Entrevista a María Olmedo: "Ganar la plata en los Juegos de Atenas fue algo muy importante de lo que me siento orgullosa"

Protagonista

María Olmedo recuerda su paso por las Paralimpiadas de Atenas del 2004: "allí, en aquel momento, éramos deportistas, la gente no veía nuestra discapacidad, sólo lo que representábamos"

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La deportista María Olmedo, con su medalla de plata paralímpica de los Juegos de 2004 en Atenas
La deportista María Olmedo, con su medalla de plata paralímpica de los Juegos de 2004 en Atenas / Rubén García Felices
Rubén García Felices

30 de junio 2024 - 08:00

Con motivo de mi exposición “Almerienses olímpicos y paralímpicos” en el Museo de Arte de Almería, desde Diario de Almería continúo con mi serie de entrevistas, esta vez con la judoca exparalímpica María del Mar Olmedo Justicia (Almería, 10/08/1983). Esta exdeportista de élite vino al mundo con el nervio óptico del ojo derecho sin desarrollar (entre otras enfermedades de la vista), sin embargo, este mal no le impidió alcanzar sus sueños y convertirse en medallista paralímpica. En su corta pero notable carrera deportiva, nuestra protagonista logró una medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, así como 5 medallas de bronce: tres en los campeonatos de Europa (Mittersill 1999, Ufá 2001 y Vlaardingen 2005), una en los del mundo (Roma 2002), y otra en los Juegos Municipales de IBSA (Federación Internacional de Deportes para Ciegos) (Quebec 2003). En esta entrevista charlamos sobre cómo empezó su relación con el deporte, su esfuerzo por lograr llegar a donde llegó y su viaje apasionante por el judo.

 

R. G. F.: ¿Cuándo empieza tu relación con este deporte?

María: Cuando tenía 14 años al ingresar en el Centro de Recursos Educativos Luis Braille de Sevilla. Tuve la suerte de poder entrenar judo con Gabriel Vera en el Polideportivo San Pablo. Fue un buen entrenador y una bella persona.

R. G. F.: ¿Ha supuesto alguna traba tu discapacidad visual para practicar judo? ¿Y para el afrontamiento de tu día a día?

María: En mi caso no. El ser discapacitada a mí no me ha cerrado puertas. Desde pequeña me han enseñado a valerme por mí misma, y mi entorno no me ha tratado de manera especial por tener una discapacidad. Es cierto que hay cosas que no puedes hacer, pero son pocas, de momento no me he encontrado trabas en mi camino.

R. G. F.: A los 15 años te proclamaste campeona de España de -70 kilos en Coslada (Madrid), logrando ese mismo año también tu primera medalla de bronce en un campeonato europeo, en Mittersill (Austria). ¿Fue a raíz de ello que decidiste volcarte al cien por cien en el judo y convertirte en profesional? ¿Qué recuerdos tienes de aquellos días?

María: Yo decidí hacer judo porque me sentía realizada con este deporte. Y el que ganara, pues sí, eso me motivaba a seguir entrenando. Tengo muy buenos recuerdos de esos dos campeonatos. Para mí fue muy emocionante subirme al pódium en el campeonato de España de Coslada, pero hacerlo fuera de tu país por primera vez es una experiencia indescriptible, no se puede describir con palabras lo que sientes en ese momento.

R. G. F.: Cuéntame cómo fuiste creciendo paso a paso hasta llegar a los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004.

María: Empecé en Sevilla haciendo judo, yendo a los campeonatos con gente invidente y también con gente que no lo era para prepararme. Asistía a concentraciones de judo, y en los últimos años me vine a Almería para, con Diógenes Soto, mi nuevo entrenador, prepararme para el preolímpico, donde conseguí una plaza para España para los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004. Soto supo dirigirme bien y darme la confianza que necesitaba para llegar a Atenas.

María Olmedo, con su medalla de plata paralímpica
María Olmedo, con su medalla de plata paralímpica / Rubén García Felices

R. G. F.: Los JJ. PP. de Atenas supusieron el debut del judo femenino. ¿Cómo viviste ese momento único?

María: Fue una de las mejores experiencias de mi vida: el ir a la villa olímpica, el que nos visitara la reina Emérita, y el ir por las calles y que la gente nos parara… Allí, en aquel momento, éramos deportistas, la gente no veía nuestra discapacidad, sólo lo que representábamos. Ver el día de la inauguración el pabellón a reventar, salíamos por la televisión (aquí en España también se retransmitió aquella inauguración), etcétera. Todo aquello parecía un sueño. Fue espectacular, disfruté muchísimo. El día de la competición estaba emocionada y nerviosa porque era la primera vez que las mujeres hacíamos judo en unos Juegos Paralímpicos. Creo recordar que éramos unas seis mujeres por cada peso.

R. G. F.: ¿Qué rival te sorprendió más?

María: La china Lan Mei Xue. (Ríe). Fue mi rival más dura, competí con ella en el preolímpico y luego en la final en Atenas. Aguanté lo que pude (ríe de nuevo). Era muy fuerte, sus piernas parecían de hormigón.

R. G. F.: No todos los deportistas con discapacidades físicas tienen una medalla de plata paralímpica, en Almería sólo estáis 2 personas y tú eres una de ellas. ¿Qué significa esto para ti?

María: Estoy muy orgullosa de ello, es algo muy importante.

R. G. F.: Durante muchos años el judo femenino apenas ha tenido visibilidad. ¿Cuál es la situación del judo femenino en la actualidad?

María: Llevo un año metida otra vez en el tema y por lo que yo veo se ha equiparado. Está muy igual, yo no veo ninguna diferencia entre chicos y chicas en este deporte, o por lo menos es así en el entorno en el que me muevo.

R. G. F.: ¿Tuviste algún cuidado especial en relación a tu lesión previa al Campeonato de Europa de Vlaardingen (2005), particularmente en una rodilla?

María: Mi fisioterapeuta me cuidaba mucho y sabía tratarme muy bien. Además, yo llevaba una rodillera especial.

R. G. F.: ¿Al final te llegaste a operar?

María: No, no me llegue a operar. Me explicaron los pros y contras de la operación de rodilla y decidí no hacerlo. Eso hizo que me replanteara muchas cosas. Como deportista estaba muy satisfecha con los logros conseguidos.

R. G. F.: ¿Y desde entonces trabajas vendiendo cupones de la ONCE? ¿Cómo fue la transición desde el deporte de élite al mundo laboral?

María: Sí, así es. Al principio, mal. Mi ritmo de vida y de entrenamiento era fuerte y de repente dejarlo se hizo duro. Estaba desubicada.

R. G. F.: ¿Tus dos hijas mellizas, Carmen y Rocío, siguen tus pasos en el judo?

María: Sí, son unas máquinas, entrenan conmigo en el gimnasio Kronos Almería. Actualmente son cinturón amarillo-naranja.

R. G. F.: ¿Qué te hace reír y qué te hace enfadar?

María: Me río con todo, y me enfado con la mentira y la injusticia.

R. G. F.: Para ti, ¿qué es disfrutar de la vida?

María: Estar con la gente que me hace bien y mi familia.

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