Las plantas de Almería, claves para reducir la temperatura
medio ambiente
SERBAL Almería desarrolla un estudio con especies arbustivas autóctonas y las mal llamadas “malas hierbas’ que pone de manifiesto cómo estas reducen el calor más que cualquier otra planta
En provincias como la de Almería, donde, por sus características, los veranos se alargan y el termómetro no para de sumar décimas, encontrar proyectos que velen por reducir el estrés térmico, son una garantía de futuro.
Este fenómeno se manifiesta de manera destacada en las ciudades, debido a la sustitución de la vegetación natural por edificaciones, asfalto y hormigón, lo que conduce a la formación de las conocidas islas de calor urbano.
Existen algunos estudios que hablan sobre el efecto albedo. Es simple, las zonas cuyas viviendas y espacios públicos están pintadas en blanco consiguen bajar la temperatura.
Pero hay más, y no hay ni que blanquear, se trata de hacer crecer las plantas propias de la zona. Porque no todo vale.
En pos de mitigar este problema, la solución óptima sería la revegetación de las ciudades. Un estudio recientemente publicado en la revista The Lancet estima que incrementar la densidad de árboles en entornos urbanos podría contribuir a reducir las temperaturas en 4 ºC durante los episodios de calor estival.
No obstante, esta medida aún no se está implementando adecuadamente. En la actualidad, muchas avenidas de las ciudades muestran una escasa presencia de árboles, y en ocasiones se eligen especies completamente inadecuadas que no brindan suficiente sombra.
Además, tampoco se consideran las especies arbustivas y, aún menos, los beneficios que las plantas espontáneas, a menudo etiquetadas como "malas hierbas", pueden ofrecer para contrarrestar este desafío. Por razones puramente estéticas, se procede al desbroce de las plantas espontáneas, o incluso peor, se las elimina utilizando herbicidas o se sofocan bajo césped artificial para evitar su regeneración.
Por esta razón, en SERBAL han establecido como objetivo principal valorar estas plantas. En colaboración con el CEIP Arco Iris y el Ayuntamiento de Roquetas de Mar, iniciaron el Proyecto Superplantas el año pasado, el cual ya ha recibido reconocimientos a nivel nacional, dentro del marco de las iniciativas ambientales de Consum 2022.
De forma demostrativa, se han elegido dos pequeñas parcelas urbanas en Aguadulce. En una de ellas se ha iniciado la creación de un pequeño bosque urbano con vegetación mediterránea, mientras que en la otra se ha permitido que las plantas herbáceas silvestres crezcan sin intervención alguna, sin riego ni asistencia. Se están investigando y comparando diversos procesos en ambas parcelas con respecto a otras parcelas de control.
Midiendo la temperatura del suelo
Durante este verano, se llevó a cabo un estudio para medir la temperatura del suelo en distintos momentos del día. A finales de julio, en plena ola de calor, se utilizó un termómetro de suelo digital para medir tanto la temperatura del aire como la del suelo a las 7:00 horas, 14:00 horas y 21:00 horas en varios lugares: parcela experimental con plantas autóctonas mediterráneas, parcela experimental con hierbas espontáneas, parcela en la que se desbrozaron las hierbas espontáneas, parcela con césped natural, parcela con césped artificial, áreas de asfalto y aceras.
“Todos los puntos de muestreo se realizaron en el mismo barrio, con escasos minutos de diferencia entre ellos y misma exposición”, explica Emilio González, presidente de Serbal.
Plantas naturales vs. césped artificial y suelo desbrozado
Los resultados fueron esclarecedores. La parcela con vegetación mediterránea fue la única que presentó una temperatura inferior a la del aire, llegando a las 14 h –el momento más crítico– a estar casi 2 ºC por debajo de la temperatura del aire. Por contra, el césped artificial se mostró como la peor solución para bajar la temperatura del suelo. Este alcanzó a la misma hora 52,5 ºC, lo que supuso 16 ºC más que la temperatura del aire en ese momento.
Destaca del mismo modo la temperatura que alcanzó la parcela con suelo desbrozado, que con 48,2 ºC, llegó a ser incluso superior a la de la acera y asfalto.
En el césped natural se obtuvieron temperaturas de suelo razonables, pero muy parecida a la parcela en que se dejó las hierbas espontáneas, ya marchitas, protegiendo el suelo.
"Si tenemos en cuenta que una alta temperatura del suelo contribuye a las citadas islas de calor urbano, queda claro que para tener avenidas más frescas necesitamos revegetar nuestras calles", explican desde Serbal.
En este sentido, la opción más rentable a nivel estético, costes y servicios que ofrecen, sería la vegetación arbustiva mediterránea que tiene un mantenimiento muy inferior al del césped natural, especialmente a cuánto a agua se refiere.
La opción menos costosa es dejar las hierbas espontáneas. Su siembra y mantenimiento es gratuito, dependen del agua de lluvia y solo necesitaría un pequeño mantenimiento a final de temporada. Este consistiría en segar o pasar un rodillo para machacar las plantas ya marchitas, pero respetando la cubierta vegetal.
Por contra, como hemos visto, dejar el suelo totalmente desnudo de vegetación, o cubrirlo con superficies como el césped artificial, además de ser costoso no ofrece protección contra el calor, estéticamente es cuestionable y lo que es aún peor, impide otros servicios ecosistémicos. Entre ello podemos, por ejemplo, citar la infiltración del agua en el suelo, el mantenimiento de fauna urbana beneficiosa o la captura de CO2.
Por desgracia aún son mayoría los ciudadanos que ven la presencia de hierbas espontáneas en zonas ajardinadas una falta de mantenimiento por parte de los diferentes ayuntamientos. Pero las cosas están comenzando a cambiar lentamente y cada vez más ciudades, como Barcelona, Huesca o Cáceres, por poner algunos ejemplos, se van sumando al proyecto de alcorques vivos, en el que se intenta compatibilizar la jardinería urbana con el mantenimiento de la naturaleza silvestre y los beneficios que ésta aporta.
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