Estaciones sin uso, abandonadas y en estado ruinoso: el patrimonio ferroviario descarrila en Almería
La pérdida de actividad condena a los históricos inmuebles a un deterioro progresivo sin que se tomen medidas para su protección y conservación como reclaman desde Asafal
ADIF ha suprimido 10 pasos a nivel en la última década en Almería y 12 siguen todavía operativos

La historia del ferrocarril en la provincia desde que se inauguró el trayecto a Guadix en verano de 1895 es la de un continuado desmantelamiento de servicios e instalaciones que han perdido actividad y se han ido jubilando progresivamente a la espera de una línea de Alta Velocidad con Murcia que se viene demorando durante décadas. El retroceso en las comunicaciones ferroviarias resulta más que evidente, con eternos viajes a Madrid y Sevilla y cada vez menos conexiones al resto de provincias, y preocupa al conjunto de la ciudadanía, si bien ha tenido menor impacto en la opinión pública el estado de abandono de las estaciones y otras infraestructuras por las que antaño pasaban centenares de viajeros a diario.
El maltrato de la línea que une Linares-Baeza con Almería, la primera en electrificar un tramo (Gérgal-Santa Fe de Mondújar) en febrero de 1912, se traduce en el progresivo cierre de sedes, edificios y terminales en buena parte de la geografía provincial. Estaciones que se quedaron sin uso comercial desde la década de los noventa como la de Doña María-Ocaña, Abla-Abrucena, Benahadux-Pechina o Fuente Santa sufren un grave deterioro y si nadie lo remedia pronto se convertirán en escombros como ocurriera con la de Nacimiento.

La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería (Asafal) reclama a las administraciones públicas que otorguen protección legal a los inmuebles en desuso y también pide a ADIF “mayor sensibilidad” con un patrimonio histórico que, en definitiva, es de todos los almerienses. “En los últimos años estamos asistiendo a un preocupante abandono de muchos de estos elementos de nuestra historia ferroviaria, lo que contribuye a una más que posible desaparición e impide su transmisión a generaciones futuras”, argumentan desde el colectivo en una reivindicación que apoya la Mesa en Defensa del Ferrocarril de Almería.
Asafal argumenta que mirar hacia otro lado mientras se caen a pedazos las estaciones va en contra de lo que manifiesta la Ley de Patrimonio Histórico Español. En Benahadux, Doña María y Abla, estaciones en las que instalaron módulos prefabricados para los gabinetes de circulación ante la decadencia de los inmuebles a mediados de 2018, la situación ya es crítica y se encuentran al borde de la ruina sufriendo un desgaste de la inactividad de los últimos años al que se sumaron saqueos y vandalismo.

“Forman parte de la identidad de estos municipios y si desaparecen se perderá un legado histórico de sus vecinos y será una falta de respeto a nuestros antecesores que lucharon por el ferrocarril”, esgrimen desde la asociación. Las estaciones de esta línea por la que se exportó uva y hierro de las minas del Marquesado son construcciones singulares que fueron diseñadas, inspirándose en los modelos franceses, para prestar servicio a la población cercana y a las necesidades de carga y descarga de cada zona. “Mientras esperamos la llegada del AVE, nuestro patrimonio se cae a cachos o se derriba”, reza un post reciente de la Mesa del Ferrocarril.
Los edificios mantuvieron su aspecto casi original hasta bien entrados los noventa, pero con la desaparición del personal al instalarse el control de tráfico centralizado se fueron cerrando al público sin medidas para su conservación. En algunos casos se valoró la desafectación de los usos ferroviarios para cederlas a ayuntamientos y entidades que se interesaron en su explotación y gestión, pero no prosperaron las iniciativas pese a quedar sin actividad siendo víctimas de un deterioro imparable que obligó a meter la pala en la estación de Nacimiento o en la granadina de Loja. Recientemente han derribado la casi centenaria casilla del guardabarreras en Huércal de Almería, un histórico edificio que fue sede de Asafal.
Casilla del guardabarreras de Huércal
La casi centenaria casilla del guardabarreras de la estación de trenes de Huércal-Viator, el inmueble que durante años fue convertido en la sede de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería (Asafal) hasta que se revocó la cesión por parte de ADIF, era víctima de la pala hace unos meses para dejar libres los terrenos que tendrá una nueva utilidad ante la indiferencia de todos. Asafal entiende que el derribo de la casa del guardagujas es otro símbolo de la falta de conservación del patrimonio ferroviario apostando y que se podría haber rehabilitado en lugar del desmantelamiento.
Algunas podrían incluso retomar actividad como la de Benahadux-Pechina, que se cedió durante años para la actividad artística de un vecino y se planteó la posibilidad de mantener un apeadero para vehículos militares de la Legión, si Gobierno y Junta valoran las propuestas de los ayuntamientos y agentes socioeconómicos para la recuperación de un tren cercanías del Bajo Andarax. Asafal reclama protección urgente a las administraciones públicas, una catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC) que frene la ruina total hacia la que viajan desde hace tiempo. El ocaso del ferrocarril convencional en esta tierra no puede permitirse más episodios de indiferencia con su patrimonio histórico.
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