Directores de cine (y V). Berlanga, un genio irrepetible

Cine

El director español que, a través de la sátira, mejor ha sabido reflejar la sociedad española en diferentes momentos de su historia contemporánea

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Imagen del rodaje de “La vaquilla” con Berlanga y parte de su equipo, junto a José Sacristán
Imagen del rodaje de “La vaquilla” con Berlanga y parte de su equipo, junto a José Sacristán / D.A.

De los grandes cineastas españoles, Luis García Berlanga (Valencia 1921- Madrid 2010) ha sido el que mejor ha plasmado en el celuloide el alma de esta España nuestra. Será muy difícil elegir cual es su mejor obra. De los diecisiete largometrajes que dirigió y sin menosprecio a las demás son irrepetibles: “¡Bienvenido, mister Marshall!” (1953), “Calabuch” (1956), “Plácido” (1961), “El verdugo” (1963), “La vaquilla” (1984), “Tamaño natural” y toda la saga de los marqueses de Leguineche inaugurada con “La escopeta nacional”. Su obra sirve de espejo de una sociedad a la que el cineasta observó y analizó durante más de cincuenta años de carrera.

Hubo altibajos en su carrera, si bien hay títulos, algunos de los citados, que merecen grabarse en mármol impoluto blanco Macael, por ser de lo mejor del cine nacional. Ya en el epílogo de su trayectoria sus cintas flaquearon, con algunas películas que no estaban a la altura de su genio como “Moros y Cristianos” (1987), “Todos a la cárcel” (1993) o “París Tombuctú” (1999), la sexualidad en las últimas etapas de la vejez.

A lo largo de sus películas este director se convirtió en cronista de la historia de España desde un punto de vista profundamente crítico. No se privó de cuestionar a ningún estamento, desde la iglesia al poder político y militar, testimonió los años del franquismo y más tarde los de la Transición para evidenciar sus miserias y siempre utilizó el humor negro como arma.

¡Bienvenido mister Marshall!
¡Bienvenido mister Marshall! / D.A.

Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, el periodista e historiador Miguel Ángel Villena publicó “Luis García Berlanga, vida y cine de un creador irreverente”. “Esa España caricaturizada que él cuenta sigue existiendo, Berlanga habría hecho una película sobre las vacunas y la gente que se ha colado: obispos, alcaldes, mandos militares…podría ser como “La escopeta nacional” tranquilamente”, dijo el biógrafo también valenciano.

“Berlanga no ha envejecido y ver su cine es fundamental para cualquiera que quiera entender la España del siglo XX. Además, en un país tan cainita, tuvo éxito en públicos muy distintos; él siempre decía que debía de estar en el punto medio porque los de derechas pensaban que era un rojo peligroso y los de izquierdas que un conservador y un burgués”.

Si nos remontamos a finales del año de gracia de 2020, fue cuando la Real Academia Española formalizó la entrada en su diccionario del término “berlanguiano”, adjetivo que remite a los rasgos característicos de la obra de Luis García Berlanga. Esta incorporación oficial al léxico académico se produjo diez años después del fallecimiento de director más conocido y popular de la historia del cine español.

Algunos criticaron la excesiva neutralidad de la definición del adjetivo “berlanguiano” en el diccionario de la R.A.E. Al año siguiente se celebró con cierto énfasis el centenario de su nacimiento (1921) y deberían quizás añadir una nueva entrada. Berlanguiano: grotesco, tragicómico, esperpéntico o paradójico, pero absolutamente real. El año berlanguiano contempló, entre otras cosas, una retrospectiva integral de su obra, congresos internacionales que analizaron su figura, una exposición itinerante que arrancó en su Valencia natal, una campaña en redes en la que cineastas reivindicaron su cine, así como un libro sobre sus trabajos titulado “Furia española”.

José Luis García Berlanga
José Luis García Berlanga / D.A.

Si me dejo llevar por la pasión personal, cosa que no debería, creo que nuestro cine ha dado, por lo menos, cuatro verdaderos genios: Florián Rey, Luis Buñuel, Edgar Neville y Luis García Berlanga.

Luis Buñuel, tan bronco y tan sutil como su paisano Goya, escandalizó con el surrealismo de “Un perro andaluz” y “La edad de oro”. El exilio aumentó su pasión española, patente en sus versiones de Galdós, “Nazarín” y “Tristana”.

No le faltan al cine español buenos directores, en todos los géneros; ni guionistas, ni cámaras, ni decoradores, ni músicos… Además, quiero subrayar especialmente un sector, el de los grandísimos actores.

Rafael Azcona fue el guionista que entendió a Berlanga. Su primera película juntos fue “Pläcido”; la segunda, “El verdugo”, una de las más notables obras maestras del cine español de todos los tiempos, que se estrenó dentro del Festival de Cine de Venecia. Insuperables una y otra. Azcona estuvo considerado como el mejor guionista del cine nacional. Según algún crítico, “crearon una obra hecha por un tipo profundamente pesimista escribiendo y un tipo loco optimista filmando”.

La filmografía de Berlanga es, para los directores del cine español, como “un camino o una escala, de la que no se puede eliminar ningún escalón, porque todos forman parte del trayecto”, aunque el dictador Franco soltara en un consejo de ministros la célebre frase: “Luis García Berlanga no es un comunista, es algo peor: un mal español”.

Todos a la cárcel
Todos a la cárcel / D.A.

Cineasta y erotómano

Sin más dilación se puede decir que este director valenciano fue un erotómano confeso. Tan corrosivo como desesperado, su largometraje “Tamaño natural” (1974) rompe con lo coral para retratar la soledad de un individuo y su obsesión con una muñeca hinchable. Acusado a veces de misógino, Berlanga describió en esta cinta un erotismo oscuro, a contrapiés de su forma más lúdica de tratar el sexo en otros títulos. La película no encontró su público. El director explicaba que “en Londres se estrenó en los circuitos porno, y a la gente le decepcionó. No conozco a ningún hombre que me haya dicho que se le “pusiera bien” viendo la película”.

Como buen erotómano y voyeur, Berlanga dirigió para la editorial Tusquets una serie de literatura erótica llamada “La sonrisa vertical”. En el 2018, ocho años después de su muerte, salieron a subasta los cerca de 3.000 volúmenes de arte y literatura erótica que había coleccionado a lo largo de toda su vida.

“El dolor me jode, pero morirme me jode mucho más”, afirmó en su última entrevista al diario ABC.

Era martes 13 y él era supersticioso a más no poder. Así que se murió. Su hijo José Luis lo recuerda así: “Lo maravilloso es que cenó una tortilla de patatas, vio el partido del Valencia y amaneció muerto en su cama, que es la mejor manera de irse para siempre”. Ese día, para más inri berlanguiano, se casaba su hijo Jorge y hubo que suspender la boda. 

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