Así roban en los cortijos de La Cañada de Almería
Almería
Ni rejas ni cámaras de vigilancia frenan la oleada de asaltos. Un centenar de personas se organiza cada noche para patrullar la zona
Con total tranquilidad y despreocupación, tomándose su tiempo, un delincuente registra minuciosamente cajones, armarios e incluso los bajos del colchón, ajeno a la cámara de vigilancia instalada en el interior de este dormitorio de uno de los cortijos de La Cañada, una zona agrícola de Almería donde esta escena se ha venido replicando tantas veces que un centenar de vecinos sale cada noche desde hace un mes, organizados en grupos, a patrullar los oscuros caminos rurales carentes de alumbrado público. Suplantan la vigilancia policial que reclaman.
El vídeo que ilustra esta información es solo uno de los muchos que los vecinos del Paraje Guillén y Cortijo Córdoba han recopilado. Sobre todo, durante el mes de agosto. “Llevamos años sufriendo robos en nuestras casas, pero este verano nos han asaltado todos los días, sin descanso e incluso estando dentro de nuestras viviendas”, denuncia María del Mar Hernández, una de las propietarias de los cortijos donde residen unas 1.600 personas. “Una de las vecinas estaba en su habitación durmiendo cuando escuchó un fuerte golpe. Pensaba que era su marido, pero no, estaban robando en su casa”, relata sobre otro de los sucesos que la madrugada de este pasado día 7 volvía repetirse, dejando otro rastro de rejas arrancadas.
Y es que ni las rejas ni los sistemas de videovigilancia han aplacado los allanamientos. Tampoco las patrullas ciudadanas que baten cada noche, también desde agosto, los caminos rurales, portando linternas, a falta de luz, palos y otros objetos de defensa.
“Estamos todos dispuestos a hacer lo que sea, no nos van a acobardar”, comenta un vecino de Paraje Guillén que participa en estas patrullas nocturnas. Forman parte de las mismas un centenar de personas, que se han organizado en grupos para cubrir “cuatro o cinco” franjas horarias con las que cubren bien entrada la madrugada. Casi hasta el amanecer, cuando la luz del día les proporciona la sensación de seguridad que carecen por las noches debido a la inexistencia de farolas.
María del Mar Hernández, presidenta de la asociación en constitución
"Estamos al límite y necesitamos ayuda”
Llevan los teléfonos conectados y la aplicación de mensajería (whatsapp), que echa humo. “Estamos conectados, además de Paraje Guillén y Cortijo Córdoba, los vecinos de Camino Cintas, Llano de La Molina y Camino Sifones. Nos vamos dando avisos. Si vemos algo, alertamos: Ojo, que han tomado esta dirección”. Pero, según desgrana Hernández, de poco sirve ante la inmensa oscuridad que impide ver más allá de tres metros de distancia. “Se esconden en los caminos y ni la Policía, cuando vienen, les ve. Estamos al límite y necesitamos ayuda”.
La han buscado en el Ayuntamiento de la capital. Al Salón de Plenos acudía el pasado lunes una representación vecinal para reclamar la instalación de alumbrado público –una acción supeditada por el equipo de gobierno a estudios ante la situación compleja de que buena parte de esta zona no es suelo urbano–, así como presencia policial. Les da igual Nacional o Local. Lo quieren es hacer una vida, y dormir, tan tranquilos como los cacos cuando entran a robar.
Los vecinos están pendientes de la anunciada por la alcaldesa reunión de la Junta Local de Seguridad (compuesta por todas las Fuerzas de Seguridad) la próxima semana, pero también ellos han movida ficha. Antes de que acabe esta esperan encontrarse con el subdelegado del Gobierno y con superintendente jefe de la Policía Local.
1.700 firmas entregadas al Ayuntamiento
Los vecinos afectados acudieron en la mañana de ayer al registro municipal donde hicieron entrega de las 1.700 firmas que han recopilado en estos días para reclamar soluciones al Ayuntamiento. “Hasta la propia Policía Nacional nos dicen que disponer de alumbrado sería una ayuda para ellos”. Además, se han construido en asociación vecinal y ultiman los trámites.
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