Las cifras oficiales de la inmigración ilegal en Almería: 58.000 personas en patera en 15 años
Crisis migratoria
El Ministerio del Interior tiene un registro desde 2006 de las personas interceptadas en aguas de la provincia, si bien no hay estadística de los que llegan a tierra. En lo que va de año son más de 4.700
Entre los años 2006 y finales de septiembre de 2021 han sido más de 58.000 los inmigrantes que han llegado a la provincia de manera irregular bajo custodia policial, es decir, interceptados en pateras y otros tipos de embarcaciones en su intento de alcanzar la costa. Así lo recoge un informe de la Dirección General de Policía Nacional al que ha tenido acceso este periódico. La resolución recoge una estadística marcada por oscilaciones anuales difíciles de explicar, si bien hay un periodo especialmente intenso que es el comprendido entre 2017 y la actualidad. De hecho, en los últimos diez años se concentran en torno a 42.000, siendo el año de mayor presión migratoria el de 2018 en el que fueron auxiliadas 12.327 personas que intentaban alcanzar la costa almeriense de manera clandestina. El ejercicio posterior es el segundo registro más elevado con 6.489 y en lo que va de año ya se han censado más de 4.700 con su correspondiente orden de expulsión.
Este drama humanitario de los flujos migratorios fluctúa tanto en los vaivenes de la estadística como en le modus operandi y desde hace un par de años los traslados están en manos de las redes y mafias, principalmente de Argelia, que han cambiado las pateras de goma por lanchas y pequeñas embarcaciones de gran potencia. Ahora llegan más con menos inmigrantes, en torno a una quincena por viaje, además de que suelen alcanzar la costa al no disponer la Guardia Civil de medios suficientes para responder a las oleadas nocturnas. En cortos periodos se lanzan decenas de pateras desde el norte de África como evidencian las estadísticas asistenciales de Cruz Roja. A través de los Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias y de Ayuda Humanitaria, atendieron a 376 personas en 31 intervenciones en el fin de semana del 18-19 de septiembre, entre este lunes y la madrugada del martes a otros 163 inmigrantes de 14 pateras y ayer por la mañana a 60. Hoy son argelinos en su mayoría y llegan a pagar una media de 3.500 euros por persona, siendo años atrás subsaharianos y marroquíes que se amontonaban en infrapateras con trayectos más económicos y peligrosos.
A pesar de que actualmente es menor riesgo por el tipo de bote y su limitada ocupación, además de ser desplazamientos que sólo requieren cinco o seis horas para cubrir los poco más de 200 kilómetros entre Almería y Orán, en lo que va de año son casi una veintena de cadáveres los que han llegado a las playas de la provincia, la mitad en los últimos días, según el recuento de la ONG Centro Internacional para la Identificación de Migrantes Desaparecidos. En alta mar hay factores naturales difíciles de controlar, como esgrimía el subdelegado del Gobierno hace unos días, y “se enfrentan a vientos de 20 nudos que no hay embarcación que resista”. Entre los años 2010 y 2020, el registro de Personas Desaparecidas y Restos Humanos sin identificar del Ministerio del Interior contabilizó 103 en Almería, de los que solo en 19 se determinó la filiación, y la mayoría se corresponden con víctimas de naufragios.
“Debemos tener las puertas abiertas y ayudar en lo posible”
El obispo coadjutor de Almería, Antonio Gómez Cantero, ha hecho referencia a las épocas anteriores en la que los españoles migraban a otros países para recordar que “debemos tener las puertas abiertas y ayudar en la medida de lo posible a los que llegan ahora” tras el rescate de más de 160 personas en las últimas 14 horas y el hallazgo de nueve cadáveres la pasada semana en las costas de Almería. “Yo sé que a veces es difícil tener las manos abiertas porque nuestra tendencia es conservar lo propio, pero desde la fe cristiana no debe ser así, el ayudar al prójimo es uno de los mandamientos fundamentales que tenemos junto con el de amar a Dios”, planteó recordando que los movimientos de personas en la historia de la humanidad “son normales” porque “todo el mundo busca una vida mejor”.
Vox reclama un compromiso de la Junta contra el “efecto llamada”
El grupo parlamentario Vox en Andalucía va a reclamar esta semana en el Pleno de la Cámara al gobierno de PP-A y Ciudadanos en la Junta que cumpla con su “compromiso de evitar el efecto llamada” de la inmigración irregular en Andalucía. Vox asegura ser el único grupo parlamentario que ha venido denunciando “esa enorme presión migratoria”, advirtiendo “a las diferentes administraciones de cómo la llegada descontrolada de miles de inmigrantes ilegales, principalmente del Magreb, está generando caos e inseguridad en zonas como Almería”. Advierten desde Vox que “las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se han visto desbordadas por la falta de recursos humanos y materiales, sobre todo en el CATE de Almería y del cansancio acumulado de los agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional para hacer frente a las oleadas migratorias.
“No más muertes para llegar a Europa”
Medio centenar personas acudía ayer por la tarde a la Plaza del Educador de la capital en señal de duelo por la muerte de nueve inmigrantes, entre los que había un niño, en el naufragio de una patera en su tránsito marítimo. Convocados por Almería Acoge, Sedim Migraciones, Cepaim y Cáritas se concentraron para exigir un Mediterráneo solidario, sin más muertes para llegar a Europa. Los convocantes entienden que no puede perderse la conciencia ni caer en el olvido las muertes de personas que intentan llegar a nuestras costas. “Hoy nos concentramos porque no puede ser delito, no puede ser algo ilegal, querer tener futuro, ese del que muchas personas no tienen en su país”, recogía el manifiesto que fue leído en la concentración de las siete y media de la tarde de ayer. “La muerte de un ser humano no nos es indiferente y con nuestro silencio, con ese minuto que haremos gritamos que no, las administraciones no pueden ser tampoco indiferentes ante este drama humanitario”. Una vez más recurrieron a los versos de Pilar del Río, cuya poesía “Mi hijo muere cada tarde en el mar” se ha convertido en un lema de esta concentración que se viene repitiendo cada vez que un inmigrante pierde la vida en su intento de llegar a la costa almeriense. Entre las reivindicaciones de los convocantes figura la exigencia de que “se hagan todos los esfuerzos para respetar la memoria de las víctimas, para identificarlas y comunicar la desgracia a sus familiares”.
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