La mirada zurda
¿Qué es la suerte?
La Catedral de Almería en la vida de… Carmen Ravassa Lao (Escritora)
La Historia no siempre ha sido justa con las mujeres, de hecho, en gran medida, el relato histórico parece tener voz masculina, relegando a las mujeres a unas meras figurantes del transcurrir de los acontecimientos y de los siglos. Si bien, a nadie se le escapa que estar estuvieron, están, estamos, y no solo con el ánimo de ornamentar la escena, sino de liderarla con valentía y coraje.
¿Hubo alguien más valiente que la Virgen María? Aceptar la Encarnación no debió ser fácil para una mujer joven, casi una niña, una decisión arriesgada que asumió con humildad. Una decisión que cambiaría el mundo.
Cerca de Jesucristo también anduvieron mujeres a las que no solo no les importó poner la otra mejilla, sino que arriesgaron sus vidas por estar a los pies de la Cruz y no separarse de Él, Maria de Cleofás, Maria Salomé, María Magdalena y su madre, mujeres de carne y hueso, las únicas presentes en un momento tan peligroso como trascendental.
Salvando el tiempo y la distancia, Carmen Ravassa Lao emprendió hace más de veinte años una misión, que no ha estado exenta de ingratitudes, soledad e incomprensión, pero que ella, de manera silenciosa asumió yendo cada 24 de agosto a depositar flores en una tumba preñada de libertad, para hacer justicia con unos hombres que fueron asesinados por defender la Constitución de 1812 frente al absolutismo de Fernando VII: Los Coloraos.
La Iglesia y nuestra Catedral siempre han mantenido un contacto permanente con la Cultura
Para la escritora Carmen Ravassa la catedral de Almería, desde el punto de vista artístico y arquitectónico, es un monumento muy interesante ya que hay pocas catedrales que se hayan construido pensando más en una fortaleza que en un lugar sagrado, debido a la necesidad que tenía la ciudad de ser defendida contra los ataques moriscos almerienses y las incursiones de piratas argelinos y berberiscos.
Así tenemos que los elementos decorativos se han supeditado más a las necesidades defensivas, sacrificando las bellas vidrieras de otras catedrales, pero aportando almenas, torreones, contrafuertes, muros de menor altura para resistir los impactos de la artillería y de una fuerte cubierta para soportar el peso de los cánones. Por todas estas particularidades me fascina tanto.
Estaría muy bien que nuestra Catedral representara en Almería los Autos Sacramentales, como sucede en ciudades como Jaén y Baeza
¿Pero sabías que las campanas tienen nombre? De las que dan la hora, la más grande se llama Campana Gorda, y la nombrada Santa María toca los cuartos del reloj; los nombres de las otras cuatro son San Juan, San Indalecio, Santa Bárbara y Sagrado Corazón de Jesús.
Añoro el claustro tan alegre y bonito que tenía años atrás, con una preciosa fuente rodeada de jardines y árboles de sombra que daba gusto estar allí; comprendo que la vida va cambiando y la sociedad va teniendo otras necesidades, por eso ahora es más versátil para eventos culturales como presentaciones, entrega de premios, exposiciones, conciertos, conferencias, etc... no en balde la Iglesia de siempre se ha relacionado desde tiempos inmemoriales con la cultura, colocando en sus ventanas vidrieras con escenas religiosas y momentos vividos por la humanidad; aportaron cultura reescribiendo a mano el conocimiento cuando no existía aun la imprenta; representaban los llamados Autos Sacramentales, que eran obras de teatro. Aprovecho para sugerir que nuestra catedral retome esos autos, como se representan en algunas ciudades como Jaén y Baeza.
Creo que serían muy bien recibidos, especialmente en este año que celebramos su quinto centenario.
De todas formas, cuando construyeron el claustro tampoco tendrían árboles o quizás muy pocos, ya que, al ser preferentemente fortaleza, este era el patio de armas y tiene la puerta de salida enfrente de la principal, cruzando la nave por si los militares tenían que emprender una rápida defensa. Gracias a Dios que aquellos tiempos ya pasaron y, como digo, este sitio está ahora dedicado más al cuidado del espíritu y al enriquecimiento de la mente, como tiene que ser, ya que estamos formados por cuerpo y alma.
No quiero dejar de nombrar al sol que desde sus fachadas nos mira protector y que ha pasado a ser un símbolo de Almería, me refiero al Sol de Villalán, equivocadamente llamado de Portocarrero. Siempre lo he llevado adornando una pulsera que mi padre me regaló.
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