Tener estudios alarga la esperanza de vida en Almería, ¿por qué?
En Almería, la esperanza de vida es de 82,74 años para quienes tienen estudios superiores, frente a 80,47 años de los que solo completaron educación primaria
Almería es la provincia andaluza más joven pero con menor esperanza de vida

Vivir más tiempo no solo depende del acceso a la sanidad o el estilo de vida, sino también de la formación académica. Un estudio reciente revela que la esperanza de vida está directamente relacionada con el nivel educativo: quienes alcanzan estudios superiores viven hasta dos años más que aquellos con menor formación, consolidando la educación como un pilar no solo de desarrollo, sino también de salud y bienestar.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirman esta tendencia. A los 25 años, la esperanza de vida en Almería es de 80,74 años en promedio, pero quienes completan estudios universitarios alcanzan los 82,74 años, una brecha que se amplía con la edad. Este diferencial no solo se mantiene a lo largo de los años, sino que llega a 2,5 años en los tramos de mayor edad, reflejando un impacto acumulativo de la educación en la salud.
Este patrón se repite en todos los rangos de edad: cuanto mayor es el nivel educativo, mayor es la esperanza de vida. La diferencia se vuelve más notable a partir de los 65 años, cuando la brecha entre quienes tienen educación superior y quienes solo cursaron estudios básicos se acentúa considerablemente.
🔎 Factores que explican la brecha
La relación entre educación y longevidad puede entenderse desde varias perspectivas. Las personas con más estudios acceden a mejores empleos y, con ello, a mejores condiciones de vida y atención sanitaria. Además, un mayor nivel educativo se traduce en una mayor capacidad para tomar decisiones informadas sobre hábitos saludables, prevención de enfermedades y bienestar general.
A lo largo de las décadas, la diferencia en la esperanza de vida también refleja el impacto de los niveles socioeconómicos. Quienes completan estudios superiores suelen tener acceso a mejores recursos nutricionales, más actividad física y una mayor conciencia sobre los riesgos de salud, factores que reducen la mortalidad y prolongan la vida.
Otro aspecto clave es la gestión de la salud mental. Las personas con educación superior tienen mayor autonomía y herramientas para manejar el estrés y la ansiedad, dos factores que inciden en el desarrollo de enfermedades crónicas y en la reducción de la esperanza de vida.
📉 El impacto en quienes tienen menos educación
Por el contrario, aquellos con menor formación académica tienen una esperanza de vida más baja. A los 25 años, quienes solo completaron educación primaria tienen una expectativa de vida de 80,47 años, casi dos años menos que quienes cursaron estudios superiores. Esta brecha persiste a lo largo de la vida, reflejando el acceso limitado a oportunidades laborales, condiciones de vida menos saludables y menores recursos para el autocuidado.
El estudio también destaca el papel de la educación secundaria, que actúa como un punto intermedio. Quienes completan esta etapa alcanzan una esperanza de vida de 81,99 años a los 25, más cerca del promedio de los universitarios, pero aún con una diferencia significativa. Este dato subraya la importancia de la educación secundaria como un escalón crucial en la mejora de la calidad de vida.
📈 Brecha creciente con la edad
A medida que la población envejece, la diferencia en la esperanza de vida se hace más amplia. A los 70 años, la brecha entre quienes tienen estudios superiores y quienes solo cursaron educación primaria llega a 2,5 años, mostrando el impacto acumulado de la formación académica a lo largo del tiempo.
Es importante señalar que, aunque la educación es un determinante clave, también influyen otros factores como el acceso a la sanidad, el nivel de ingresos y el entorno social. Sin embargo, los datos refuerzan que el nivel educativo es uno de los elementos más influyentes en la longevidad.
También te puede interesar
Lo último