Cruz Roja intensifica por el frío su asistencia a las más de dos mil personas sin hogar en Almería
Entrega de bebidas calientes, mantas, ropa de abrigo y detección de necesidades diversas, entre las acciones que realiza el voluntariado
Noches de frío y pobreza
Cruz Roja Española en Almería ha intensificado estos días la actividad de sus Unidades de Emergencia Social motivado por un acusado descenso de las temperaturas en la provincia. El refuerzo de sus capacidades tanto materiales como de personal voluntario es imprescindible para poder atender a personas en situación de calle y extrema vulnerabilidad. Según los últimos datos registrados por los técnicos de la organización, Cruz Roja está atendiendo en la provincia de Almería a más de 2.240 personas en situación de sinhogarismo. En sus rutas prestablecidas por las calles de la ciudad, en su mayoría nocturnas, el voluntariado de la Unidad de Emergencia Social ofrece a las personas en situación de sin hogar bebidas calientes, mantas, sacos de dormir, ropa de abrigo, productos de higiene personal, información de recursos temporales donde alojarse para evitar el frío, y también conversación y escucha.
Esta relación estrecha con los que más lo necesitan por parte de los equipos permite detectar otras posibles necesidades o problemas de salud que requieran atención lo antes posible, como sufrir algún tipo de violencia o padecer alguna enfermedad respiratoria, dermatológica o de otra índole que pudieran acentuarse por las bajas temperaturas. Además de la atención nocturna que dispensan a las personas en sinhogarismo, Cruz Roja les ofrece el Centro de Atención Social (CASA), para que puedan permanecer durante el día así como servicios de duchas, lavandería y asesoramiento en apoyo para cualquier gestión, acompañamiento o ayuda en procesos de reinserción.
Mati Cobo, voluntaria desde hace más de una década, relata cómo es la jornada de la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja en Almería. Las salidas en invierno se mantienen como el resto del año, tres veces por semana, pero cuando bajan las temperaturas se incrementa el personal y las dotaciones de comidas calientes y ropa de abrigo. "Nuestra intención es acompañarles para que no se sientan solas y tratar de sacarlos de esa situación de extrema vulnerabilidad, que sepan que hay recursos como el centro CASA para buscar una solución". Lo que más valoran, según explica Cobos, es el contacto humano, la calidez y cercanía de los voluntarios. "Se crea un vínculo que ayuda a que puedan empezar a remontar".
La Unidad de Emergencia Social cuenta con casi 400 voluntarios en la provincia que cuando acaban su jornada laboral no vuelven a casa a descansar como el resto de los ciudadanos. Se enfundan sus chalecos y guantes azules y se echan a las calles con la firme intención de ayudar a las personas especialmente vulnerables, sobre todo cuando el frío arrecia. Son los que mejor conocen la realidad de los sin techo, hombres y mujeres que malviven en cajeros y portales entre mantas y cartones, y hacen lo imposible para poder cubrir sus necesidades básicas de abrigo y alimentación. Esta unidad se puso en marcha en el contexto de la crisis del ladrillo en Almería y que se exportó al resto de las capitales andaluzas no sólo se concibió para repartir la comida reparadora a la gente sin hogar, su objetivo va mucho más allá y pasa por la mejora de sus condiciones de vida atenuando la exclusión y pobreza.
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