Los guerreros de la limpieza

Aún es noche cerrada. Exactamente las 5:00 de la madrugada y los guerreros de la limpieza en las playas de Roquetas hacen su puesta en escena.

Son 20 hombres, todos ellos trabajadores del Servicio Municipal de Limpieza y Mantenimiento de Playas y, lo que es más importante, un grupo humano comprometido con una labor que marca la diferencia en la provincia y es que pocos litorales presentan unas condiciones de salubridad tan pulcras como las del roquetero.

Mientras aún todos duermen, hay un grupo de personas dedicado a poner a punto cada madrugada las playas. Un trabajo complicado, ya que en estos meses son miles las personas que disfrutan de ellas y, por poco, los restos y otros desperfectos que aquí se generan son muchos.

Los medios son buenos, pero la voluntad más. Emilio Gutiérrez, vecino del municipio y exfutbolista profesional, lleva ya 31 años al frente del buen funcionamiento de este operativo y dirigiendo cada uno de sus pasos durante cada jornada.

Seis tractores, tres camiones y una pala cargadora, dos barcos y tres hombres a pie de arena recogiendo cualquier objeto que la maquinaria no haya captado.

Los dos barcos comienzan su ruta a las 8:00 horas y peinan con una caja hidráulica que recoge desde botellas hasta algas, pasando por medusas cuando las hay, toda la orilla hasta las boyas y por tanto, toda la zona de los bañistas. Éstos se dividen los 14 kilómetros de litoral en dos. Mitad para cada uno. Uno sale desde el Puerto de Aguadulce y llega hasta Las Salinas, mientras que el segundo lo hace desde la Urba y hasta el mismo punto.

En este momento, el resto de operarios ya llevan varias horas recorriendo las extensas franjas de arena de las playas de Aguadulce, Las Salinas, Romanilla, Bajadilla, Urbanización de Roquetas de Mar y Playa Serena. Una vez a la semana, normalmente los miércoles, también se limpia la playa de Los Cerrillos del Paraje Natural Punta Entinas.

Rapidez y eficacia podrían definir el trabajo de este equipo, que deja las playas inmaculadas a diario, por las que nunca parece que haya pasado nadie. Para Emilio Gutiérrez la clave es sencilla: "Todos somos de aquí y formamos una gran familias. No es lo mismo que este servicio lo haga una empresa adjudicataria a que lo hagan los trabajadores del propio Ayuntamiento que somos vecinos y queremos ver nuestras playas en el mejor estado para disfrutarlas y nos duele si no las vemos así".

Domingos y lunes son los días más complicados para estos trabajadores, que además de afinar y bien con la recogida, cuentan con el handicap de que las cantidades de restos que se encuentran en la playa producto del fin de semana suponen ingentes cantidades.

La falta de civismo en algunos casos es otro de los problemas que hace acto de presencia, al tener que recoger restos de prácticas prohibidas como las hogueras, muy difíciles de controlar.

No hay un centímetro de playa que estos valientes no peinen. Es más, algunos madrugadores tienen el privilegio de contemplar su trabajo y comprobar la gran diferencia que existe entre el espacio al que están a punto de llegar y el que ya han dejado atrás.

Los tractores llevan un remolque va atrapando todos los restos y depositándolos en una cuba que una vez llena es vertida en lo que llaman las 'vaciaeras'. Un espacio pegado al muro que colinda con el paseo marítimo y al que acude la pala para echarlos al camión.

No todas las zonas son iguales. "Desde Villa África hasta el final de Playa Serena se acumulan muchas toneladas de basura. El problema es que en esta época hay mucha gente y entre tanta es lógico que algunas de hagan uso de la playa como un merendero sin pensar en los demás", explica Gutiérrez, quien además subraya que ha sido de gran importancia la erradicación definitiva del botellón en el municipio para que las playas luzcan tal y como lo hacen hoy: impresionantes.

La calidad de la maquinaria es esencial y los servicios de limpieza del municipio cuentan con tractores y camiones con artilugios de nueva generación, donde todos ellos cuentan con un lustro de antigüedad a lo sumo.

Al verlos trabajar, llama especialmente la coordinación que tienen entre todos ellos y donde Emilio Gutiérrez hace de nexo de unión.

Móviles y walkie son sus herramientas de comunicación y no paran de echar humo. "¡Vamos que nos pilla el toro!" o "¡tenemos una hora para terminarlo todo!" son algunos de los comentarios que se escuchan en las ondas y que demuestran la tensión con la que trabajan y es que no quieren que nade llegue a la playa y vean que aún no está aún inmaculada.

Más de 14 kilómetros de litoral que se convierten en 18 al peinarlos a lo ancho y más de 5 kilómetros de pasarelas. Eso es con lo que lidian a diario este equipo de guerreros que velan por la limpieza y el mantenimiento de las playas del municipio cuando todos duermen.