El buzón de la Casa de Comunicaciones de Almería

Filatelia

A finales de este año, el correo danés pondrá fin a cuatrocientos años de servicio postal y, a día de hoy, las nuevas tecnologías hacen peligrar este servicio en todo el mundo

El Día de la Mujer visto a través de la filatelia

Distintos sellos de algunos de los buzones más singulares
Distintos sellos de algunos de los buzones más singulares / D.A.
Francisco J. Gutiérrez Gomiz

13 de abril 2025 - 08:00

El correo danés ya no tiene a nadie que le escriba; el 30 de diciembre de 2025 entregará las últimas cartas. Esto supondrá poner fin a 400 años de servicio postal. En el caso de nuestro país, se ha optado por continuar prestándolo hasta al menos el 2030.

La sociedad de la inmediatez, de lo inmaterial y de lo efímero ha convertido a la correspondencia epistolar en algo residual y muy pronto solo podrá verse en los museos. Con esta decisión se retirarán los buzones y los sellos se emitirán a efectos de coleccionismo y para algunos envíos internacionales.

Los buzones fueron uno de los elementos urbanos más importantes del servicio postal; estuvieron en las oficinas, en los estancos, en los hoteles… y, por supuesto, en la calle, siempre alerta, esperando sus ansiadas cartas. Su apertura, oscura y callada, era la frontera entre el que entrega sus secretos puestos en una carta y los que tenían el deber de llevarla a su destinatario. Han sido tan fundamentales que Correos ha utilizado su imagen en seis sellos.

Sello de 1993, reproduce el realizado en Cádiz en 1908, lleva por cimera la Corona Real y bajo ella un sobre alado que se apoya en el globo terráqueo; al centro, una banda que da acceso al buzón y la leyenda CORREOS. Se conserva en el Museo Postal
Sello de 1993, reproduce el realizado en Cádiz en 1908, lleva por cimera la Corona Real y bajo ella un sobre alado que se apoya en el globo terráqueo; al centro, una banda que da acceso al buzón y la leyenda CORREOS. Se conserva en el Museo Postal / D.A.
Sello que se realiza dentro de la serie América UPAEP y el motivo es un buzón con la cabeza de león
Sello que se realiza dentro de la serie América UPAEP y el motivo es un buzón con la cabeza de león / D.A.

En este artículo vamos a recordar a uno de los buzones que fuera un símbolo en nuestra ciudad durante casi cincuenta años, el de cabeza de león que estuvo en el edificio de Trinidad Cuartara. Es una pequeña historia, de esas que se enredan en el tiempo para perderse, pero que nos cuenta algo especial y diferente. Un buzón era más que un lugar donde se depositaban las cartas; Correos formaba parte de nuestras vidas, pocas cosas importantes que nos ocurrieran no pasaban por sus manos.

Nuestra historia comienza cuando Correos adquiere, en 1917, el maravilloso edificio de Trinidad Cuartara, que durante setenta y dos años embelleció nuestra ciudad (al que todos echamos de menos), para convertirlo en el primer edificio de Comunicaciones de Almería. Como es lógico, se realizaron las reformas para adaptarlo a su nueva utilidad, pero la sorpresa fue que ni en los planos ni en el presupuesto se destinó ninguna partida para este elemento tan importante. Simplemente, al arquitecto Luis María Cabello se le olvidó.

El hecho fue tan relevante que lo recogió la prensa, por la que sabemos que el señor Cabello no quiso resolver el problema y dotar al edificio de un buzón acorde con el mismo, sino que argumentó que no se atrevía a perforar el muro por los daños que pudiera causar. A pesar de que los contratistas de las obras se comprometían a verificar dicho “taladro bajo su responsabilidad”, el arquitecto se opuso terminantemente (qué cosas tiene la historia, cincuenta años después no se tuvo ningún reparo en convertirlo en escombros). Por esta razón se colocó un buzón público de piedra de cantería vieja, picada, que más bien parecía una lápida, que lo hacía antiestético y fuera de lugar en comparación con el edificio donde se había colocado. Tan desagradable era la imagen que proyectaba que al día siguiente de su instalación apareció una inscripción que decía “Aquí hace falta la chapa”. Por lo que se ve, al no estar presupuestado, se colocó uno demasiado económico o que fuese reutilizado de otro lugar.

No podemos olvidar que en aquellos momentos la remisión de cartas era el sistema primordial para la comunicación de la mayoría de la población. Por esa razón se consideraba que los buzones eran uno de los servicios básicos de Correos; debían inspirar la confianza suficiente para que se pudieran depositar las cartas. Además, ese ridículo buzón se había colocado nada más ni nada menos que en la que iba a ser la primera Casa de Comunicaciones de Almería y en un edificio emblemático de nuestra ciudad.

El escándalo fue tal que, en la sesión del 20 de mayo de 1918 de la corporación municipal, el señor Fernández Burgos propuso que el Ayuntamiento ordenara la construcción de dos buzones de mármol para donarlos a Correos. En esa misma reunión, el secretario informó de que los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios estaban ya construyendo un artístico buzón para el nuevo edificio.

Gracias a la memoria del curso de 1917-1918 de la Escuela de Artes y Oficios, conocemos que la iniciativa partió de la dirección del centro (José Rocafull de Montes era su director) y con la aprobación unánime de la Junta de Profesores.

Para su construcción intervino primero la clase de Composición Decorativa y Escultura, que fue la encargada de la confección del diseño del buzón. El profesor responsable de esta tarea fue Manuel Taramelli y el alumno que lo diseñó, Ramón Plaza Madolell.

El modelo elegido fue de “cabeza de león” elaborado en bronce. Este tipo de buzones estuvo presente en la mayoría de las estafetas de Correos desde 1877. La figura del león simboliza la inviolabilidad de la correspondencia; los que todavía recordamos cuando se echaban las cartas en ellos, sentimos una extraña sensación al introducir la mano en su boca. Fueron muy comunes en todas las ciudades de nuestro país, pero pagados por Correos.

Imagen del buzón boca de león elaborado por la Escuela de Artes y Oficios
Imagen del buzón boca de león elaborado por la Escuela de Artes y Oficios / D.A.

Una vez realizado el diseño, se fundió el bronce por el también alumno del Taller de Metales Manuel Muñoz Gabín, bajo la dirección del maestro encargado del mismo, Gaspar Pérez Rull. El resto de los alumnos colaboraron en el repaso y la terminación de la obra. Una vez finalizado, fue sometido a la aprobación de la Junta de Profesores. Los materiales utilizados para su construcción fueron facilitados por la escuela, como gasto de los respectivos talleres.

El buzón fue expuesto en los escaparates de la Librería Sempere, para que los almerienses pudieran admirarlo. Este sí era digno del edificio de la nueva sede de Correos.

Hoy no somos conscientes de la importancia de las cartas en esa época; para que podamos tener una referencia de ello, vamos a contar una anécdota que recoge la prensa en mayo de 1919. El administrador principal de Correos denuncia a través de ella que una persona había arrojado una cerilla encendida por el buzón. Afortunadamente, y gracias a los funcionarios que estaban trabajando en ese momento, se descubrió enseguida, pero a pesar de la rápida respuesta, algunas cartas se quemaron en parte.

Este hecho, que hoy en día no pasaría de un acto de vandalismo sin más, provocó la intervención de la policía, quien comenzó a realizar sus pesquisas. De este trabajo se descubrió al autor del que se le denominaba “atentado” efectuado en los buzones de Correos. Sin el más mínimo pudor se expone el nombre de la persona autora en la prensa, a pesar de ser menor de edad; tenía solo 12 años.

Por lo que se ve, el chico se encontraba con otros compañeros de su edad y, como una gamberrada, echó un papel ardiendo por el buzón. A pesar de ello, la policía lo puso a disposición judicial.

El buzón se colocó en el edificio y acompañó a los almerienses hasta que el 1 de marzo de 1967 la Comisión municipal aprobó el proyecto de construcción del nuevo edificio. Mediante el DECRETO 1403/1967, de 1 de junio, se aprueba el proyecto de demolición del edificio de Trinidad Cuartara y la construcción del nuevo edificio.

En esta ocasión, como es lógico, dentro del diseño y presupuesto sí se incluyeron los buzones. Pero estos necesitaban ser de otra capacidad y estructura; se decidió no colocar el antiguo, pero sí conservarlo. Por esta razón, se tuvo en cuenta a la hora de la demolición para evitar dañarlo y se trasladó durante las obras de construcción del nuevo edificio a una estafeta que se abrió, con carácter provisional, en la Glorieta de San Pedro.

La intención de Ramón López Jiménez, administrador de Correos, era aprovechar que en el futuro edificio se colocara en unas nuevas dependencias destinadas a Biblioteca Postal, sala de exámenes e incluso de limitado Museo Postal. Desgraciadamente, en el traslado desapareció.

Hoy, en la plaza Juan Cassinello, junto al solar de la que fuera la Jefatura Provincial de Correos, Telégrafos y CPA, queda un solitario buzón, de los escasos que podemos ver en nuestra ciudad. Es un verso suelto que nos recuerda una época pasada, un pariente de aquel buzón león del que nos sentimos tan orgullosos, de aquel símbolo de una época que ya nunca volverá.

Buzón actual ubicado en la Plaza de Juan Cassinello junto al solar donde se ubicó la Jefatura Provincial de Correos
Buzón actual ubicado en la Plaza de Juan Cassinello junto al solar donde se ubicó la Jefatura Provincial de Correos / D.A.
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