Las dos caras de Ana Julia

La detenida participó en batidas, comparecencias familiares antes los medios y lloró en la concentración del viernes, día en el que se vistió con la camiseta de 'Todos somos Gabriel'.

La Policía investiga la muerte de una menor de cuatro años a la que cuidaba durante el periodo en que vivió en Burgos.

La detenida, visiblemente emocionada el día de la concentración 'Todos somos Gabriel' en Puerta Purchena.
La detenida, visiblemente emocionada el día de la concentración 'Todos somos Gabriel' en Puerta Purchena. / Javier Alonso
R. Espino

12 de marzo 2018 - 10:31

Ana Julia Quezada recaló en Níjar hace cinco años. Lo hacía procedente de Burgos, donde compartía vida con su anterior pareja. Viajaban con cierta frecuencia a Cabo de Gata. Se enamoraron de la zona y, al final, decidieron cambiar de vida. Así que se instalaron en la costa almeriense. La pareja montó una cafetería en Las Negras, una localidad nijareña a apenas tres kilómetros de Las Hortichuelas. Pero hace más de un año terminó la relación entre la dominicana y el burgalés.

Pero comenzó otra. Esta vez con Ángel Cruz. Establecieron su residencia en Vícar debido a la proximidad del hogar y el trabajo del padre de Gabriel.

Investigan la muerte de una niña de cuatro años a la que cuidaba cuando vivía en Burgos

Pero para disfrutar del fin de semana, en muchas ocasiones, el pequeño Gabriel viajaba con su padre y con Ana a Las Hortichuelas. Es un lugar tranquilo, al lado de la playa y donde el pequeño tenía a primos y amigos de su edad. Además, Gabriel podía disfrutar de su gran pasión, los pescaítos. También se estaba construyendo una cabaña. De hecho, se barajó incluso que el pequeño pudiera haberse perdido al ir a buscar madera. Sin embargo, tanto Patricia como Ángel, sus padres, desmintieron la idea: "Gabriel nunca se ha ido solo a ningún sitio. Se lo han llevado", aseguraban.

Pero el caso es que Gabriel desapareció justo cuando Ana acababa de llegar a la familia. De hecho, muchos de los familiares del pequeño la conocieron en una boda celebrada el pasado mes de agosto.

Pero era imposible dudar de ella. El día de la desaparición de Gabriel fue ella quien lo vistió. Fue, por tanto, quien detalló a la Guardia Civil la ropa que llevaba puesta. Eso sí, en ningún momento habló de la camiseta blanca que ella misma se encontraría días después junto a la depuradora de Las Negras.

Profesionales y cientos de voluntarios se echaron a la calle para buscar a Gabriel. Ana también. Salía con Ángel a realizar batidas. A veces incluso por su cuenta. Aparecía sin inconvenientes delante de las cámaras junto a su pareja y el resto de la familia. No faltó a la manifestación del pasado viernes en la que ocho mil almerienses quisieron dar muestra de apoyo a Ángel y Patricia. Ana llegó con la camiseta de 'Todos Somos Gabriel' e incluso se emocionó. No había motivos para desconfiar. Estaba sirviendo de apoyo a Ángel Cruz. Era su hombro, quien lo sujetaba cuando, visiblemente débil tras días sin descansar y con medicación, apenas se podía sostener delante de los medios de comunicación para pedir que nadie dejara de buscar a su 'pescaíto'.

Pero la Guardia Civil no dejó de insistir. Al igual que interrogó a los vecinos de Las Hortichuelas o testigos en numerosas ocasiones, Ana tuvo que prestar declaración, otra vez, el pasado viernes. Lo hacía después de haber encontrado la camiseta en un lugar donde ya se había rastreado.

Algo tuvo que cambiar. Su visión del entorno cambió y ayer decidió actuar para cambiar de ubicación el cadáver de Gabriel. Pero ese fue su último movimiento. No tuvo la oportunidad de volver a mostrar dos caras. Ya tenía encima a los agentes que la detuvieron justo al lado de su casa. Ahora, según adelantó El País, La Policía investiga la muerte de una menor de cuatro años a la que cuidaba durante el periodo en que vivió en Burgos. El fallecimiento, entonces, se declaró accidental.

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