Así será el derribo del edificio de Correos en Almería, sin voladuras y con robots telecontrolados
Almería
Minimizar los ruidos y la superficies polvorientas, consignas del Ayuntamiento
No será cuestión de segundos y por efecto de la dinamita como ocurriera en 2006 con las torres de La Térmica o, echando calendario atrás, con el edificio de Trino, en 1998. No habrá voladuras controladas para hacer desaparecer del paisaje urbano la antigua sede de Correos, asentada en el centro capitalino desde hace unos 58 años, sino que el sistema de demolición escogido es bien distinto debido, precisamente, a que se encuentra rodeada de pisos residenciales y negocios que podrían verse afectados. Para hacer desaparecer sus cinco plantas sobre rasante (cuenta además con sótano), se necesitarán un total de ocho meses y se empleará por ello robots de demolición telecontrolados, entre otros medios.
Cerrada desde hace doce años, la que ha sido durante décadas la central de Correos en la capital almeriense, tiene los días más que contados, después de que el Ayuntamiento haya acordado con vecinos, comerciantes y hosteleros iniciar los trabajos en la segunda quincena de septiembre, una decisión, la del derribo, no compartida por todas las voces. Entre ellas, las del grupo socialista que defiende la conservación de este inmueble, situado junto a la plaza Juan Cassinello, como ejemplo del brutalismo, una corriente arquitectónica que otros países europeos se han decantado por conservar.
Los planes están, no obstante, a la vuelta del verano y la empresa adjudicataria, Ribera Navarra, prepara su entrada en el edificio. Lo hará con medios manuales y mecánicos en una operación valorado en más de 600.000 euros.
Lo primero será proceder al andamiaje del edificio y comenzar la demolición manual, programada principalmente en las plantas superiores en las que se empleará maquinaria de pequeño tamaño y los robots telecontrolados servirán para adentrarse en los espacios de mayor complejidad más complicadas.
Se avanzará por los diferentes pisos de manera secuencial, minimizando las afecciones en el entorno, hasta poder hacer empleo de la maquinaria pesada, ya en las plantas inferiores. La consigna del Ayuntamiento es, además, minimizar todo lo posible los ruidos y las superficies polvorientas, habiendo exigido al contratista maquinaria silenciosa y límites horarios.
Visitas a los comerciantes de la zona afectada
La actual concejal de Urbanismo, Eloísa Cabrera, ha girado visitas a comercios de la zona para informar personalmente de cómo será la demolición de este vecino de cemento que les ha acompañado durante más de medio siglo. Desde el Ayuntamiento se asegura la disposición municipal a facilitar información detallada a cualquier residente en esta parte del centro de Almería, así como a los negocios, al margen de las reuniones mantenidas con las asociaciones vecinales, Ashal y Almería Centro a los que se les ha pedido que, a su vez, divulguen las indicaciones aportadas por la concejal en los citados encuentros.
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