“El día en el que el honor no sea su principal divisa, no habrá Guardia Civil”

Almería/Si hay alguien en este país que conoce mejor que nadie los orígenes de la Guardia Civil, ese es el coronel Jesús Narciso Núñez, doctor en Historia, académico de número de la Academia de Ciencias y Artes Militares y delegado en Andalucía de la Asociación de Militares Escritores, que ha ofrecido este martes por la tarde la conferencia 'La creación de la Guardia Civil como nuevo modelo de seguridad pública', en la Comandancia de Almería. Aunque paradójicamente, la parte que menos tiempo ha supuesto de su exposición ha sido precisamente la de la puesta en marcha en sí de la Benemérita, ya que el coronel Núñez ha querido trazar un retrato del siglo XIX y de la realidad policial previa a que Francisco Javier Girón y Ezpeleta de las Casas y Enrile, II duque de Ahumada y V marqués de las Amarillas, fuese designado el 15 de abril de 1844 por el gobierno presidido por Luis González Bravo, para la organización del primer cuerpo de seguridad pública que pretendía implantarse en España en todo el territorio nacional.

Lo ha hecho acompañado por una única imagen, la de la primera cartilla de la Guardia Civil, de 1846, aunque aprobada un año antes. La misma que en su primer artículo reza: “ El honor ha de ser la principal divisa del guardia civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás”. Algo que ha servido para que el coronel Núñez efectúe una advertencia previa a su conferencia, recordando la desaparición de cuerpos como la Gendarmería de Bélgica: “El día que el honor deje de ser su principal divisa, les garantizo que pasará como en Bélgica: no habrá Guardia Civil”. El historiador ha querido incidir en varias ideas, como que la Guardia Civil no surge de la noche a la mañana, sino que es fruto de un trabajo meditado a lo largo de un año y medio del duque de Ahumada y, sobre todo, por qué era necesaria en su día y aún en la actualidad.

En primer lugar, ha recordado que en Europa, en los antes llamados países comunistas se crearon policías monolíticas, únicas, porque eran “la mejor forma de controlar todo” al no existir diversidad, mientras que en los más occidentales, como España, Portugal, Francia, Italia…. Ha habido cuerpos de carácter militar y civil. Pero eso es hablar del siglo XX y avanzar demasiado en el tiempo, porque el coronel Núñez se ha retrotraído hasta principios del siglo XIX para subrayar el “grave problema de seguridad pública”, que “se había agudizado tras la finalización de la mal llamada Guerra de Independencia”, seis años de “devastadora lucha contra el invasor francés”. Todo ello en una España eminentemente rural, ya que sólo el 15 % de su población vivía entonces en las ciudades, y en los que dos males aquejaban especialmente al ámbito de actuación policial: el contrabando, un fenómeno “tremendo en un país costero”, al que intentaban hacer frente el Ejército de Tierra y la Armada, y el bandolerismo.

Sobre el bandolerismo, ha incidido en que España luchó contra Francia a través de la guerra de guerrillas y que, una vez desmovilizada la población, “muchos dijeron que no volvían al arado” y siguieron esta estrategia bélica para cometer sus asaltos, hasta tal punto que ir de un pueblo a otro era aventurarse en un camino totalmente incierto. Avanzando más en el tiempo, antes de regresar a los primeros años del siglo XIX, ha recordado cómo en 1840, tras la primera de las tres guerras civiles carlistas, que duró tres años y fue “terrible”, la situación no había mejorado, sino todo lo contrario. Así, ha vuelto al año 1812 y la aprobación de la primera Constitución del país, para recalcar que en ese momento no existía una policía de estado, “primero porque cuesta mucho dinero mantenerla y mucho esfuerzo organizarla”. “A principios del siglo XIX la legislación sancionaba a los malhechores que cometían delitos, ya teníamos reglamentos. No hemos nacido en el siglo XIX, muchos siglos antes, ya sabíamos qué hacer, pero no teníamos creado un cuerpo policial, teníamos depositada en el Ejército de Tierra la vigilancia. Servía para las guerras externas y para el orden interno, mientras la Armada vigilada los mares”, ha dicho.

Así, ha ido desentrañando los distintos intentos de creación de una fuerza policial, comenzando por las milicias nacionales, que muchas veces tuvieron escaso recorrido o centraron su actividad principal o únicamente en Madrid, que para eso era el lugar en el que residía la corona y la ciudad más poblada de España. Entre estos proyectos destaca el impulsado en 1820 por el I duque de Ahumada, padre del fundador de la Guardia Civil, que pretendía impulsar una Legión de Salvaguardias Nacionales, una iniciativa que no fue validada por las Cortes. Cuerpo tras cuerpo, fracaso tras fracaso, el coronel Núñez ha avanzado año tras año hasta llegar a 1843, no sin un alto en el camino para comentar la fundación en 1829 de los Carabineros, que por fin perseguían al contrabando y que tuvieron prioridad sobre la seguridad pública porque los defraudadores repercutían directamente en la salud de las arcas del reino.

“En 1843 la situación de la seguridad pública era insostenible y Luis González Bravo decide que hay que solucionarlo”, ha expuesto. Tras esto, el ministro de la Guerra remitió una carta al de Gobernación, que sería definitiva para que la Guardia Civil surgiese… Aunque inicialmente se pensó que este cuerpo iba a tener una naturaleza civil y no militar. Así hasta la designación del II duque de Ahumada para organizar el cuerpo y distribuirlo por todo el país. Y a pesar de que inicialmente iban a ser 5.000 efectivos, sólo 3.500 reunían las condiciones que éste buscaba. “Al fin nace la primera policía de estado que se fue distribuyendo por todo el territorio nacional, con mil y pico efectivos menos de los presupuestados, pero con gente disciplinada, entrenada, cumplidora y eficaz, con el honor por divisa”, ha concluido el reconocido coronel y doctor en Historia.