El cine que amamos (V). El 'Cinema Paradiso' en un pueblo italiano
Cine
La obra maestra de Giuseppe Tornatore, "Cinema Paradiso" (1988), regresó a los cines el 26 de junio de 2020 para celebrar la reapertura de las salas hasta ese día cerradas por la crisis del coronavirus
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Giuseppe Tornatore filmó su obra maestra, Cinema Paradiso, hace treinta y seis años (1988). Ese “Cinema Paradiso” existía en todos los pueblos de los años cincuenta y sesenta; era el espacio mágico compartido con nuestros padres en la infancia y conquistado con los amigos y amigas en la juventud. El cineasta italiano quiso conquistar a público y crítica con una preciosa historia de amor al cine repleta de nostalgia que al mismo tiempo constituía un retrato sentimental de la Italia de la posguerra.
Cinema Paradiso nos contaba la relación de amistad entre el proyeccionista de un pueblo siciliano, Alfredo (Philippe Noiret), y un niño curioso y travieso que descubre su pasión por las películas desde la cabina del cine local donde trabaja Alfredo. Salvatore Cascio fue el encargado de dar vida al protagonista en su etapa infantil. Su mirada chispeante y su pícara sonrisa nos enamoraron de inmediato, tal y cómo habían hecho anteriormente otros jovencísimos actores como Jackie Coogan en El chico (1921), de Charles Chaplin; Ricky Schroder en Campeón (1979) o más tarde Giorgio Cantarini como Giosuè en La vida es bella (1997), de Roberto Benigni.
Salvatore Cascio era un pequeño de seis años huérfano de padre al que todos llamaban con cariño “Totó” y, a lo largo de la película revivíamos su infancia y sus recuerdos convertido ya en un famoso director. El filme, adornado con la excelente banda sonora de Ennio Morricone, ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa y cosechó un éxito a nivel internacional.
El reparto estaba formado por Jacques Perrin, Philippe Noiret, Leopoldo Trieste, Marco Leonardi y Agnese Nano. Cascio tenía solo ocho años cuando fue seleccionado para el papel. Y no fue tarea fácil. Había escenas que se grababan de madrugada y el pequeño se dormía en todas partes. Sin embargo, el actor siempre ha recordado con cariño el rodaje: “Tornatore me enseñó muchas cosas: me ayudó a actuar y, entre una escena y otra, me dejaba jugar al fútbol”, aseguró en una entrevista.
Todo el mundo caía rendido ante el encanto de ese niño siciliano alegre y espontáneo y no eran pocos los que le auguraban un brillante futuro en la interpretación. Tras el fulgurante éxito de Cinema Paradiso, decidió cambiar su nombre artístico por el de Totò Cascio y a lo largo de su carrera tuvo como compañeros en diferentes repartos a Franco Nero, Fernando Rey, y Peter Ustinov. Sin embargo, jamás pudo igualar el recuerdo de su entrañable personaje y decidió despedirse de la escena en 1992 tras intervenir en Jackpot, donde tuvo de compañeros de reparto a Adriano Celentano y Christopher Lee.
Se trata de una película un tanto maniquea y de lágrima fácil, aunque como conjunto funcione muy bien y posea un final estupendo, además de una de las bandas sonoras más célebres del maestro Morricone, en su período de esplendor de los años 80. Además, entre otras, «El bueno, el feo y el malo», «Por un puñado de dólares», «La muerte tenía un precio», «Hasta que llegó su hora», «Días del cielo», «La misión», «Los intocables de Eliot Ness», «Érase una vez en América», ganador en 2007 de un Oscar honorífico a toda su carrera y otro Oscar a la Mejor Banda Sonora Original en 2016 por «Los odiosos ocho».
Entona su apogeo en el testamento que Alfredo deja a Totó, convertido de mayor en director cinematográfico de prestigio.
Dirigida por el prestigioso Giuseppe Tornatore, esta obra maestra está protagonizada por Philippe Noiret, el inolvidable proyeccionista Alfredo; Salvatore Cascio, que interpreta al pequeño Totò; Marco Leonardi y Jacques Perrin, que interpretan la versión joven y la adulta del niño protagonista, respectivamente; y Agnese Nano en el papel de Elena Mendola.
Con la banda sonora de Cinema Paradiso se pueden cerrar y hacerle un sincero y emotivo homenaje tanto al cine como a propios cines. De inmediato, en esa oscuridad de lo remoto, se sucederán escenas e imágenes de nuestras películas preferidas, tantas de ellas disfrutadas en alguna sala de esta Almería de cine. El director nos dejó esta parábola cinematográfica que acerca, como muy pocas, el séptimo arte al más puro de los realismos: el de vivir…. y el de morir con las botas puestas.
Salvatore Cascio, “Totó” de niño, director de cine de éxito ya adulto, vuelve a su pueblo natal para asistir al funeral de su viejo amigo Alfredo, quien fue su amigo y maestro en el cine local durante su infancia en Sicilia. Los recuerdos de su primer amor con la bella Elena y de todos los capítulos que marcaron su feliz infancia vuelven a su mente, conectando a Salvatore con la comunidad que abandonó treinta años atrás.
«Cinema Paradiso», ganadora de multitud de premios, incluyendo el Oscar y el Globo de Oro a la Mejor Película de Habla No Inglesa y el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes, para sorpresa del pueblo italiano y sobre todo para la crítica. La película fue un fracaso en su país. Críticas negativas, quejas por su duración (155 minutos), y retirada rápida de las salas de proyección tras su lanzamiento en 1988. Un desastre económico en un mercado que por entonces no sentía apego por sus cineastas.
Cinema Paradiso volvió a los cines españoles coincidiendo con la reapertura de la gran mayoría de las salas de proyección de todo nuestro país. Una nostálgica celebración de la magia del cine y un auténtico homenaje a la exhibición que se podrá ver de nuevo en la gran pantalla, en este momento tan importante para la industria cinematográfica.
Cinema Paradiso, un canto de amor al cine, sobre todo a las salas donde se proyectó, volvió a 150 pantallas españolas justo el día que los cines abrieron sus puertas, de forma masiva, tras la pandemia.
Y cantamos con Aute: “Cine, cine, cine, cine…más cine por favor. Que toda la vida es cine y los sueños, cine son…”.
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