El desembarco que no cesa en el Poniente
Inmigración ilegal
Nueva oleada de pateras este lunes a primera hora con dos embarcaciones que descargaron en la playa abderitana de Guainos y otras cuatro que se desviaron hacia la costa granadina
David contra Goliat en la Frontera Sur
La playa almeriense de Guainos en Adra va camino de convertirse en la dársena de un puerto comercial de la clandestinidad en la que atracan cada pocos días varias pateras que desembarcan a decenas de inmigrantes que se introducen en la península de forma irregular sin apenas control y oposición por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En jornadas como la de este lunes han vuelto a entrar en escena las narcolanchas que trafican con seres humanos completando un trayecto desde Nador hasta el litoral almeriense en el que han transportado a casi un centenar de inmigrantes. Según ha podido conocer este periódico de fuentes de la investigación policial, dos embarcaciones neumáticas hicieron su aparición en torno a las ocho y media de la mañana en la playa de Guainos y otras cuatro optaron por desviar su trayectoria hacia la costa granadina de La Rábita y Pozuelo.
La Guardia Civil ha confirmado la interceptación de un grupo de casi 80 personas a su llegada a Albuñol, si bien el desembarco en Adra se produjo sin ningún tipo de respuesta y todos pudieron escapar y perderse entre los núcleos costeros y el mar de plástico del Poniente como se aprecia en el vídeo. De inmediato, nada más descargar el pasaje, las dos embarcaciones, con dos o tres tripulantes, retomaron el trayecto de vuelta a Marruecos con la intención de volver a intentarlo en los próximos días. El litoral del Poniente es el principal foco de la irrupción de las narcolanchas que están cambiando el hachís por el tráfico de personas desbordando por completo las capacidades del servicio marítimo y también de los dispositivos terrestres que tienen que volcarse en la respuesta a las avalanchas migratorias y aparcar el resto de los competencias de la seguridad ciudadana.
Desde que comenzó el verano y hasta principios de septiembre, con la mejora de la climatología, el goteo de lanchas es permanente y como mínimo entra una diaria. Si en los seis primeros meses del año habían sido 1.700 inmigrantes los que entraban ilegalmente por vía marítima a la provincia, entre el 1 de julio y el 20 de agosto la cifra se disparó a 2.500. En la actualidad el cómputo ya está por encima de las 4.500 personas en lo que va de 2023 cuando el ejercicio anterior se cerró con 4.033 personas en los doce meses, según se plasmaba en el último resumen de agosto del Centro de Coordinación para la Vigilancia Marítima de Fronteras de la Guardia Civil. Sólo Tenerife y Las Palmas superan la estadística de la Comandancia de Almería. El fuerte tirón de la ruta desde Nador ha propiciado el vuelco del liderazgo en la estadística por países de origen y hasta septiembre el número de marroquíes que han llegado a la provincia (2.846) duplica la cifra argelinos (1.177).
Las organizaciones criminales son conscientes de su supremacía náutica en la Frontera Sur y están haciendo un triple negocio con las lanchas rápidas: tráfico de drogas, logística (petaqueo) y desde hace meses el transporte de personas. Las mafias han reactivado la ruta migratoria desde Nador a Almería y llegan a cobrar hasta 9.000 euros por viaje a jóvenes marroquíes. En los últimos años venía creciendo la estadística de pateras taxi desde Argelia, en oleadas nocturnas a las calas remotas del levante, pero en la actualidad el predominio de la inmigración irregular lo canalizan desde Marruecos las narcolanchas que entran en escena a plena luz del día, por las mañanas, en playas concurridas principalmente de los pueblos del Poniente almeriense.
Los alcaldes de El Ejido y Adra han reclamado más medios materiales y humanos a la Subdelegación del Gobierno alegando la alarma social entre sus vecinos. La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) lleva tiempo alertando de una situación “inasumible” para la actual plantilla de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A su juicio, no hay suficientes agentes en las unidades ni vehículos para prestar la labor humanitaria, ni para la custodia y traslado desde la playa al CATE. A veces tienen que buscar zonas de sombra porque la espera se hace eterna a 40 grados a pleno sol por el colapso que sufre la instalación portuaria. Plantea que Almería necesita un CIE como el de Algeciras y Barcelona porque recibe oleadas de 500 inmigrantes en menos de 72 horas.
Llegan más pateras que nunca, pero se interceptan menos porque las mafias han mejorado medios y estrategias y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen un grave déficit de recursos. Las redes criminales tienen un presupuesto ilimitado porque el negocio de la desesperación de las personas es muy rentable. En cada trayecto de una planeadora viajan entre 40 y 50 inmigrantes o en torno a 3.500 kilos de hachís. Los pilotos, encapuchados porque empiezan a entrar las mafias españolas, llegan a embolsarse hasta 50.000 euros por trayecto, 35.000 por controlar el GPS. Cruzan el mar de Alborán en cuestión de horas, se acercan a la costa y descargan el pasaje en dos minutos, a veces de manera brusca y violenta, para internarse de nuevo en alta mar. Graban con el móvil el desembarco y envían los vídeos a los cabecillas para que se certifique que han entregado el “paquete” en Almería.
El 14 de agosto se detectaron 10 embarcaciones, 12 un día después y este lunes fueron 8 entre Adra y El Ejido en menos de 24 horas. Y el drama real, tal y como esgrimen las organizaciones humanitarias, podría duplicar (y hasta triplicar) la estadística oficial porque cada vez son más las descargas en tierra que escapan a cualquier control. A veces los dos agentes de una patrulla abderitana o ejidense se encuentran con grupos de hasta 80 personas y evidentemente el que se queda es porque quiere ser conducido al Centro Temporal de Atención a Extranjeros (CATE) del puerto de Almería. Saben que en 48 horas serán puestos en libertad con un oficio que presentarán en Comisaría de Policía Nacional para que se tramite una orden de expulsión que casi nunca llega. Las repatriaciones en las ocho provincias andaluzas fueron 645 en 2022, 377 en 2021 y 556 en 2020. Millar y medio en tres años, menos de los que llegan a Almería en dos meses de verano.
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