La Catedral de Almería en la vida de… Alfredo Cortés Gallego

500 aniversario

La Catedral de la Encarnación ha congregado en su interior a mujeres y hombres de todas las edades en los momentos que de verdad importan

La Catedral de Almería en la vida de… Antonio Martín

Alfredo Cortés Gallego, presidente del Club Unicaja Voleibol Almería
Alfredo Cortés Gallego, presidente del Club Unicaja Voleibol Almería / D.A.
Magdalena Cantero Sosa

28 de septiembre 2024 - 21:17

En un mundo tan enfrentado, de manera infructuosa, con peleas vanas, disputas irracionales, conflictos sin sentido y sin perspectiva, los almerienses estamos de enhorabuena. Lejos de esa polarización, crispación altisonante, que solo conduce a alzar la voz ante la falta de argumentos que sirvan para hacer más fácil el día a día de las personas, la Catedral de Almería, cinco siglos después de su construcción, es el lugar en el que buscar refugio ante un ruido que martillea y desasosiega mente y espíritu.

Afortunadamente millares de almerienses lo han entendido así, a lo largo de estos cinco siglos, refugiándose en el silencio perpetuo de esos muros defensivos para encontrar la realidad de lo que son, de lo que somos. Un punto en el que ese ruido superfluo deja de tener sentido. La Catedral de la Encarnación ha congregado en su interior a mujeres y hombres de todas las edades en los momentos que de verdad importan, en situaciones de fracaso, pérdidas o dolor, pero también en situaciones de máxima felicidad en las que el amor lo impregna todo. Siempre allí, en la Catedral, y bajo la imagen de la Encarnación de María Santísima, creando un equipo que siempre le será fiel, porque aquí no hay sustos ni suspense. Aquí, siempre se gana.

Y de ganar, de impulsar e ilusionar a jóvenes que cada semana salen a dar lo mejor de sí mismos, bajo unas siglas que nos representan a todos, Almería, sabe mucho Alfredo Cortés Gallego, presidente del Club Unicaja Voleibol Almería. Un hombre que irradia amor y credibilidad por lo que hace. Y si por sus obras los conoceréis, como nos dijo Jesús, a él y su alegría se lo ve venir de lejos.

No es extraño encontrarlo ante Él, el Cristo de la Escucha, en un diálogo muy personal en el que prima el amor, la devoción y la Escucha.

Vía Crucis del Cristo de la Escucha. Semana Santa de Almería de 2019
Vía Crucis del Cristo de la Escucha. Semana Santa de Almería de 2019 / Javier Alonso

Ya desde la puerta, te das cuenta. Empiezas a hacerte una idea de lo que te espera dentro. Lo primero que hace es invitarte a entrar, y te dejas llevar, y das el primer paso, y sin darme cuenta, ya estoy envuelto por la calidez de su especial luz interior, por el ruido de su silencio y por el ardor de su paz.

Quinientos años siendo sus muros testigos de exposiciones del más alto amor, protectores de aquellos que buscan refugio, transmitiendo la energía recibida y convertida en serenidad. Decido quedarme, paseo entre los brazos de sus piedras centenarias y el cobijo de su techo gótico. Me siento en uno de los bancos, vuelvo a contemplar sus muros, alzo la mirada y la detengo en su magnífico techo. Cierro los ojos y empiezo a sentir la paz que transmite este conjunto, la calma, el sosiego.

Solo eso, calma, sosiego, paz interior, aún imaginando todo lo que ha ido viendo y soportando con el pasar de los años. Ahí sigue, amando la vida y saliendo fortalecida de cada uno de los avatares por los que ha ido pasando, lección de amor por la vida, de querer seguir viviendo, a pesar de lo que pase, de seguir amando.

Respiro ese aire casi palpable del amor en todas sus formas: espiritual, humano y eterno, elevándose las emociones y entendiéndolo, amor que trasciende el tiempo y las barreras físicas, que está presente en esta vida y en las vidas venideras. Me inspira a continuar su perseverancia por la vida y seguir en pie, me ilumina para seguir trabajando en aquello que amo, en aquello que me apasiona, me llena de energía para seguir luchando por ello, por ella, por ellos, por el amor, por la vida.

Quiero ser como ella, testigo del amor y protector de los que amo y buscan refugio en mí. Miro alrededor. Me inundo de un nuevo sentimiento, el respeto. Vuelven a ser ejemplo sus muros. Ellos solo contemplan corazones. Una nueva lección: mira el corazón de tu prójimo, su alma, su luz. Me lleno de su energía, mis labios dibujan una sonrisa.

Ya sé que es el momento de despedirme, de decirle ‘hasta la próxima’, y de darle las gracias por haber compartido conmigo su historia, por darme un momento de paz y de reflexión, pero, sobre todo, de reforzarme en esa gran lección que es la del AMOR POR LA VIDA.

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