La epidemia que terminó en fiesta

Pequeñas historias almerienses

Alicún y pueblos de la comarca del Andarax celebran el “Día del Voto” porque se encomendaron en 1885 a sus patronos y se libraron de la plaga de cólera

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Cartel de las fiestas de Alicún de 1991 / D.A.

En julio de 1885, hace 139 años, Almería sufrió una terrible epidemia de cólera que infectó a un tercio de la población y ocasionó 4.204 muertes. El profesor de la UAL Donato Gómez Díaz, en su libro “Bajo el signo del cólera y otros temas de morbilidad, higiene y salubridad de la vida económica almeriense, 1348-1910” asegura que la enfermedad se expandió por la provincia por los movimientos de segadores y mineros que, contaminados, procedían de otras comarcas levantinas y andaluzas y transmitieron el mal a los ciudadanos autóctonos.

El caso es que los almerienses, atemorizados, recurrieron a diferentes tipos de medidas profilácticas que aconsejaron las autoridades, la mayoría de ellas insuficientes. Y, también, se encomendaron a la ayuda divina. En diferentes pueblos de la comarca del Río Andarax, los habitantes elevaron plegarias a sus patronos para que San Sebastián, San Juan Evangelista o la Virgen del Carmen obraran el milagro de librarlos de la peste. Alhabia, el 25 de mayo de 1676, ya se encomendó a Nuestra Señora de la Visitación por otra epidemia de cólera y se obró la ayuda divina. ¿Por qué ahora no podría ocurrir lo mismo en Illar, Bentarique o Alicún? Y así hicieron esos vecinos asustados, temerosos de contagiarse y perder la vida por aquel azote inesperado. En el interior de las iglesias, y ante sus patronos y el Santísimo Sacramento Expuesto, se postraron de rodillas y pidieron al Altísimo que librara a sus villas de aquel mal demoníaco.

Y se hizo el milagro. Illar, Bentarique y Alicún se libraron de la peste; hubo muertos, pero la población de los tres pueblos no mermó tanto como la de otras comarcas, quedando en los 1.038, 979 y 598 habitantes respectivamente. Entonces, sus alcaldes y concejales, como agradecimiento por la ayuda divina, instauraron la “Festividad del Voto”, unos días de ocio y verbena en honor de sus santos patrones por el enorme favor recibido, salvándoles la vida. Alhabia ya festejaba el “Día del Voto”, por igual motivo, desde el siglo XVII.

De Illar, Bentarique y Alicún, el menos poblado en 1855 era (y aun es) éste último. Alicún hoy apenas sobrepasa los 220 habitantes, pero ninguno de sus últimos alcaldes democráticos -Juan González Martínez, Evaristo Llobregat Marín, Manuel Jesús Cantón Solvas o Antonio Navarro López- ha olvidado el juramento de devoción instaurada por sus antepasados. Todos los años se celebran las Fiestas del Voto.

Los nombres de los vecinos de Alicún del siglo XIX que instauraron esa tradición en 1885

 

LOS NOMBRES DE QUIENES INSTAURARON LA FIESTA

Es una promesa que asumieron como propia, desde 1885, gobernantes y vecinos alicuneros de finales del siglo XIX: José Ortiz Gutiérrez (juez municipal), Joaquín de Orta Navarro (alcalde en 1885), Francisco Luis Rodríguez Martínez (alcalde en 1886), Basilio Martínez Amat (secretario local) y los componentes de la junta municipal designada en agosto de 1884: Andrés Picón Picón, Juan Cantón Romera, Manuel Navarro Martínez, Salvador López Gómez, Nicolás Picón Romero, Juan Diego Martínez Navarro y Rafael Picón Solvas. Vivían o estaban empadronados en Alicún, el año de la peste, José Solvas Giménez, Felipe Salmerón Sánchez, Juan Cantón Romera, María Gutiérrez, José Gutiérrez… así hasta cerca de 600 almas.

Alrededor de cada 26 de agosto, Alicún vive sus días grandes. Muchos hijos del pueblo que tuvieron que emigrar regresan para celebrar con intensidad la fiesta patronal en honor de San Sebastián que, si bien, su santoral lo fija en enero, el Día del Voto es más significativo porque aúna religión, tradición y compromiso.

Todos los años, los comerciantes, empresarios y vecinos de la localidad aportaban donativos para que el Ayuntamiento diseñara unos festejos de categoría. Ya en 1991, el nuevo alcalde elegido en las elecciones del 26 de mayo, preparó un extenso programa, impreso en la capital. Tuvo la idea de “tocar” a diferentes negocios vinculados con la comarca y que sus nombres y logos aparecieran en el librillo de las fiestas para recaudar el presupuesto suficiente. Llegó a encargar 300 ejemplares, más que vecinos había, confiado en que tal cantidad efectuaría una difusión inmensa del Día del Voto de Alicún.

Así fue. Entre los residentes en el pueblo donaron lo que buenamente pudieron “Salmerón reportero gráfico”; “Pulidos y Cristalizados Francisco Amat Jiménez”; “Bar El Rubio”; “Miguel Ayala Gil”; “Mercería Elena Llobregat”; “Taller de zapatería Francisco Tortosa Gutiérrez”; “Farmacia de Juan García García”; “Comestibles Gloria González Martínez; “Spar de José Luis Llobregat Martínez”; “Transportes Antonio Martínez”; “Pastelería Dicel”; “Pescados El Diego” o “Bar San Sebastián.

La vinculación de Alicún con las cercanas poblaciones de Huécija y Alhama llevó a la comisión de fiestas de 1991 a sugerir a comerciantes e industriales de ambos pueblos a que también apoyaran el Día del Voto. Y muchos lo hicieron: “Prefabricados Cirera Arcos; “Asesoría Andarax”; “Pinturas Cantón”; “Discoteca Ibiza”; “Construcciones Guillher”; “Fontanería de Cristóbal Rodríguez López”; “Construcciones Mercader”; “Relojería Lisardo”; “Hormigoneras de José Antonio Cortés Martínez; “Carpintería Fali”; “Panadería Hermanos García”; “Pulidos José Antonio Cortés Gutiérrez”; “Distribuciones Tortosa”; “Taller mecánico Los Mellizos”; “Pulidos de Cecilio Álvarez Moya y Agustín Romero Salmerón”; “Transportes Antonio Solvas Salmerón” o la “Granja Avícola “Andarax”.

Aquella feria de Alicún de hace 33 años tuvo, además de la tradicional procesión y la Santa Misa en honor al Voto de San Sebastián, carrera de cintas, conciertos, travesía de la balsa mediante una cuerda y competiciones de deportes tan poco difundidos y practicados entonces como maratones, waterpolo, natación, bádminton, voleibol femenino o tiro al plato.

 

ALHABIA, ÍLLAR, TERQUE O BENTARIQUE

Alhabia, Illar, Terque o Bentarique también tienen sus Fiestas del Voto. A mediados de siglo XX, el deporte de pelota a mano era común en las actividades lúdicas. En Illar son en honor de Santa Ana. En Alhabia, en honor de Nuestra Señora de la Visitación y San Juan Evangelista y se remontan al 25 de mayo de 1676, cuando otra epidemia de cólera obligó a los habitantes del municipio a encomendarse a su patrona. Desde entonces, hace 348 años, Alhabia recuerda aquella protección divina.

En los años cuarenta el acto central de la Festividad del Voto era la Gran Feria de Ganado. Entre 1946 y 1952, las transacciones fueron iunnumerables porque se compraron y vendieron especies de multitud de razas y procedencias. Además, la feria de Alhabia alcanzó fama regional porque se entregaban diferentes premios a los mejores ejemplares caballar, asnar, mular, yunta de vacas, cerda con crías o a la cabra que diera más leche. En Terque, las Fiestas del Voto son en honor de la Virgen del Rosario mientras que en Bentarique se celebran por la Virgen del Carmen. 

En definitiva, aquella epidemia de 1885 trajo a Alicún y a su comarca mucho dolor, penurias y enfermedad. Pero también derivó en unas fiestas únicas, peculiares y almerienses, que se siguen conservando. ¡Viva el Día del Voto!

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