La Catedral de Almería en la vida de… Antonio Martín

500 aniversario

La Catedral de Almería es un edificio del que los almerienses nos sentimos orgullosos, como monumento histórico y religioso

La Catedral de Almería en la vida de… Francisco Gimenez Alemán

Antonio Martín, presidente Almería Centro
Antonio Martín, presidente Almería Centro / D.A.
Magdalena Cantero Sosa

21 de septiembre 2024 - 22:39

Las Catedrales marcaban el rumbo de las ciudades, convertidas en el centro neurálgico de cualquier ciudad. Se aceptaba el acuerdo tácito de que ningún edificio sobresaliera de la altura que, majestuosa, detentaba la torre más alta del templo catedralicio de esa ciudad. Reinaba una coherencia urbanística en la que Dios estaba implícito. Bastaba alzar la mirada y buscar la dirección. En torno a esos templos de la comunicación en los que, en sus vidrieras, los feligreses recordaban y también conocían los momentos más destacados del Antiguo y Nuevo testamento, los comerciantes se asentaban para aprovechar este trasiego continuo de almas que iban y venían. Los artesanos, los comerciantes y la pequeña burguesía, de cada lugar, buscaban acomodo en sus alrededores en una simbiosis lógica que se retroalimentó durante siglos.

Luego… con el devenir de los siglos, mucho han cambiado las cosas. Las catedrales dejaron de ser el punto referencial de cada ciudad. Las ciudades se expandieron como consecuencia del crecimiento urbano, la secularización hizo que muchos se apartaran de Dios y su Iglesia, como consecuencia de todo ello, y también causa, las necesidades comerciales mutaron a formatos propios de sociedades hiperindividualistas, y los comercios progresivamente dejaron de ser la medida que marcaba el pulso de las ciudades en torno a ellas.

De todo ello sabe, conoce y, analiza, el Presidente de los Comerciantes de Almería Alcentro, Antonio Martín, un hombre que se afana por mantener el impulso del comercio del Centro y del Casco Histórico de la ciudad, consciente además del influjo de la Catedral de Almería y su capacidad, en este caso turística y económica, para revertir la preocupante situación comercial de la ciudad de Almería.

Antonio Martín, corredor de fondo, no será quien tire la toalla en esta larga marcha por lograr que la ciudad, y su Casco Histórico, recupere el dinamismo comercial de antaño, consciente de que sin un comercio y unos comerciantes activos, la ciudad se muere. Por ello, las zapatillas de marcha lo acompañan. Es largo el camino que, a diario, debe hacer este hombre que mira al pasado, pero tiene la mirada y el impulso puesto en el futuro comercial de la ciudad, con la Catedral como protagonista, al igual que sucede en casi todas las ciudades.

La Catedral de Almería es un edificio del que los almerienses nos sentimos orgullosos, como monumento histórico y religioso

La Catedral de Almería es un edificio del que los almerienses nos sentimos orgullosos, como monumento histórico y religioso. En Almería, la Catedral protagoniza la transición entre el centro urbano y el casco histórico de la ciudad. Antaño escenario de películas de renombre y, desde que recuerdo, lugar preferido para celebrar bodas, bautizos y comuniones.

Destino clásico de peregrinaciones y viacrucis. Hoy seguimos acudiendo fieles a la Catedral con motivo de confirmaciones de nuevas generaciones, celebración de la Navidad con sus alegres luces y entrañables melodías en su puerta.

Desde la remodelación urbanística de su entorno ha vuelto a ser protagonista de la Semana Santa, acogiendo en su exterior la visita de muchas cofradías y representando momentos tan especiales como ¨El Encuentro¨ donde todos los almerienses nos apretamos para poder ser testigos del momento. Confío que con todo el proyecto de adecuación del Casco Histórico podamos ver próximamente a nuestra Catedral rodeada de negocios, tiendas de Souvenir y otros reclamos que harían de su entorno un ir y venir de almerienses y turistas, haciendo que el paso por su fachada sea un paseo agradable y no una visita obligada. Todo almeriense disfruta visitando nuestra Catedral, su arquitectura es fascinante y poder disfrutar del recogimiento que ofrece el visitarla te da paz y te hace incluso rememorar vivencias de la niñez. En concreto, recordaré siempre, cómo, cuándo era niño, y por una promesa de mi madre, todos los domingos acudíamos en familia a ver al Cristo de la Escucha; mientras mi madre rezaba, mis hermanos y yo andábamos por allí. Mi padre siempre pendiente avisándonos de ¨carreras no¨ y con el ¨dedo en la boca¨ ordenando silencio. Incluso, si algún domingo se hacía tarde y la Catedral ya había cerrado, mi padre paraba el coche en la puerta y permanecíamos todos en silencio mientras mi madre cumplía con su penitencia. ¡Qué recuerdos! Como almeriense que soy me siento afortunado y orgulloso de nuestra Catedral.

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