La fiebre por el cáñamo, el ‘nuevo oro’ del campo

Los precios de hasta 600 euros el kilo disparan el interés en la provincia por un cultivo que ha pasado de 10 a 100 hectáreas en menos de un año. Agricultores contratan vigilancia privada y duermen en la finca ahora que están recogiendo la cosecha

Agentes de la Guardia Civil durante la inspección de una de las fincas

Cáñamo por un tubo. En tiempos de conmoción y mascarilla, la superficie cultivada de esta variedad legal del cannabis sativa se ha multiplicado por diez en la provincia pasando en el último año de menos de diez hectáreas a las cien registradas hoy en el censo de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Los productores han encontrado un filón en esta especie herbácea, que dejaron de sembrar hace ya décadas porque la fibra textil no era rentable, ante la creciente demanda de un mercado millonario en expansión con infinidad de aplicaciones en la industria alimentaria, papelera, cosmética (geles, cremas y protectores solares), de semillas, aceites ricos en grasas y proteínas, lubricantes, bioplásticos y combustibles biodiésel, pero sobre todo por el ‘boom’ que están suscitando los productos derivados del cannabidiol (CBD), un componente no psicoactivo de moda por sus propiedades terapéuticas que se encuentra en un limbo legal.

Entre una plantación de cáñamo industrial y otra de marihuana no hay diferencias de apariencia ni de olores y la única forma de distinguirlos está en los niveles de tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia que genera los efectos psicotrópicos, que deben estar por debajo del 0,2% para no incurrir en un delito. A efectos del Código Penal el cultivo de cáñamo es igual que el de pimiento o tomate, un marco jurídico confuso porque tampoco estaría permitida la transformación o extracción del codiciado cannabidiol sin la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

La directora de este organismo, María Jesús Lamas, confirma que en la provincia de Almería no han concedido ninguna autorización para cultivos con fines terapéuticos, medicinales o científicos de la cannabis sativa y aclara que los de cáñamo, aún siendo ricos en CBD, no están sujetos a ningún tipo de autorización más allá del registro en el censo de productores de la Junta. Y este año precisamente se ha abierto la veda en la provincia para el cultivo intensivo de esta planta procedente de Asia central que se está vendiendo como biomasa al mercado europeo con precios de entre los 600 y 800 euros el kilo y la garantía de que la cosecha está vendida antes de plantarla.

De ahí el interés creciente de los agricultores e inversores que ven una oportunidad de negocio y su vertiginosa proliferación por la geografía almeriense durante los últimos meses. El secretario general de la Delegación de Agricultura en Almería, José Luis Aliaga, entiende que la rentabilidad de esta primera campaña, que ha iniciado la recolección entre septiembre y octubre, será el termómetro de la futura implantación del cannabis no fiscalizado en los invernaderos.

Una plantación de cáñamo ubicada en el levante almeriense

Detalla que cada vez que se inscribe un nuevo vivero se notifica a la Guardia Civil para el control y seguimiento por la singularidad de esta variedad que sigue siendo testimonial en la radiografía hortícola almeriense. Apenas suma 100 de 31.100 hectáreas invernadas, si bien ha experimentado uno de los mayores crecimientos de superficie por encima incluso del que se vivió con la burbuja del aloe vera que acabó pinchando. Aliaga confirma que la extracción se realiza en terceros países y aquí solo tiene lugar el secado y exportación de la biomasa.

En la provincia se dan la coyuntura climática idónea para la producción, al ser una plantación que no es exigente con la calidad del suelo, pero sí con las condiciones lumínicas. Tienen un consumo mínimo de agua y apenas requieren fertilizantes y mano de obra. Eso sí, las semillas tienen que estar certificadas por la Unión Europea y el gasto ronda los 30.000 euros. El teniente jefe del Seprona, Sergio López, explica que existen contratos de intermediación con empresas de dentro y fuera de España que aportan las semillas y reparten los beneficios. Estas mercantiles son las que envían la biomasa a países como Alemania y Holanda en los que no existe una regulación específica sobre el cannabidiol, de manera que se pierde la trazabilidad que sí tienen otros productos.

José María Zalvide, jefe de Policía Judicial de Guardia Civil

“Es el boom del cáñamo, el cultivo nuevo y cuando el precio se dispara hay más robos, también ocurre con el tomate y las sandías”

La posible irregularidad estaría en el fin que se le quiera dar a las plantas del cannabis sativa, de ahí el vacío legal existente de cara al proceso de transformación. “Lo venden como biomasa pero no interesa el tallo, se llevan el cogollo como con la marihuana”, añade el teniente del Seprona. Al estar por debajo de los niveles de THC, no se podría incurrir en tráfico de drogas ni delito contra la salud pública aunque se empleara en el corte de la ‘maría’ y la única vulneración punible sería la de estafa si es marihuana medicinal autorizada.

La creciente rentabilidad del cáñamo, sin apenas riesgo de que la cosecha no salga al mercado o de que caigan los precios, está empujando hacia la profesionalización del sector y ya están germinando las primeras empresas con estructura y finalidad orientada a su cultivo que irán quitando porciones de la tarta a los agricultores pequeños y medianos. El jefe del Seprona detalla que actualmente la mayoría de explotaciones tienen una extensión media de una hectárea y todas se mantienen en seguimiento por la Guardia Civil.

El Seprona realiza analíticas en todas las plantaciones autorizadas de cáñamo de la provincia

Los agentes realizan visitas periódicas en las que muestrean el invernadero y toman analíticas del nivel de THC y, a pesar de que se podrían superar los valores permitidos según la tierra y los nutriente, no han detectado de momento incumplimientos. La Benemérita mantiene un estrecho contacto con los productores que a veces se acercan a los cuarteles para solicitar una certificación que nunca existió ni es necesaria. Las fincas y sus propietarios están perfectamente identificados, evitando la activación innecesaria de recursos públicos cuando se multiplican las denuncias de los vecinos por sus similitudes con la marihuana.

Por medidas de seguridad, las explotaciones deben tener un panel informativo o placa que describa su producto y a ser posible un solo acceso. Y es que no todo son luces con el cáñamo y entre las sombras figura la oleada de robos que vienen sufriendo en su primer año. Los agricultores están contratando vigilantes y sistemas de videovigilancia e incluso se quedan a dormir por las noches en el invernadero ahora que toca recolectar. “Es el boom del cáñamo, el cultivo nuevo y cuando el precio se dispara hay más robos, también ocurre con el tomate y las sandías”, reconoce el capitán José María Zalvide, jefe de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Almería.

De momento sólo han tenido que realizar dos actuaciones contra asaltantes de este tipo de cultivos, si bien la Policía tuvo que intervenir a mediados de septiembre en un robo con violencia que costó la vida a una persona en La Cañada. También presenta complicaciones logísticas, precisamente por la inexistencia de diferencias con la mahihuana, y a los tranporistas se les requiere una carta o guía del porte, así como las circunstancias del envío de una mercancía que acabaría en el laboratorio para analizar su porcentaje de THC si hay suficientes sospechas fundadas sobre su ilegalidad. Pero ni los conocidos problemas de seguridad han supuesto un freno a su crecimiento exponencial este año. Es la fiebre por el cáñamo, el ‘nuevo oro’ del campo.

José Antonio Aliaga: “La burbuja puede pinchar, el aloe vera iba a vivir un ‘boom’ que finalmente no ha tenido”

El secretario general de la Delegación Territorial de Agricultura de Almería, José Antonio Aliaga, entiende que el boom del cáñamo podría ser como el del aloe vera que generó unas expectativas que después no se cumplieron y sigue siendo un cultivo residual para la provincia. “El consumo al final es más limitado, por muy bien que se pague, que el de tomates y pimientos. El margen de crecimiento va a depender de los resultados de esta primera campaña”. También han experimentado un crecimiento exponencial las frutas tropicales pero siguen siendo un porcentaje residual en una provincia con más de 31.000 hectáreas de invernadero.

José Antonio Aliaga, secretario general de la Delegación de Agricultura

En este sentido, Aliaga argumenta que hay cierta desconfianza y malas experiencias en torno a la producción del cáñamo que podrían convertirse en un freno si los precios están por debajo de lo esperado. “La burbuja se pinchará si se profesionalizan estas plantaciones con la entrada de grandes empresas”, valora un de la voces más autorizadas de la agricultura almeriense. Desde la Delegación han pedido a los particulares que han iniciado su andadura con el cannabis que analicen bien los contratos y la letra pequeña con las garantías de liquidación al tratarse de un sector con ciertos vacíos legales que tendrán que resolverse en los próximos años con una normativa comunitaria. De hecho, la extracción del aceite de CBD se realiza fuera de nuestro país, aquí sólo el secado y exportación de la biomasa y los cogollos.

Doctor Antonio Ríos: “El cannabidiol ayuda a regular el dolor y la inflamación del cuerpo”

El doctor Antonio Ríos, uno de los grandes especialistas en cirugía ortopédica y traumatología de la provincia, analiza la importancia de los usos medicinales de uno de los componentes del cáñamo, el cannabidiol (CBD). Según explica, este compuesto ayuda a dormir, a rebajar la ansiedad y contribuye a regular el dolor y la inflamación del organismo. “Es como si un hacker pudiera acceder al ordenador central del cerebro y eliminar el dolor”. Cada vez hay más pacientes que consumen este componente medicinal del cannabis, sobre todo de avanzada edad, y recuerda que puede ser útil para la migraña, ansiedad, vómitos derivados de la quimioterapia o los dolores asociados al “mono” tras dejar de consumir opiáceos a pesar de que sólo hay una indicación médica para algunos tipos de epilepsia y espasticidad.

Maquinaria empleada para la extracción de los cogollos del cannabis sativa

Cultivo de cuatro meses, mínima agua, poco trabajo y sin plagas

La producción de cáñamo, más allá de la rentabilidad económica, es uno de los cultivos menos exigentes por su baja exigencia de agua, pesticidas y fertilizantes. Producto biodegradable y reciclable, encuentra en el sureste español unas condiciones climáticas favorables al no ser exigente con la calidad del suelo, pero sí con las condiciones de luz más que acreditadas en nuestra provincia. Esta coyuntura climática idónea permite tener cosechas permanentes todo el año, si bien la de mejor comportamiento es la que se siembra de mayo-junio y se recoge en septiembre y octubre. Con el invierno hay menos luz y más frío, lo que dificulta su producción. Además de bajas necesidades hídricas, la planta no tienen plagas y apenas genera trabajo, sólo algún nutriente. “Siembras, riegas y recoges”.

Sergio López “La Consejería nos informa cada vez que se registra una nueva explotación en la provincia”

El teniente jefe del Seprona de la Guardia Civil en Almería, Sergio López, conoce a la perfección el mapa provincial del cáñamo para tener identificadas las explotaciones en base a las notificaciones que reciben de la Junta. Por motivos de seguridad ciudadana, por las llamadas de terceros que puede generar un cultivo de estas características, similar tanto en el olor como la apariencia con la plantación ilegal de marihuana, es fundamental que realicen una fiscalización que va más allá de constatar la ubicación. “A veces llegan los agricultores a los cuarteles a pedir un certificado, pero no tenemos ninguna competencia de autorización”. Los agentes de la Guardia Civil visitan los invernaderos de cáñamo dentro de su plan anual de inspecciones de explotaciones agrarias y toman muestras para verificar que nivel del THC del cannabis está por debajo del 0,2% que marca la legislación. De ser así, una plantación de cáñamo es igual a efectos del Código Penal que la de pimiento o tomate. Reconoce el ‘boom’ de esta producción, si bien asegura que “a veces nos informan de una nueva explotación y cuando llegamos tienen calabacín porque se han arrepentido”. Existe cierta desconfianza de los productores por el vacío legal en el que se está moviendo este sector. “Lo venden como biomasa pero no interesa el tallo, se llevan el cogollo como con la marihuana”, detalla. De ahí que la trazabilidad se pierda una vez que traspasan la frontera española y no se pueda determinar el uso que se le dará. Esa logística genera problemas al no existir diferencias con la marihuana y deben valorar la legitimidad del transporte en base a la carta o guía de porte.

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