La Catedral de Almería en la vida de... José Carlos Estaban-Hanza Fernández

500 aniversario

La Catedral de Almería, música para Dios

Ha creado la composición musical "Sol de Villalán" con motivo del quinto centenario

La Catedral de Almería en la vida de… Francisco Gimenez Alemán

El joven pianista José Carlos Esteban-Hanza
El joven pianista José Carlos Esteban-Hanza / D.A.
Magdalena Cantero Sosa

15 de septiembre 2024 - 08:00

La música nos inspira, nos permite alabar y glorificar a Dios. Así lo han entendido los grandes compositores que no solo crean música, sino que tallan en un pentagrama el camino que nos acerca a Él. Uno de los ejemplos más significativos es el de Händel, quien enfermo, en la mayor de las soledades, desahuciado por la misma sociedad que lo había entronizado poco tiempo atrás, prácticamente paralizado por su apoplejía decidió que quería vivir, encontrando el lenguaje con el que hablar con Dios. De esa conversación surgió la primera palabra de El Mesías, “Comfort ye”, ¡Consolaos! El resto… diálogo con el Altísimo.

El pianista José Carlos Esteban-Hanza, a pesar de sus 19 años, ya ha logrado, no solo que en su tierra, Almería y Andalucía, nos sintamos orgullosos de él, también ha sido capaz de hablar con Dios. Es verdad que su abuelo Emilio, tiraba de su mano hacia el cielo mientras sus dedos correteaban por las teclas del piano inspirado por el sol, la luz y la plácida mirada de Dios escuchándolo tocar.

Esteban-Hanza es un joven que irradia pasión, entrega, trabajo, perseverancia, ilusión y amor por lo que hace, sabedor de que tiene junto a él a dos grandes, a su padre y a su madre, a Carlos y a Rocío, además de a toda una saga familiar que resuma talento y amor por Almería.

Según me cuentan mis padres, mi primer contacto con la Catedral fue asistiendo a un concierto del guitarrista almeriense Juan Francisco Padilla, cuando apenas tenía un mes de vida.

También me cuenta mi madre que cuando tenía su tienda, después de dejarnos a mi hermano y a mí en el colegio, iba al templo todas las mañanas antes de abrirla. A ella la Catedral también le trae muchos recuerdos, de los más especiales es haber visto tocando allí habitualmente a su padre (mi abuelo José), que durante muchos años fue el primer clarinete de la banda municipal y que desempeñó en muchas ocasiones el cargo de director.

Mis recuerdos más remotos con la Catedral, como telón de fondo, son una infinidad de tardes jugando al fútbol en la plaza con toda la chiquillería que se juntaba. También recuerdo sumarme a la procesión del Corpus Christi en el año que hice la primera comunión.

Por supuesto, la mayoría de mis vivencias en torno a la Catedral están ligadas a la música, ya que es uno de los pilares fundamentales de mi vida. Multitud de conciertos, primero en la plaza y luego en el claustro, siendo este último uno de los mayores descubrimientos para mí en estos años más recientes: Mi tío Tomate en solitario y con Míchel Camilo, Dorantes acompañando a Marina Heredia, Israel Fernández con Diego del Morao… son sólo algunos de los conciertos que recuerdo con más cariño, aunque personalmente uno de los momentos más bonitos vividos en este recinto fue recibir el galardón de Joven con Historia de la Asociación de Vecinos del Casco Histórico.

Si me llegan a decir que un día iba a tocar en la Catedral, jamás se me hubiera pasado por la cabeza. Quizá hubiera pensado, siendo optimista, que llegaría el día en que tocase en algún festival realizado en la plaza o en el claustro. Sin embargo, nada tenía que ver esta idea con la excepcional experiencia que viví durante el último Domingo de Resurrección de 2024.

En algunos de los últimos conciertos a los que asistí en el verano de 2023 al claustro, el deán D. Juan José Martín Campos me propuso varias veces «tocar en el piano de la Catedral», pues le gustaba mucho cómo tocaba y quería que lo compartiera allí. Aunque yo no veía mucho esa opción, pues no soy organista y además, como músico, la música en la liturgia me distrae de la propia liturgia.

No obstante, mis constantes evasivas vieron su fin cuando el deán vino con una propuesta diferente: el encargo de una composición dedicada a los 500 años de la construcción de la Catedral en el año jubilar. A esta inesperada proposición sumó que debía escribir la partitura para dejar una copia en el archivo catedralicio, donde quedaría junto a algunos escritos de personalidades históricas como Juana la Loca. Esta idea me causó un gran respeto en un primer momento, pero con el apoyo de mi familia y especialmente de mi abuela Gracia, decidí embarcarme en esta aventura.

En un principio me causó un completo shock la grandeza del reto encomendado a un joven músico, que apenas había cumplido 18 años. Hasta que encontré la luz que iba a guiar mi camino: mi abuelo Emilio (fallecido en 2020) y su querido Sol de Villalán. Como un homenaje a él, cuya labor fue fundamental para esclarecer la confusión histórica entorno al obispo que había mandado tallar el relieve, quise vislumbrar esa luz del sol catedralicio y alcancé a ver el hilo del que seguir tirando para, de una forma por completo artesanal, completar esta composición que se había vuelto un verdadero reto. Nunca había trabajado así a la hora de crear, pues en el flamenco —de donde vengo— buscas mucho más la espontaneidad; pero en este proyecto lo importante era la reflexión.

De este modo, tras varios meses de concienzudo trabajo buscando exactamente qué notas eran las tenían que sonar, conseguí terminar una obra que nació con una narrativa asociada al —inevitable— título, “Sol de Villalán”. El texto que elaboré está profundamente ligado a la música compás por compás, que ayuda al oyente a disfrutarla y a entender mis pensamientos de una forma no tan abstracta. Esto se puede ver también en el videoclip que realizamos para esta obra, que se encuentra en YouTube.

El día más especial fue el del concierto dentro del propio templo, con un piano de cola frente al altar mayor, con el que estrené esta composición tras la misa de Pascua. Me sentí muy arropado con el cariño de todos los asistentes, entre los que se encontraba toda mi familia y muchos amigos.

En esta composición he plasmado lo que la Catedral me dice cada vez que entro en ella. Culminar esta obra, y tener la oportunidad de estrenarla de ese modo tan extraordinario, ha significado un hito en mi carrera del que estaré siempre agradecido al Cabildo.

Händel compuso El Mesías. José Carlos ha hecho posible que Cristo mire a Almería y disfrute de lo que ve, escuchando su música que ya es historia en este V Centenario de su templo.

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