Estación de ferrocarril sin protección ni fecha de final de obra ni cesión para un futuro uso
Los trabajos deberían haber concluido este mes. Habrá una tercera fase de obras, aún sin fondos, de la que nada se sabe todavía. Fomento ha bloqueado la cesión a la ciudad para darle utilidad pública
La antigua estación de ferrocarril de Almería, joya arquitectónica de finales del siglo XIX que se mantiene cerrada a cal y canto ysin uso desde el año 2000, sigue con la rehabilitación integral sin todavía fecha para la finalización de unos trabajos que ya deberían estar concluidos y que, además, tendrán una improvisada tercera fase que sigue en el aire a falta de proyecto y financiación.
Desde el Adif ya informaron en septiembre de la recta final de las obras que se encargaron a Tragsa, pero sin fijar el plazo de conclusión que ha superado el calendario previsto. Eran trece meses de ejecución y se iniciaron en enero del pasado año con una inversión de casi 1,8 millones de euros que se suman a la intervención previa a finales de 2017, por 270.000 euros, para la restauración de la balaustrada de la cubierta y la consolidación de los elementos ornamentales que coronan el edificio de viajeros.
En aquella visita para mostrar lo que hay detrás de la lona verde y el aparatoso andamiaje sobre la fachada, Manuel de la Fuente, subdelegado del Gobierno, sacó de la chistera una nueva etapa de los trabajos de la que nunca antes se pronunciaron en el Ministerio de Fomento, ni en el Adif ni en el consejo de administración de la sociedad Almería Alta Velocidad. Incertidumbre sobrevenida para uno de los símbolos históricos y artísticos de la ciudad que ahora tiene que volver a discurrir entre los laberintos del Gobierno, y después de un nuevo proceso electoral, con el fin de lograr partidas y proyecto que haga posible la tercera fase de la rehabilitación integral antes de ponerla al servicio de la ciudad.
De hecho, la cesión para dotarla de uso público también quedó en el aire al existir únicamente un compromiso verbal del anterior ministro con el Ayuntamiento de la capital. El alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, ya ha manifestado su malestar en reiteradas ocasiones por la falta de diálogo con el actual titular de Fomento, José Luis Ábalos, para materializar este traspaso del inmueble y que se pueda dotar de uso ciudadano. “Hay pocas ganas de ceder el edificio a la ciudad para que tenga un uso público en plena campaña electoral”, aseguró.
El subdelegado confirmó que sin conocerse la utilidad que va a tener el histórico edificio no se podrá iniciar la última parte de la rehabilitación en la que se incluirá el tratamiento de las paredes laterales del vestíbulo, con los respectivos murales de cerámica de la Virgen del Mar y los paisajes ferroviarios de Francisco, así como la puesta en valor de la carpintería de los ventanales y el arco de piedra hallado durante los trabajos. El consistorio almeriense ha barajado la posibilidad de que este inmueble, cuyo proyecto fue diseñado por el arquitecto francés Laurent Farge, pueda convertirse en un contenedor cultural, espacio de coworking e incluso valoró la propuesta de la anterior dirección de Adif de convertirlo en una estación gourmet como la que abrieron en Valladolid.
Desde la Mesa en Defensa del Ferrocarril defienden que sea empleada para lo que fue creada en su día cuando se integre con la llegada del AVE revocando el relevo que le dió la anexa intermodal. Mientras se determina cuál es la dedicación se puede avanzar en la protección, una situación verdaderamente preocupante siendo una de las estaciones de tren más singulares y valiosas de España. La Dirección General de Bellas Artes de la Junta inició el 1 de abril de 1985 el expediente de declaración como monumento histórico-artístico en el listado de Bienes de Interés Cultural (BIC) y el Ministerio de Cultura en 2005 abrió el periodo de información pública, pero aún sigue sin tener la declaración definitiva que habría exigido una mayor supervisión del proyecto y obras y garantice su conservación ante los futuros usos.
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