Una fábrica flotante que construye los tubos para el tramo profundo de Medgaz
La macroembarcación llegó al puerto de Almería el pasado 7 de marzo · Cuenta con una plantilla de 350 trabajadores, en su mayoría, filipinos · Estará soldando los tubos hasta abril
Hasta Julio Verne se hubiese sorprendido, incluso, después de escribir 20.000 leguas de viaje submarino o Viaje al centro de la Tierra, si hubiera visitado las instalaciones del Castoro Sei, la macroembarcación que arribó al puerto de Almería el pasado 7 de marzo para soldar los tubos que conformarán el gasoducto que unirá la costa de Argelia con Almería a lo largo de 210 kilómetros de longitud.
Con una altura de cubierta de casi 30 metros, otros 152 de eslora y más de 70 de manga, la plataforma perteneciente a la empresa italiana Saipem alberga en sus entrañas una auténtica fábrica flotante, compuesta por una plantilla de alrededor de 350 personas, en su mayoría filipinos, que realizan turnos rotatorios de ocho horas cada uno durante todo el día.
Su labor consiste en fabricar las tuberías de 48 metros de longitud, formadas a partir de los tramos de 12 metros que hay almacenados en el puerto, que se tenderán a lo largo de los 120 kilómetros de recorrido por las aguas más profundas, las que van desde los 550 metros hasta los 2.160, la máxima profundidad.
Las 90.000 toneladas de acero al carbono de alta resistencia, fabricadas en Japón y recubiertas en Malasia, han sido almacenadas en los últimos meses en el Muelle de Poniente y están siendo tratadas por los operarios de Medgaz, para dejarlas a punto para su instalación bajo el mar.
Para ello, realizan un trabajo metódico, que comienza con la carga de los tubos desde una barcaza hasta el Castoro Sei. A partir de ahí, las tuberías se trasladan a la estación de biselado, donde se preparan los bordes para la posterior soldadura. Antes de entrar en la estación de preparación de bordes, una de cada seis tuberías se envía a otra zona donde se le coloca un ánodo de sacrificio, encargado de proteger contra la corrosión.
Los bordes se rebajan para facilitar su posterior ensamblado, mediante la soldadura externa e interna (insertando una máquina), utilizando acero fundido sobre las juntas, que se envían después a la estación de ensayos no destructivos para su verificación y aceptación. Una vez allí, se emplea la tecnología más avanzada en técnicas de ultrasonido que permite detectar cualquier mínimo fallo en la soldadura.
Las juntas dobles de 24 metros resultantes pasan a la firing line, la línea donde se unen dos juntas dobles para formar cada tramo de 48 metros de longitud, denominado quad joint, que se tenderá posteriormente en aguas de máxima profundidad desde el barco Saipem 7000, mucho mayor que el Castoro Sei.
Todas las soldaduras se realizan a través de procedimientos aprobados, así como con soldadores con una amplia experiencia y equipos homologados. Cuando este trabajo recibe la aprobación del control de calidad y seguridad, las soldaduras se pulen con bolas de acero para preparar las superficies antes de aplicar en ellas las juntas termo-retráctiles, que protegen contra la corrosión marina.
Una vez finalizado el proceso de fabricación de quad joints, las tuberías resultantes de 48 metros de longitud emergen por la salida de proa, la misma que se utilizará para tender los tubos desde la costa almeriense y argelina hasta los 550 metros de profundidad, y desde ahí se bajan al muelle para su almacenamiento.
El buque tiene una capacidad de producción de un tubo de 48 metros cada 20 ó 22 minutos, lo que arroja un saldo de entre 65 y 72 tubos cada día, que supone una longitud de más de tres kilómetros.
Con estas cifras y la calculadora en la mano, el periodo estimado de producción de los 120 kilómetros de gran profundidad que fabrica esta plataforma asciende a 40 días, para acabar en abril.
La tripulación dispone de sus camarotes y zonas de recreo para el aprovechamiento de su tiempo libre, ya que, por motivos de seguridad, no les está permitido bajar del barco y adentrarse en la ciudad almeriense.
El Castoro Sei ha llegado a la costa de Almería procedente del puerto holandés de Rotterdam. A sus espaldas atesora una gran experiencia, ya que ha tendido cientos de kilómetros de tuberías por el mundo, las últimas para la construcción de los gasoductos que unen Libia con Italia y el denominado del Magreb, que conecta el norte de África con Tarifa, a través de Marruecos.
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