Dreambeach necesitará coordinación con el aeropuerto y autorización de Seguridad Aérea

La organización de la décima edición del festival Dreambeach, la primera que se celebra en los terrenos de la urbanización de El Toyo-Retamar cedidos por la Unión Deportiva Almería, deberá contar con una autorización específica de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) de forma previa a la ejecución de cualquier tipo de construcción o instalación de acuerdo a lo establecido al encontrarse el nuevo emplazamiento dentro de la zona de servidumbre de protección del aeropuerto almeriense a poco más de dos kilómetros. Así lo han confirmado en exclusiva fuentes del organismo estatal a este periódico al tiempo que han desgranado las claves del Real Decreto 369/2023 con el que se pretende garantizar la seguridad de las operaciones de las aeronaves, así como el correcto funcionamiento de las instalaciones radioeléctricas. Según el articulado de la normativa de protección de navegación aérea, la solicitud debe partir de las administraciones competentes en materia de urbanismo y obras públicas cuando la actuación requiera de licencia municipal, si bien también establece la posibilidad de que sean los propios promotores los que realicen la tramitación cuando en la actividad no esté sujeta a control previo administrativo.

Además del acuerdo favorable de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, también será necesario un plan de coordinación con el aeropuerto de Almería que contemple un seguimiento y planificación para el desarrollo previo de las infraestructuras del festival, así como del posterior empleo de drones, iluminación o pirotecnia dentro del propio recinto en el que sel celebrará el evento al encontrarse dentro de una zona de servidumbre aeronáutica. El personal de Operaciones del aeropuerto de Almería, con el que todavía no se ha producido ningún contacto municipal ni por parte de la organización del Dreambeach, debe ser informado antes de que comiencen las construcciones 'dreamers' que en las últimas ediciones han contado con un escenario de entre 25 y 30 metros de altura (8 plantas) que se ha complementado con 150 focos móviles, 100 luces cegadoras, 35 metros lineales de barras LED y efectos especiales como ocho cañones de CO2 o llamaradas de fuego frío sin olvidar la noria tan característica del festival. En su nueva ubicación seguirá contando con una zona de acampada y habrá programación simultánea en tres grandes escenarios (EDM/Mainstream/Hardstyle, Techno, Breakbeat y Dum & Bass).

Aunque las futuras instalaciones de El Toyo fueran consideradas obras menores, que estarían exentas de la autorización, no ocurriría así con el uso de medios auxiliares necesarios para llevarlas a cabo como grúas móviles o torre, andamios, camiones o excavadoras que sobrepasen la altura de las edificaciones existentes. El plazo máximo para la emisión y notificación del acuerdo previo de la AESA para la realización de las actuaciones en las zonas de servidumbre aeronáutica y de obstáculos de gran altura será de seis meses, transcurrido el cual se entenderá emitido en sentido desfavorable. El incumplimiento de la normativa actualizada el 16 de mayo del pasado año, que afecte o suponga un riesgo para la seguridad y regularidad de la aviación y aeronavegabilidad (responsabilidad contenida en la Ley 21/2003 de Seguridad Aérea) contempla la incoación de un expediente sancionador con infracciones muy graves que irían desde los 90.001 a los 225.000 euros.

Dreambeach es uno de los más destacados festivales internacionales dedicado a la música global, pero manteniendo su identidad electrónica, que alcanza su décima edición cambiando la antigua ubicación de Villaricos-Quitapellejos por los terrenos de la urbanización de El Toyo en la capital. Un nuevo emplazamiento que mejora la accesibilidad para los asistentes de fuera de la comunidad por su proximidad con la capital, comunicaciones y medios de transporte público (trenes, aviones, autobuses y taxis) y también tiene mayor capacidad hotelera para recibir a miles de 'dreamers'. Desde el nacimiento del proyecto Dreambeach en 2013 en Cuevas del Almanzora, el festival ha tenido una trayectoria meteórica que la ha permitido consolidar nuevas sedes en Madrid e incluso fuera de España (este año es la tercera edición en Chile), pero ninguna ha sido ni será tan polémica como la decisión de instalarse en la capital.

Impacto económico de más de 13 millones de euros

Pese a las valoraciones favorables de administraciones (Ayuntamiento y Junta), empresarios y patronal hostelera que inciden en que será un revulsivo económico con la creación de más de mil empleos y un impacto directo de más de 13 millones de euros, la celebración del festival se ha topado una fuerte oposición vecinal en El Toyo con la recogida de firmas e incluso la reciente creación de una plataforma que exige el cambio de ubicación. El consistorio almeriense mantiene el contacto permanente con los residentes, a los que asegura que darán las explicaciones pertinentes, después de una primera comparecencia en la que dieron los detalles del acuerdo que contempla la celebración del festival durante las dos próximas ediciones en los terrenos de la UD Almería destinados a edificar la futura Ciudad Deportiva.

La organización también cuenta con el patrocinio de la Junta de Andalucía, a través de la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y Deporte de Andalucía (subvención de 100.000 euros en 2023), y la implicación de Protección Civil y el Servicio 112 de cara a la elaboración de un plan de emergencia que complementará el dispositivo de seguridad del que formarán parte el consistorio de la capital y la Subdelegación del Gobierno. Para su décimo aniversario el festival se adelanta a la primera semana de agosto (del 1 al 4) y están preparando un cartel de lujo con David Guetta, Brennan Heart, Cera Khin, 1991, Stanton Warriors, Morten o Indira Paganotto, entre otros tantos artistas de talla mundial a la espera de confirmación de Prodigy que suspendió su participación anterior en el último momento, con el objetivo de superar los 135.000 asistentes que se dieron cita en su novena edición tanto en la zona de acampada como en el recinto de conciertos a orillas de la playa de Palomares, la del baño en blanco y negro de Manuel Fraga.