La faceta empática de la Policía Nacional que vela por todos los ciudadanos

Hace casi cuatro décadas que accedió a este cuerpo policial la primera mujer agente

Reivindican más medidas para poder conciliar la vida laboral con la familiar, por ejemplo, con la apertura de ludotecas

La faceta empática de la Policía Nacional que vela por todos los ciudadanos
La faceta empática de la Policía Nacional que vela por todos los ciudadanos
M.M.

22 de julio 2018 - 02:34

Florentina es la secretaria general de la Comisaría de Almería. Yolanda coordinadora de servicios de este cuerpo en la capital. Raquel ejerce como tal en El Ejido. María llegó hace apenas unos días a la UPR. Lola lleva años en la UPR de El Ejido. Carolina también trabaja en la UPR desde hace dos años largos. Y Carmen acaba de llegar a Almería como policía-alumno tras aprobar en la Academia de Ávila. Cada una tiene un perfil muy distinto, diferentes responsabilidades y cargos dentro del Cuerpo Nacional de Policía pero tienen algo en común. Son parte de la cara femenina de la Policía Nacional en la capital y el municipio ejidense y han trasladado su experiencia dentro de este cuerpo a Diario de Almería. Y es que en menos de un año se cumplirá el 40 aniversario de la incorporación de la primera mujer agente, cuatro décadas en las que mucho ha cambiado, aunque aún haya algunas metas que alcanzar.

Florentina, por su trayectoria y mayor experiencia reconoce que el cuerpo ha avanzado conforme a los tiempos, incorporando en nuevas tecnologías, en estrategias diferentes... "pero el espíritu de la gente no se diferencia". "Cuando veo a Carmen me recuerda a mi primera plantilla. Gente recién salida de la Academia con un montón de conocimientos. Llegué a mi primer destino de ponerlo todo en las prácticas. Fue una grata experiencia y donde más aprendí", afirma. Recuerda cómo en su promoción de más de cien personas sólo una veintena eran mujeres y advierte que aunque es cierto que pueda haber menos de éstas al frente de puestos de mando elevados, "no se llega de policía a inspector jefe o comisario de un día para otro". En la actualidad la cosa no ha cambiado demasiado puesto que con Carmen, la más reciente incorporación, sólo eran más de una treintena de 128 compañeros. Lo que todas tienen claro es que no hubo miedo o incertidumbre a la hora de elegir su futura profesión y aseguran, como Lola, que se sienten "muy integradas" con el resto de la plantilla. "Soy una más. Luego va mucho en el carácter de la persona. Sabes dónde entras, tienes que ser una persona fuerte y con carácter", dice Carolina. Tanto Lola como Carolina responden sin dudarlo un segundo que su vocación comenzó "desde pequeñas". "Le decía tocándole a mi madre tocándole la falda -cuando veía a un policía, que esa era mi meta. Eso sí, me obligó a estudiar antes", apunta Carolina.

Siete agentes femeninas relatan su experiencia y por qué optaron por esta profesión "diferente"

Yolanda matiza que a veces para los padres supone de alguna forma un choque porque quieren que sus hijos tengan "una vida algo más normal, no estar una vez en Madrid, otra vez en Cuenca, les gusta que tengamos algo de estabilidad. En mi caso no es que se pusieran en contra. Para los jijos que su padre sea policía al principio les llama mucho la atención. No tengo niños pero conozco a muchos que se preocupan, por temas de seguridad", añade. Florentina admite que no sabe de dónde le vino la "vena" porque en su pueblo el cuerpo que tenía presencia era la Guardia Civil pero no Policía Nacional. "Quería una profesión diferente, que no me aburriera y ayudar a la gente. Soy hija única y la idea de tus padres es que elijas algo como maestra, empleada de banco... Para mi madre fue algo traumático pero tuve todo el apoyo, incondicional, de mi padre, que nunca cuestionó nada". "Quería que hiciera una carrera y luego lo que quisiera. De hecho, a la Academia de Ávila me llevó mi padre porque mi madre no quiso venir, parecía que me llevaban al matadero. Luego con el paso del tiempo se alegró y los reparos se fueron", apostilla. Curiosamente, la única con familiares en el cuerpo es Carolina. El resto no tenía esa vinculación. Pero algo se repite en todas, el espíritu de entrega a los ciudadanos. "Ayudar a la gente, trabajar cada día en una cosa distinta. No te aburres, es un trabajo distinto", apunta de forma coincidente Lola. Y también en todos los casos los reparos de su familia no se debían a que fuesen mujeres, sino al potencial peligro al que se iban a enfrentar en las calles. Un riesgo que existe porque, como indica Carolina, "a veces pasas miedo y angustia" pero, precisa Florentina, "eso es algo que asumes desde el principio". Por ejemplo, María tuvo la oportunidad de trabajar en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) en Madrid y asegura que sí hubo momentos en los que se asustó con alguna fuga o motines. "Hay que verse en la situación", mantiene. Raquel interviene en este punto con rotundidad: "No es normal ir con miedo a las intervenciones pero sí es verdad que hay momentos en los que pasamos miedo. Hay compañeros que no sabes cómo van a reaccionar. He visto a compañeros en el coche con el pestillo echado. No son situaciones normales y no sabes cuál va a ser la reacción, si te ves metido en un tiroteo vas a pasar miedo. Pero reaccionas, por eso sigo en la calle. Tengo claro que si un día me da miedo la calle y me quedo bloqueada, decidiré irme, no pongo mi vida en peligro, ponto también la de mi compañero".

Raquel y Carolina inciden en la dependencia que existe y que se debe tener con tu "binomio", que es cómo se conoce al agente de la pareja que acompaña a otro policía. "Con mi binomio llevo diez años, aparte de compañero es amigo personal y basta una mirada para entendernos", añade Lola. Llegados a este punto de la conversación aparece el tema que más preocupa a las policías femeninas. La conciliación de la vida laboral y la familiar no es siempre sencilla. Raquel tiene dos niñoas que, de hecho, esperan en la propia Comisaría mientras se realiza esta entrevista. Carolina dice que es lo "más difícil" y Raquel dice que cuesta cuando llega la hora de ascender cuesta más, la situación no es la misma entre hombres y mujeres. Habla ahora Florentina, cuyos hijos son ya "autosuficientes" pero que rememora cómo cuando eran pequeños tuvo que estar en Canarias sin "ayuda de nadie excepto de mi marido, que también es policía. Estaba en el grupo judicial y a mi hijo lo veía algún fin de semana. Si no hubiese sido por el apoyo de mi marido, no hubiese podido". Carolina desvela un punto clave mientras todas insisten en que es más sencillo que se entienda esta situación cuando tu pareja también es policía: Ellas suelen tener más parejas del cuerpo que a la inversa, lo que hace ver que aún existe una cierta desigualdad a la hora de cómo pueden disponer de su tiempo libre según el sexo de cada agente. María lanza otro dardo: Hacen falta guarderías o ludotecas. Florentina pide un esfuerzo en este sentido a la administración para facilitar la vida a profesionales con una necesidad de estar disponibles las 24 horas del día. Eso sí, no quieren ningún tipo de privilegio sobre los hombres, sólo instalaciones en las que poder dejar a sus hijos cuando sea necesario. Priorizar los turnos, por ejemplo, sería "un desequilibrio", según Carolina. Pero los esfuerzos siguen ahí. María leyó su supuesto oficial embarazada de 8 meses y le dieron la nota cuando nació su hijo. Carmen, la más joven, admite que la gente de su edad no piensan en el futuro familiar. "Te metes porque es lo que quieres, la mayoría no nos vemos trabajando en otra cosa. No piensas en la conciliación familiar. Embarazo y lactancia también pueden ser conflictivos pero valoran los cambios de puesto antes y después de la gestación. También destacan los avances pues Yolanda cuenta cómo una compañera, la primera en llegar a Almería, le relató que no había ni vestuarios para mujeres. También insisten en que las madres siguen siendo el pilar de la familia. "Los hombres llevan de froma diferente, el sacrificio es diferente. Pero a cambio ofrecen algo al cuerpo que los hombres no. Afirman que ellos tal vez puedan aportar fuerza, pero "es lo último que debes aplicar, dice Raquel, quien añade que la psicología es el gran beneficio de las mujeres, algo apoyado por Carolina: "Empatía. Una mujer con carácter fuerte y luchadora hace unificación de grupo", concluye.

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