La aridez de Almería amenaza ya al resto de España según los expertos

geología

Expertos del CSIC alertan de que se está perdiendo capacidad biológica en los ecosistemas, también a nivel productivo

La desertificación pone en jaque el milagro agrícola de Almería

Almería, una tierra de carácter semiárido cuyas características pueden ampliarse a buena parte del país. / DDA

El riesgo de desertificación en Almería puede ser un indicador importante para comprender y abordar los problemas medioambientales a nivel nacional en España. Aunque la desertificación es un fenómeno complejo que puede tener múltiples causas, algunos factores que contribuyen al riesgo de desertificación en Almería también pueden ser aplicables a otras regiones de España, especialmente en áreas con condiciones climáticas similares o donde se practiquen actividades humanas que puedan exacerbar la degradación del suelo y los recursos hídricos.

Los mapas que aporta el Ministerio apuntan a que la mayor parte de la Península Ibérica -menos el norte y humedales-, las Canarias y las Baleares -exceptuando el noroeste de la isla de Mallorca- se encuentran en riesgo de desertificación.

Algunos de los factores que podrían contribuir al riesgo de desertificación en otras partes de España son los siguientes: el cambio climático, que es un factor clave en el riesgo de desertificación. El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación pueden conducir a una mayor aridez y sequía en ciertas regiones, lo que favorecería la desertificación.

La sobreexplotación de los acuíferos y el uso no sostenible del agua para la agricultura y otros fines pueden agotar los recursos hídricos y afectar negativamente la calidad del suelo, lo que puede contribuir a la desertificación. Además, la deforestación y pérdida de vegetación natural pueden acelerar la erosión del suelo y la degradación de los terrenos, aumentando la vulnerabilidad a la desertificación.

Por otro lado, las prácticas agrícolas no sostenibles también son un factor importante. El uso excesivo de fertilizantes y pesticidas, así como la expansión de monocultivos intensivos, puede dañar la salud del suelo y la biodiversidad, lo que a su vez aumentaría el riesgo de desertificación. Asimismo, el crecimiento urbano sin una planificación adecuada puede conducir a la pérdida de tierras agrícolas y áreas verdes, aumentando la exposición a procesos de desertificación.

Capacidad biológica en los ecosistemas

España es el segundo país de la Unión Europea, solo por detrás de Suecia, con alrededor de 28 millones de hectáreas de superficie forestal, lo que supone más de la mitad de todo el territorio nacional y, sin embargo, el 75 % se encuentra en riesgo de desertificación, pero ¿qué significa esto realmente?.

El director del Centro de Investigaciones sobre Desertificación adscrito al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Patricio García-Payos, explica a EFE que "el riesgo de desertificación, un escurridizo término difícil de medir, viene a decir que se está perdiendo capacidad biológica en los ecosistemas, también a nivel productivo", en referencia a la agricultura.

García-Payos añade que "las provincias que cuentan con mayor peligro son las que se parecen más al norte de África como Almería, Murcia y Valencia o incluso la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha", y señala, que a su juicio, los bosques centrales de la Península serán "menos densos y con menos especies en unos años".

Sin embargo, se muestra optimista, ya que asegura que "es irreversible en un ciclo político, pero no en términos biológicos", de forma que aún se pueden paliar muchos de los problemas de sequedad en los montes.

Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) es totalmente compatible un aumento del paisaje forestal, a consecuencia del éxodo rural de los años 50 del siglo XX entre otros motivos, con el hecho de que esta vegetación sea cada vez más seca.

En palabras de Javier Puertas, geógrafo técnico del foro profesional de áreas protegidas en España EUROPARC, con tres decenios de recorrido, hay "procesos naturales de aridez en las zonas mediterráneas" y ejemplo de ello es el conocido desierto de Tabernas en la provincia de Almería.

Precisamente para cuidar el estado de los bosques se ha creado "LIFE Redbosques Climas", el último proyecto de EUROPARC financiado por la Unión Europea que pretende promover la capacidad de adaptación de las superficies forestales al nuevo clima, así como "mitigar el cambio climático y conservar la biodiversidad".

"Lo que planteamos en el proyecto en territorios concretos son medidas para aumentar la heterogeneidad de especies", ya que esto incrementa la resiliencia del bosque ante situaciones adversas, detalla Puertas, quien observa que las zonas menos vulnerables también son aquellas que comparten "árboles de diversas edades y tamaños" y de ahí la importancia de hacer nuevas plantacionaes y clareos.

En la misma línea, la secretaria general de PEFC España, Ana Belén Noriega, asevera la importancia de los "bosques protectores", los cuales ocupan buena parte de toda la superficie forestal, además de "proteger nuestras aguas y nuestros suelos, haciendo que se rellenen los acuíferos".

Para no perder la mirada hacia los bosques Noriega declara que desde PEFC se trabaja en certificar los bosques urbanos y periurbanos: "Necesitamos que la gente que vive en ciudades tenga un corredor verde", concluye la experta.

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