El crimen de la joven asiática

Una incógnita. El próximo mes de noviembre se cumplen nueve años de este suceso, del cual se sigue sin saber nada sobre los posibles autores de este brutal asesinato de una mujer

La ley del silencio que impera en los clubes de alterne dificultó las investigaciones.
José Ángel Pérez

23 de junio 2014 - 01:00

A pesar de haber transcurrido más de un lustro, aún se mantiene un cierto halo de misterio en torno al caso del cadáver de una joven al parecer extranjera cuyo cuerpo apareció muerto la tarde del miércoles 16 de noviembre de 2005 en el término municipal de Vera, con evidentes signos externos de violencia repartidos por todo el cuerpo sin que el autor o autores del crimen hayan cumplido su débito con la Justicia.

Cuando se van a cumplir casi nueve años del brutal asesinato, el crimen sigue estando impune y de su asesino o asesinos nada se sabe. No se han llegado a conocer más datos sobre el resultado final de las investigaciones que se efectuaron e incluso no ha llegado a trascender oficialmente si la victima llegó o no a ser identificada.

Al parecer nadie se ha interesado por este caso, que permanece olvidado y archivado en el cajón de cualquier despacho. La escasa presión social en relación con este crimen, ha podido jugar a favor de sus asesinos, pese a que la Guardia Civil, a través de la Policía Judicial mantuvo en su día un largo rosario de investigaciones no solo en la provincia de Almería sino que se ampliaron a otras provincias limítrofes. Medio centenar de personas fueron interrogadas, sin resultado positivo. Un rompecabezas que pese a un denudado esfuerzo ha llegado a encajar en este terrorífico puzzle. La sombra de un grupo mafioso controlador de la prostitucion por la zona, siempre estuvo en el punto de mira.

El cuerpo sin vida de la infortunada muchacha, se encontró desnudo y con numerosos golpes en todo el cuerpo, fundamentalmente en la cabeza y con el rostro tumefacto así como con diversos cortes en el cuello. Junto a ella un pequeño reguero de sangre pero no se detectaron otro tipo de huellas, restos de pisadas o signos en la tierra de que el cadáver hubiese sido arrastrado. Lo más seguro según los agentes encargados de la investigación fue que los criminales llegasen en algún vehículo hasta la zona y desde el coche lo empujaran arrojándolo al suelo ya que no se habían preocupado ni siquiera de intentar camuflarlo.

La Policía judicial de la Guardia Civil de Garrucha, a las órdenes del titular del juzgado de instrucción numero 1 de Vera que decretó el secreto del sumario, fueron los encargados de la investigación y esclarecimiento del caso, que de momento no ha quedado esclarecido.

En las fases preliminares de la investigación la Guardia Civil le practicó al cadáver la reseña necrodactilar de las huellas de la victima para su análisis en los laboratorios de Criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid al objeto de conocerse su identidad. La identificación se vio sensiblemente agravada por la dificultad añadida de que esta joven, al parecer de origen asiático, según se consideró en los primeros momentos o sudamericana y que se encontraba residiendo irregularmente en nuestro país.

El cuerpo sin vida de la muchacha de unos 20 a 25 años de edad fue descubierto en torno a las cuatro y cuarto de la tarde por unos niños que se encontraban jugando al fútbol en la zona del recinto del Palmeral junto a la rambla del Algarrobo.

El cadáver se encontró a unos veinte metros de un bloque de edificio frente a unas pistas deportivas. Los menores, sorprendidos por al macabro hallazgo informaron a los familiares del suceso quienes de inmediato pudieron el hecho en conocimiento de la Policía Local de Vera y de la Guardia Civil.

Al parecer, la victima de complexión delgada, pelo moreno y de estatura mediana podría ser de origen asiático o sudamericana. Junto al cuerpo no se encontró ropa alguna ni ningún otro efecto personal e incluso no se hallaron rastros de sangre, lo que hace presuponer que el crimen pudo haberse cometido en otro lugar y el autor o autores posteriormente trasladasen el cadáver hasta Vera al objeto de despistar a la Policía o Guardia Civil de la zona real donde la victima residía.

La hipótesis generalizada fue el de un ajuste de cuentas y el caso fue relacionado con los ambientes de prostitución y control de la trata de blancas.

La Guardia Civil investigó numerosos locales y clubes de alterne de la zona intentado hallar alguna pista o datos que pudieran establecer las líneas de investigación para resolver el caso. Como suele ocurrir, la ley del silencio imperante en ese mundo de los locales de alterne y prostitución nadie aportó pista alguna que posibilitara el inicio de una investigación más concienzuda.

CADENA DE ASESINATOS

Recordemos que a finales de los años ochenta y principio de los noventa, en la provincia de Almería se desató una autentica cadena de crímenes de jóvenes dedicadas a la prostitución que hizo considerar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de que el autor de estas muertes, casi todas por el mismo "modus operando", podría ser un asesino en serie.

Desde 1989 hasta 1996 un total de diez mujeres perdieron la vida a manos de un desconocido asesino sin que se llegase a esclarecer ninguno de los casos. En 1989, un pastor de Purchena halló en Las Terreras de Las Campanas el cadáver de una joven muerta violentamente. No se llegó a identificar y su edad estimativa se fijó entre los 25 y 30 años de edad.

Ese mismo año, el cuerpo de Maria del Carmen Heredia de 24 años fue hallado desnudo en el arcén de la carretera nacional en el municipio de Vélez Rubio con el rostro destrozado. Fue estrangulada. El 24 de agosto de 1989, la victima fue Maria del Carmen Sandmeyer. Tenía 20 años y ejercía la prostitución en el Zapillo. Su cadáver desnudo lo halló un matrimonio francés en un acantilado del Bello Rincón cuando hacían unas fotografías del paisaje. Como en los anteriores casos la infortunada muchacha había sido estrangulada.

En marzo de 1992, la víctima fue Maria Jesús Borrego. Tenía 28 años y estaba embrazada de cinco meses. Su cuerpo estrangulado y desnudo se halló en un descampado junto a una obra a la entrada de la urbanización de Almerimar. Identico "modus operandi" que en los casos anteriores. Tanto la Policía como la Guardia Civil andaban desorientados pese a la intensidad en que se fueron desarrollando las investigaciones, pero la escasez de pistas fiables fue ralentizado su labor.

Maria Leal, de 22 años de edad apareció muerta en un cañaveral en la playa del Santuario de Aguadulce. Un matrimonio extranjero que hacia footing por la zona se dieron de bruces con su cadáver. Estrangulada y desnuda. Khadija Monsar, "Katy" , una joven que trabajaba en un club nocturno en la barriada ejidense de Pampanico murió violentamente el 5 de julio de 1993. Su cadáver semi desnudo lo encontró un agricultor en el paraje Los Cuatro Vientos de El Ejido. Su asesino le puso una cinta aislante en la boca para que no se escucharan sus gritos.

Otra mujer magrebí, Nadia Hach Amar Amollena, de 22 años que ejercía la prostitución en el Zapillo fue hallada muerta junto al campo de fútbol de Los Ángeles en idéntica situación que en los casos anteriores, desnuda y estrangulada. Finalmente, el cadáver de Aurora Amador, de 24 años fue localizado por unos pescadores, estrangulada y golpeada, desnuda, en un acantilado de la playa del Palmer la mañana del 6 de abril de 1996, Viernes Santo. Todas estas muertes, una decena, no han sido nunca aclaradas.

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