Empieza el derribo de la estación intermodal de Almería con esta complicada operación

Ni 24 horas después del anuncio de que esta semana Adif procedería al derribo de la actual estación intermodal, los trabajos de desmontaje de su estructura han comenzado en la capital almeriense para su vaciado total –a excepción de la marquesina con nidos de vencejos–, al objeto de dejar el terreno despejado sobre el que abordar un compleja operación constructiva que dotará a la futura estación del AVE de un aparcamiento subterráneo de dos plantas.

Contemplado en la actual zona de dársenas, la construcción de este parking, con una capacidad prevista de 392 plazas, requiere un vaciado del terreno de 9,4 metros con pantallas ancladas a cuatro metros de profundidad, por lo que este espacio de obras necesita control de agua freática, ya que el nivel actual está a una cota algo mayor, por encima de un metro, aproximadamente.

El proyecto de obras ha ideado un sistema bombeo compuesto por 20 pozos perimetrales, a 14 metros de profundidad, más otros tres de refuerzo, dos en la zona actual del túnel de acceso más un tercero. Este sistema, según los cálculos técnicos, permitirá bombear conjuntamente un caudal de 130 litros por segundo, evitando así riesgos de afecciones a edificios cercanos.

Los trabajos iniciados están centrados, primero, en la ejecución de los pilotes de cimentación en la zona de ampliación de la futura estación ferroviaria, justo donde ahora se ubica la intermodal, y en agosto se prepararán los muretes guía para incorporar un equipo de pantallas para iniciar la actividad. Ya en septiembre, según explicaba este pasado lunes el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, está previsto que se incorpore un segundo equipo con el que dar un mayor impulso a las obras. De forma paralela, se va a iniciar todo el sistema de pilotaje en la zona de los nuevos terrenos a ocupar por la futura estación, ya que la terminal del AVE ganará unos 4.800 metros divididos en doble planta con respecto al actual equipamiento.

Almería capital se despide así de la que fue la primera estación intermodal del país, que aunaba en un mismo espacio el transporte en ferrocarril y en autobuses, con un edifico que ha tenido poca vida (menos de 25 años), y no de una arquitectura al gusto mayoritario, pero que ha cumplido las funciones para las que fue ideada.

La nueva estación

La futura estación del AVE, que vendrá a consolidar la intermodalidad de la que la capital fue pionera, se construirá en superficie (la opción de estación soterrada se deja para un fase 3 que ahora mismo se presume utópica), con una transformación arquitectónica sustancial que, mediante la modificación de la actual configuración y distribución de la actual intermodal, permitirá dar cabida al incremento de viajeros previsto por la llegada de la Alta Velocidad.

La intervención en el actual edificio será tal que, incluso, permita la división de la gestión de las estaciones de autobuses y ferroviaria, lo que conlleva a la separación física de ambas tanto desde el punto de vista arquitectónico como a nivel de instalaciones, de forma que se pueda facilitarse el reparto de responsabilidades y activos entre Adif y la Junta.

Serán dos edificios en uno, reconocibles individualmente, y con elementos arquitectónicos que vendrán a caracterizarla como el vestíbulo principal, de 1.000 metros cuadrados, con altura de entre 4 y 6 metros y tres grandes lucernarios, o las marquesinas, tanto de dársenas como en la cabecera de andenes que el proyecto define como icónicas.