“La cabeza se sostenía por la piel”: los forenses confirman la brutalidad del crimen de Zhour en Almería

Los expertos detallan que una sola de las cuchilladas fue suficiente para acabar con su vida. El presunto asesino, su pareja, no presenta ninguna enfermedad mental.

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El acusado, durante la segunda sesión de la vista oral.
El acusado, durante la segunda sesión de la vista oral. / D.A.

La escena que describieron este jueves los forenses ante el jurado popular de la Audiencia Provincial de Almería fue dantesca. Zhour, la mujer asesinada en agosto de 2023 presuntamente por su pareja en el barrio de Pescadería, presentaba un “complejo de heridas” que casi la decapitaron. “La cabeza se mantenía sólo por la piel del cuello en la nuca”, expuso uno de los especialistas que realizó la autopsia.

Los forenses han detallado con crudeza las lesiones sufridas por la víctima: “una herida tan profunda que llegaba a lesionar las vértebras”, cortes que afectaron a “carótidas, yugulares, tráquea y esófago”. Cuatro de estas heridas eran “muy importantes inciso-penetrantes”, tres de ellas paralelas, además de otras que podrían haber sido “heridas de tanteo”, realizadas por el agresor para valorar la resistencia de la piel.

La causa de la muerte fue un shock hipovolémico, es decir, la pérdida masiva de sangre. “Con un solo corte certero se habría producido el fallecimiento”, han subrayado ante el tribunal.

Zhour tenía heridas defensivas en ambas manos, lo que refuerza la hipótesis de que intentó protegerse. También se tomaron muestras de piel bajo sus uñas, aunque los médicos no recibieron los resultados de los análisis.

El cuchillo utilizado fue hallado en el fregadero de la cocina, manchado con sangre y con ADN de la víctima. En las manos del acusado también se encontraron restos de ADN mezclado con el de ella. La escena del crimen, según los agentes de Policía que realizaron la inspección ocular, era “muy violenta”: colchas y alfombras manchadas, proyecciones de sangre en varias paredes y el cuerpo de Zhour tendido en el suelo, en la entrada de la cocina. El crimen se produjo dentro del domicilio familiar, protegido por una reja exterior y una puerta de seguridad, la única de ese tipo en todo el bloque.

Sobre el estado mental del acusado, los forenses que lo evaluaron han sido tajantes: “No tenía ningún tipo de trastorno”, ni en el momento del crimen ni en el de la exploración médica. Los peritos aseguraron que durante la entrevista no mostró signos de alteración mental y se mostró poco colaborador. “Estaba bien cuando realizó los hechos”, sentenciaron.

La fiscal del caso, Deborah Díaz-Jiménez Triviño, ha dirigido los interrogatorios con especial interés en esclarecer los antecedentes del crimen. Uno de los hermanos del acusado ha declarado que días antes su hermano le decía cosas “sin sentido”, como que su mujer quería denunciarlo, quedarse con la casa o llevarlo a prisión. “Eran imaginaciones que estaban en su cabeza”, ha insistido, aunque no atribuyó estos pensamientos a ningún trastorno médico.

La versión de la víctima, reconstruida a través de familiares y testigos, apunta a un deterioro progresivo de la convivencia. La hermana de Zhour, que ha declarado por videollamada desde Marruecos, ha revelado que la fallecida le confesó que su marido no la dejaba abrir las ventanas, que las persianas debían estar siempre bajadas y que no podía salir de casa. Sin embargo, nunca le mencionó querer separarse. “Ella lo que quería era estar con su marido y sus hijos”, ha asegurado.

El padre de Zhour también ha testificado. Ha sostenido que desconocía que su hija sufriera malos tratos, aunque por teléfono siempre le decía que todo iba bien. Ha confirmado que llegó a España después de que lo hiciera su pareja y que residía con sus hijos.

Una pieza clave del juicio ha sido el testimonio de uno de los vecinos, que acudió a la vivienda alertado por los gritos de los niños. “Estaban bajando y decían que estaban matando a su madre”, contó ante el jurado. El hombre avisó al 112 y permaneció con el bebé mientras llegaban los servicios de emergencia. “La niña estaba muy afectada, llorando. El niño también, pero ella estaba peor”, ha dicho.

El relato de otra vecina fallecida, cuya declaración prestada en instrucción ha sido leída en sala, apuntala la misma versión: vio a uno de los menores en el balcón, llorando y haciendo gestos para que alguien acudiera. Poco después observó al acusado salir “muy tranquilo”. Le preguntó si había pasado algo, pero él no respondió.

El juicio continuará este viernes con las últimas periciales y la exposición de los informes finales por parte de la fiscal, la abogada que actúa en nombre de la Junta de Andalucía, la de la familia de Zhour y el letrado del acusado.

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