Guarida de drogas y sexo en el viejo campo de fútbol de La Cañada

Almería

Propiedad de la Federación de Fútbol, sufre las consecuencias de más de una década de cierre y es un espacio a evitar

El Matías Pérez ofrece una imagen fantasmagórica / Javier Alonso

Ni el agua bendita con la que el obispo rociaba un 11 de septiembre de 1966 las instalaciones del que luego se convertiría en ‘el Matías Pérez’ ha podido evitar la crónica de una muerte anunciada para el antiguo campo de fútbol de La Cañada, convertido en la actualidad en una guarida de drogas y sexo que espanta.

Ni rastro hay de aquellas porterías ni de los marcadores de esos años en el que estas instalaciones, situadas al final del barrio en dirección Cabo de Gata, en una perpendicular a la avenida principal (calle Estadio de La Cañada), eran escenario de los ideales del deporte. Justo un mes antes y 48 años después de la inauguración de este campo, el barrio estrenaba unas flamantes instalaciones en su zona sur, una considerable inversión del Ayuntamiento de la capital de la que, desde el 11 de agosto de 2008, disfrutan los vecinos de La Cañada y los aficionados al fútbol. Pero su apertura al público significó el comienzo, primero, del desuso para el Matías Pérez.

En la fachada puede apreciarse aún el escudo de la Federación de Fútbol / Javier Alonso

Este campo no es titularidad del Ayuntamiento de la capital, sino de la Federación Española de Fútbol –otras fuentes indican que pertenece a la Andaluza–, que cerró sus puertas acampando allí la ruina. Las malezas han crecido a sus anchas, tanto en la extensión del campo como en altura, conformando un laberinto y también una malla vegetal de ocultación de lo que allí acontece cada día. Cada noche.

“Es un foco de infección”, comentan los vecinos, quienes alarman de que “los niños” utilizan este antiguo campo de fútbol para el consumo de alcohol y drogas. Lo demás, viene por sí solo, y hablan de prostitución o, simplemente, sexo.

Obtención del suelo

Los vecinos recogen firmas para que el Ayuntamiento negocie su consecución

Esta zona es evitada por los vecinos en sus recorridos, sobre todo nocturnos. Denuncian que los viejos vestuarios se han convertido en habitáculos ocupados y “no hay quien se acerque”. El conserje se fue hace años y la situación ha ido empeorando con el paso del tiempo. Al poco de que se cumpliera un año del cierre del Matías Pérez, los vecinos solicitaban al Ayuntamiento el cierre de un acuerdo con la Federación para la obtención de la titularidad, si bien la cantidad reclamada hizo que esta operación fuera entonces inviable paras las arcas municipales. Ahora el barrio está organizándose de nuevo y recogen firmas para volver a pedir al Consistorio que acabe con esta guarida y la transforme en un aparcamiento y espacio para mercadillos.

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