfrutar de su compañía cuando me acerco a la capital... y ahora, que no me prodigo tanto en largas conversaciones telefónicas, nos convertimos en dos apasionados críticos que se ponen al día de lo que se va estrenando.
R. G. F.: Veo que has conocido a muchos profesionales del teatro, tanto dentro como detrás del escenario.
Manuel: Los más grandes los actores de reparto, muchas veces tan buenos o más que los que estaban en la cabecera del cartel. He conocido y tratado a dramaturgos, directores, escenógrafos (la escenografía me apasiona), técnicos, taquilleros y jefes de sala. Y he recibido en casa libretos para opinar si le iban acorde o no a los actores que me los enviaban. Además, he leído funciones para comentar luego mi opinión con dramaturgos y directores antes de llevarlas a escena. Sólo me ha faltado actuar, nunca quise. Una frase mía, que todos conocen, es que "yo siempre en la sombra”.
R. G. F.: ¿Qué premio tienes colgado ahí en la pared (señalo uno de los cuadros de la entrada de su casa)?
Manuel: El teatro aficionado en Almería, al que siempre tuve algo abandonado, algo de lo que ahora me arrepiento mucho, es el que hoy en día me produce las satisfacciones más grandes. FEALTA, la Federación Almeriense de Teatro Aficionado, hace una labor magnífica. Ellos el 27 de marzo de 2023 en el Teatro Cervantes me concedieron por sorpresa un reconocimiento por toda una vida dedicada al teatro. En las palabras que pronuncié les prometí dedicar mucho tiempo a ver sus trabajos y lo estoy cumpliendo con mucho interés, siempre desde mi butaca en primera fila.
R. G. F.: ¿Qué tipos de obras de teatro te gustan? ¿Qué hábitos y manías tienes?
Manuel: He visto y veo todo el teatro que se cruza por mi vida. El hecho de subir un telón y pisar unas tablas ya tiene para mí el mayor reconocimiento. ¿Hábitos y manías?: llegar con mucha antelación al teatro, visitar camerinos, charlar mucho con todos y sentarme en mi primera fila para no perderme el más mínimo detalle. Después de la función el abrazo inmediato al cierre del telón, muchas veces sin poder articular palabra por la emoción y las lágrimas y luego la fotografía que inmortalice el momento (tengo cientos y cientos de ellas), y todos los comentarios que con sinceridad me gusta hacer pero siempre en privado, en un tú a tú, quizás la más grande de mis manías.
R. G. F.: Siempre te ha gustado la ópera y la zarzuela.
Manuel: Es verdad, intento ver todas las zarzuelas que puedo y normalmente en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Ahora estos días estrenan allí La corte de Faraón que intentaré ver. La ópera por desgracia es difícil verla fuera del Teatro Real y conseguir allí una entrada es todo un reto. Amo los musicales, no suelo perderme ninguno de los que estrenan en Madrid. El Rey León por ejemplo, ya lo he disfrutado cinco veces. Tengo que hacer aquí mención a la compañía almeriense AEDEA TEATRO que monta unos musicales magníficos que recomiendo.
R. G. F.: ¿Cuál es la mejor obra de teatro que has visto hasta el momento? ¿Y la peor? ¿Por qué?
Manuel: La mejor... serían varias. Pero por nombrar algunas: La piedra oscura de Alberto Conejero es la que más veces he visto, once veces; y Carta de amor de Fernando Arrabal le sigue con diez veces. Un monólogo que Valdés bordó (el mejor monólogo que he visto en mi vida). El teatro del Siglo de Oro donde no podría elegir solamente una y funciones de Buero Vallejo, Valle-Inclán, Alejandro Casona, Pérez Galdós y por encima de todo Federico García Lorca, siempre Federico y toda su obra dramática. La peor función yo creo que sería la única función en 57 años donde me dormí profundamente. No quiero dar datos pero en ella trabajaba una gran actriz, hoy en activo y muy buena, pero aquella obra... en el Teatro Marquina... (Se echa las manos a la cabeza).
R. G. F.: ¿Has perdido muchos billetes de tren o de avión por haberte quedado dormido? (Sonreímos).
Manuel: Cada viaje a Madrid que programaba era tan ilusionante que normalmente no pegaba ojo la noche anterior.
R. G. F.: ¿Qué me puedes decir sobre el tema de los recitales poético-musicales de los que fuiste pionero?
Manuel: En los años ochenta la Hermandad de la Virgen del Mar me pidió que montara estos recitales y la verdad es que fueron tan entrañables que yo quisiera montar otros próximamente.
R. G. F.: ¿Te imaginas tu vida sin el teatro?
Manuel: Rotundamente no. El teatro ha sido y es la pasión de mi vida y lo que siento ahora es que con una edad y con lo caro que está todo ya he tenido que iniciar una especie de “jubilación”.
R. G. F.: Según tu criterio, ¿cuál ha sido la mejor época de teatro en España?
Manuel: Todas las épocas tienen su importancia. Yo he vivido un teatro grandioso en los años 60 y 70 con actores y actrices míticos y luego con otras generaciones también muy buen teatro, Galiana, los Gutiérrez Caba y más adelante Carlos Hipólito y muchos más. He vivido la época de las pequeñas salas y de los microteatros. Ahora ya proliferan comedias de no mucha calidad que con actores que están en las series de televisión a la cabeza hacen giras con mucho éxito. No me olvido del género de la revista donde conocí y traté a Lina Morgan y a Esperanza Roy que han alegrado a tantísima gente con sus espectáculos. Claro que si tengo que elegir, para mí la mejor época nuestro Siglo de Oro.
R. G. F.: ¿Qué expectativas tienes de esta temporada del Teatro Cervantes de Almería? ¿Y de los otros teatros de la provincia?
Manuel: Lo que han hecho Curro Verdegay y Pepo Verdejo al levantar el Teatro Cervantes no tiene precio. Como almeriense que vivió en los años cincuenta y sesenta una época de esplendor y que vivió una decadencia incomprensible ver la vida que tiene nuestro principal coliseo considero que es impagable la labor de estos dos amigos. En los otros teatros de la provincia sé, porque los he visitado, que en muchos pueblos de nuestra provincia existen y funcionan muchos espacios escénicos y contamos con los auditorios de Almería, Roquetas de Mar y El Ejido que tienen cada temporada programaciones bastantes acertadas.
R. G. F.: Algo más que quieras decir.
Manuel: Quiero añadir mi agradecimiento por haberos acordado de este aficionado al teatro y despedirme con mi deseo y mi sueño: que el teatro no muera nunca (que no va a pasar), que los teatros se llenen y que las autoridades culturales lo tengan siempre presente, los subvencionen en condiciones y lo mimen. La vida es puro teatro, ¿o no?
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