Los ecologistas de Almería advierten de la persistencia de la sequía a pesar de las lluvias
Agua
Los periodos de sequía se incrementan, las lluvias se concentran en pocos días y la demanda no para de crecer
La Noche del Agua: Almería, punta de lanza en su gestión sostenible

El Área de Recursos Hídricos del Grupo Ecologista Mediterráneo ha llamado la atención sobre la falsa percepción de que los problemas del agua estarían solucionados gracias a las lluvias de las dos últimas semanas del invierno. “Ver llover aleja al fantasma de la sequía, pero conviene no olvidar que son las primeras precipitaciones de cierta consideración desde el inicio del Año Hidrológico, allá por el mes de octubre”, indica en un comunicado elaborado por el Día Mundial del Agua.
Los datos históricos muestran una trayectoria casi plana en las últimas décadas, un tiempo en el que los registros anuales en la provincia de Almería se sitúan de forma recurrente en el entorno de los 200 litros por metro cuadrado y año, con ligeras oscilaciones de un año a otro. El problema, para el GEM, radica en la irregularidad de esas precipitaciones, que se concentran en unos pocos días al año y, en ocasiones, lo hacen de forma torrencial, lo que provoca que las escorrentías eviten que la tierra y los acuíferos se recarguen adecuadamente.
En esta ocasión la lluvia ha sido generosa en los últimos días del invierno, lo cual aporta vida a los suelos en toda la provincia que, según señala Antonio Rubio Casanova, responsable del programa de Biodiversidad Domesticada del grupo, va a permitir que podamos disfrutar de una primavera esplendorosa, con una potente floración que, por ejemplo, llenará los campos de flores y abre la puerta a un año excelente en uno de los productos de calidad suprema que se elaboran en Almería, como es la miel que se hace de las flores de albaida, tomillo, espliego, romero o retama, varias de ellas conceptuadas entre las mejores del mundo.
Sin embargo, no todo son buenas noticias, ya que, en el último año, y como consecuencia de las fuertes olas de calor experimentadas en el interior de la provincia, con temperaturas superando los 45 grados, sumado a la pertinaz sequia del último año, han supuesto la destrucción de un alto porcentaje de plantas en las áreas forestales o fluviales donde se desarrollan este tipo de especies arbustivas.
Desde el GEM advierten que el régimen de precipitaciones presenta una clara tendencia a la disminución de cara a un futuro inmediato y pone el foco de atención en la gestión de la demanda de agua que, esta sí, sigue incrementándose con al aumento de los consumos a nivel doméstico, en una agricultura que no ha frenado el crecimiento del número de hectáreas en regadío y con el consumo en los enclaves turísticos, entre otros usos.
Los responsables del grupo ecologista consideran frívolo el discurso de que, pase lo que pase, se atenderán todas las demandas “porque con ello estaremos engañándonos a nosotros mismos y a nuestro territorio, porque los estudios y planes hidrológicos indican que, a día de hoy, todas las masas de agua subterráneas almerienses presentan un mal estado de conservación con problemas tanto en la cantidad del recurso como en la calidad final de esas aguas”.
Es evidente que son precisos nuevos aportes, que están llegando de la mano de la regeneración de las aguas residuales de las poblaciones para que puedan ser utilizadas en la agricultura, o de la producción de agua desalada. El GEM considera que hablar de nuevos trasvases cuando el cambio climático está amenazando la disponibilidad de recursos hídricos a todo el país, incluso a todo el continente europeo, es jugar a la ruleta rusa porque se repetirán los años en los que no sea posible contar con esos aportes (como ha ocurrido en los tres últimos años con el trasvase del Negratín al Almanzora). Consideran los ecologistas que esa es una realidad insoslayable, por mucho que en la planificación de las campañas se incluyan esas aguas, o las del Trasvase Tajo-Segura, cuando es muy difícil que las condiciones para la transferencia se cumplan.
Por esas razones, el GEM pide que se actúe en el control de la gestión de la demanda, incluyendo entre las medidas a adoptar la prohibición de autorizar nuevas superficies de regadío, para al menos tratar de asegurar que las ya existentes puedan mantener el ritmo más o menos normal de producción. Una medida con la que ya coinciden la mayor parte de las comunidades de regantes de la provincia a través de la Federación de Regantes, FERAL.
Un último análisis se refiere a la producción de las plantas desaladoras, que plantean el dilema de ser por una parte un método eficaz para generar agua útil para los cultivos o el consumo humano, pero por otro se convierten en una amenaza frente al cambio climático por el elevado consumo energético que precisan para ‘fabricar’ el agua. La solución, una vez más, está en manos de las administraciones públicas en cooperación con iniciativas privadas. Almería es una de las zonas del país con una mayor presencia de aguas desaladas y, desde hace más de cinco años, el Ministerio para la Transición Ecológica, tiene en su poder los proyectos para dotar a cada una de las plantas desaladoras de parques fotovoltaicos para alimentarlas de energía limpia. En una situación como la actual de emergencia climática, esos planes ya deberían estar cuanto menos en marcha y, en la mayoría de los casos, funcionando desde hace años; entre otras cuestiones, el coste del agua desalada bajaría automáticamente en más del 40 por ciento.
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