Un exmagistrado dice que con la pandemia ha “aflorado la soledad” de los mayores

Justicia

Así lo ha manifestado en una entrevista con EFE con motivo de la presentación en Almería de su libro ‘Hijos ingratos’ (Ediciones del Azar), una obra en la que repasa el drama de muchos progenitores que se enfrentan en los juzgados a sus hijos adultos

Un exmagistrado dice que con la pandemia ha “aflorado la soledad” de los mayores
Un exmagistrado dice que con la pandemia ha “aflorado la soledad” de los mayores / Carlos Barba/Efe

Almería/El exmagistrado de la Sala de Familia de la Audiencia Provincial de Barcelona, Pascual Ortuño, ha afirmado que con la pandemia “ha aflorado una realidad que antes no se conocía, la soledad” de las personas mayores y el “egoísmo de muchos hijos”, apuntando el aumento de peticiones de deshederación en este periodo.

Así lo ha manifestado en una entrevista con EFE con motivo de la presentación en Almería de su libro ‘Hijos ingratos’ (Ediciones del Azar), una obra en la que repasa el drama de muchos progenitores que se enfrentan en los juzgados a sus hijos adultos.

Ha señalado como ejemplo de esta soledad el descubrimiento de ancianos muertos uno o dos meses después de haber expirado, a pesar de tener hijos, o cómo cuando surgieron problemas en las residencias algunos fueron “rápidamente a preocuparse y a intentar sacarlos y otros no hicieron acto de presencia y colgaron el teléfono”.

Apunta el impacto que ha tenido la pandemia en las deshederaciones por “ingratitud”, precisamente de personas en residencias a consecuencia de “esta conducta de sus hijos o familiares”. “Solamente en una notaría en Fuenlabrada (Madrid), ha habido 700 escrituras de deshederación después de la pandemia”, incide.

Con todo, considera que la legislación española es “muy reacia” a adoptar esta medida, excepto en comunidades como Navarra, el País Vasco o Cataluña, dónde la legislación propia ha “modernizado” esta materia y se contempla el deshederar por falta de trato. “El Código Civil exige todavía una conducta muy grave”, añade.

Sin embargo, el Tribunal Supremo (TS) ya ha dictado sentencias en las que se ha interpretado extensivamente el concepto de ingratitud, siendo “sensible” con un problema que, considera, debería estar ya contemplado por el Código Civil. “En residencias ya hay gente mayor que ha hecho pliegos de firmas pidiendo que se modifique la ley en este sentido”, dice.

El exmagistrado Pascual Ortuño.
El exmagistrado Pascual Ortuño. / Carlos Barba/Efe

Sobre su libro, afirma que tiene dicho título por la “desconciencia social en la sociedad actual sobre las relaciones de solidaridad intergeneracional”. Porque, aunque también hay padres “ingratos”, cree que en las nuevas generaciones se ha roto “el espíritu de cooperación de ayuda a los progenitores”.

También por un “exceso de egoísmo'' por el que se tiende a pensar que los padres nos deben todo y están a nuestra disposición para lo que sea. Se producen entonces una serie de situaciones de abuso que son muy difíciles de solucionar y que, cuando llegan a los juzgados, es porque las relaciones están prácticamente rotas, muy deterioradas”, subraya.

Por eso hace una llamada a una adecuada gestión de los conflictos con instrumentos como la mediación, la ayuda de psicólogos o trabajadores sociales, porque muchas veces “ir a los juzgados no es la vía adecuada”.

Desde su experiencia, uno de los conflictos más habituales es el reclamar la herencia antes del fallecimiento de los progenitores. “A veces no les sobra el dinero y no quieren desprenderse de sus pequeños ahorros. Entonces los hijos los castigan y cortan la relación con ellos y con sus nietos”.

También por discrepancias entre hermanos, o problemáticas relacionadas con trastornos psiquátricos, “sobre todo ahora con la pandemia”, alcoholismo, drogas… Pero también por casos de violencia de género en los que la víctima está “secuestrada emocionalmente por el maltratador” y los padres no saben cómo actuar.

También existen casos derivados de “divorcios mal gestionados”, en los que los hijos menores se posicionan con uno u otro padre y esa ruptura alcanza a su mayoría de edad. Precisamente, Ortuño es el impulsor del proyecto ‘Ariadna’, una iniciativa para facilitar la revinculación de personas adultas que rompieron su relación en el pasado por causa de un divorcio conflictivo.

“Fruto de casos en nuestra experiencia piloto hemos llegado a la conclusión de que a veces va a ser imposible. Pero al menos, en esos casos, el que ha intentado facilitar el reencuentro se queda con la conciencia tranquila (…) Les digo, si tu hijo o tu hija te quiere mortificar, no te va a hacer daño si tú no quieres (…) Partimos de la base de que la inmensa mayoría de la gente es buena, pero hay una minoría que tiene malos sentimientos, son malos, cargados de odio”, concluye.

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