La Catedral de Almería, In Lumine Sapienta

V Centenario Catedral de Almería

La Catedral de Almería en la vida de José Jesús Gázquez Linares

La Catedral se alza majestuosamente en el corazón de Almería recordando diariamente el poder transformador del conocimiento y la fe

La Catedral de Almería, sembrar para dar fruto

José Jesús Gázquez Linares, director de la UNED Almería
José Jesús Gázquez Linares, director de la UNED Almería / D.A.
Magdalena Cantero Sosa

14 de julio 2024 - 08:00

Las universidades mantuvieron en sus orígenes una unión indisoluble con las catedrales dado que eran las escuelas catedralicias y las escuelas monásticas quienes se encargaban de impartir la Luz de la Sabiduría. Es imposible no imaginar al fundador de la Catedral de Almería, fray Diego Fernández de Villalán, inspirado por ese espíritu de universalidad fruto de sus conversaciones públicas y privadas, como confesor, del fundador de la Universidad de Alcalá de Henares, en el año 1499, el cardenal Cisneros, a su vez confesor de la reina Isabel.

De haber sido otros los tiempos, las circunstancias económicas y sociales, y de no haber estado Almería en este corner geográfico, nada habría detenido a ese gran prohombre, que reposa a los pies del Cristo de la Escucha, de fundar una universidad junto a su gran obra catedralicia. De hecho, sí que se adelantó a su tiempo, y la Luz de la Sabiduría, el sol de Villalan, lo dejó para los siglos futuros como imagen universitaria almeriense. Una luz que ha iluminado a lo largo de su trayectoria vital y profesional a José Jesús Gázquez, Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación. Un hombre que desde su llegada al Casco Histórico de la ciudad, como Director de la UNED, no ha hecho otra cosa que alzar la voz para decir que la “universalidad del conocimiento” también reposa a escasos metros de la Catedral. Irradiando conocimiento y oportunidades, a todos los puntos de la provincia, a personas que de otra manera no podrían ni rozar esa Luz de la Sabiduría. Un hombre comprometido, sabedor que no hay nada más transformador y necesario que el conocimiento con valores humanistas.

La Catedral de Almería se erige como un símbolo de la identidad y el espíritu almeriense

Para mí, la Catedral de Almería es un monumento de inestimable valor, tanto histórico, como cultural para nuestra ciudad. Su relevancia trasciende la mera arquitectura, pues se erige como un símbolo de la identidad y el espíritu almeriense. La Catedral representa mucho más que un edificio religioso; es un faro de inspiración y un testimonio viviente de nuestra historia y cultura. La UNED, situada también en el centro histórico, comparte con la Catedral esa misma aura de trascendencia y significación. Ambas instituciones, en su propia manera, son pilares de educación, desarrollo espiritual y cultural de nuestra ciudad.

La Catedral, con sus muros antiguos y su atmósfera solemne, evoca en mí una profunda admiración por la sabiduría acumulada a lo largo de los siglos. Cada piedra, cada vitral, cuenta una historia de fe, esfuerzo y perseverancia. Ver como la Catedral se alza majestuosamente en el corazón de Almería me recuerda diariamente el poder transformador del conocimiento y la fe.

La Catedral es un faro de inspiración y un testimonio viviente de nuestra historia y cultura

Además, siendo la UNED de Almería, Hermano Mayor Honorario, de la Cofradía de Estudiantes, la Catedral tiene un significado aún más profundo y personal para mí. Es nuestro hogar espiritual, un lugar donde se fortalecen los lazos de fraternidad y se renuevan nuestros compromisos con la fe y el servicio a la comunidad. Cada rincón de la Catedral nos habla de tradición, devoción y comunidad, valores que buscamos inculcar en nuestros miembros. Cuando hago estación de penitencia con la Cofradía de Estudiantes, el miércoles santo, y salgo por la puerta de la Catedral, siento una emoción indescriptible. Es un momento cargado de simbolismo y devoción. Al cruzar ese umbral, experimento una conexión profunda con la tradición y la fe, sintiendo el peso de la historia y la responsabilidad de mantener viva esa herencia. Es un instante de recogimiento y reflexión, donde renuevo mis votos de fe y siento el apoyo y la unidad de toda la comunidad cofrade. Siento que estoy formando parte de un tejido histórico y espiritual, que trasciende el tiempo y nos une a todos los almerienses

Cada vez que cruzo esa puerta, me embarga una profunda emoción y un sentimiento de responsabilidad. Es como si los ecos de las oraciones y los susurros de fe de aquellos que nos precedieron resonaran en mis oídos, recordándome el privilegio y la responsabilidad de mantener viva esta tradición. Me invade una mezcla de humildad y orgullo al saber que estoy contribuyendo a la continuidad de una historia que no solo es mía, sino de toda una comunidad. Esta conexión me fortalece y me llena de una energía renovada, reafirmando mi compromiso con la Cofradía y con nuestra querida Almería. Ese momento me brinda una oportunidad única para reflexionar sobre mi propio camino espiritual y profesional. Me recuerda la importancia de la dedicación, la perseverancia y el servicio a los demás, valores que intento infundir tanto en mi vida personal como en mi rol de Director de la UNED. Es un recordatorio poderoso de que, al igual que la Catedral, debemos ser faros de esperanza y guía para quienes nos rodean, iluminando el camino con nuestra fe y conocimiento.

La UNED y la Catedral, aunque diferentes en su función, comparten un propósito común: enriquecer la vida de las personas a través del conocimiento y la espiritualidad. Ambas instituciones, en su esencia, promueven el desarrollo personal y comunitario, contribuyendo a la construcción de una sociedad más sabia y justa. La Catedral de Almería es mucho más que un edificio religioso para mí. Este monumento es un pilar de nuestra comunidad, un refugio de conocimiento y fe, y un símbolo eterno de la herencia cultural y espiritual de Almería. La Catedral y la UNED, cada una a su manera, representan la esencia de lo que significa ser almeriense: un equilibrio entre el conocimiento, la fe y la dedicación al servicio de los demás.

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