La Catedral de Almería, Defensa y Seguridad

Mientras que en prácticamente la totalidad de la cristiandad se alzaban catedrales cuya verticalidad simbolizaba la elevación del templo, por y para la gloria de Dios, aquí, en Almería, fray Diego Fernández de Villalán pensó que nada mejor que alcanzar esa gloria divina, protegiendo y garantizando la seguridad de los almerienses, ofreciéndoles un refugio, ante la multitud de peligros que procedían del mar, pero también de tierras alpujarreñas. Así, que haciendo de la necesidad virtud, algo tan netamente almeriense, decidió construir una fortaleza, pues era consciente de que no solo debía velar por las almas, sino también ofrecerles protección y defensa a aquellos antepasados nuestros, demasiados solos en este córner geográfico.

Nuestra Catedral puede que no tenga una elevación deslumbrante pero, a diferencia de otros templos, cumplió y cumple su misión cinco siglos después. Sus muros protectores nos siguen recordando su origen defensivo. Tuvimos que esperar a junio de 1995 para que Almería acogiera, entre nosotros, a la Brigada “Rey Alfonso XIII”, con más de tres mil efectivos, dispuestos a defender a España y a los españoles. Al frente de estos hombres y mujeres, convertidos en embajadores de Almería, en cualquier lugar del mundo al que se los destine está el General de Brigada, José Agustín Carreras Postigo, un hombre que enaltece a este país como militar, así como con su ejemplo de servicio, respeto y amor a España. No es fácil su tarea, máxime cuando tiene asignada la responsabilidad de velar por la conservación, perfeccionamiento del espíritu, virtudes y tradiciones del conjunto de las unidades de la Legión.

Cinco siglos de nuestro templo catedralicio y 104 años de defensa y protección de la Legión que se cumplen el próximo 20 de septiembre.Mi vínculo con la Catedral se estrecha cuando, en enero de 1996 siendo un joven teniente cargado de gran ilusión, soy trasladado junto con mi unidad, desde la preciosa y salvaje isla de Fuerteventura, a la ciudad de Almería para iniciar un apasionante proyecto de lo que hoy es una gran realidad: la Brigada “Rey Alfonso XIII” II de la Legión. Así que la primera palabra a la que se puede unir mi recuerdo de la Catedral es la gratitud por su acogimiento. Todas las familias que nos trasladamos nos sentimos acogidas en su seno, simbolizando el abrazo de todos los almerienses. Pero sobre todo, para mí, la Catedral es el templo al que me dirigí desde mi llegada para participar en la Eucaristía y pedirle al Señor que me acompañase y guiara en este camino.

Este vínculo continúa durante quince años más, en el que se crea y cimenta una familia almeriense de adopción y a la vez de nacimiento, toda vez que mis hijos e hija nacieron aquí, en Almería. Son muchos los recuerdos de aquella fase de mi vida, de la felicidad, la ilusión y la esperanza con las que, como unos almerienses más, participábamos en la vida cotidiana de la ciudad, en la que la Catedral y su plaza ocupaban un lugar eminente. Ceremonias religiosas, misas dominicales, triduos, visitas al Santísimo en Semana Santa y respeto por los Sagrados Titulares que alberga. En la actualidad, casi treinta años después de ese primer contacto con Almería y su Catedral, con sus gentes y su personalidad, me veo de nuevo, nos vemos de nuevo una familia, acogidos y con el sentimiento de ser uno más.

La Catedral sintetiza y fomenta los valores de esta tierra, amable, trabajadora, callada y entregada y que permite que cualquier persona que llega de fuera se integré desde el primer momento. Pero a la vez, disfruto de comprobar la excelente imbricación que la Brigada de la Legión tiene con Almería, donde ya no se pueden entender la una sin la otra; donde los legionarios y legionarias son unos ciudadanos más de esta tierra, en muchos casos jóvenes oriundos, y que, con su esfuerzo, entrega y amor a España y a sus ciudadanos, aseguran la defensa de nuestra Patria y se convierten en embajadores de Almería en los lugares más recónditos del mundo.