"El bicho más raro que he tratado en mi clínica es al dueño del animal"
Carlos Rodríguez presenta desde hace quince años el programa 'Como el perro y el gato' en Onda Cero Llevaba diez años sin vacaciones y las ha disfrutado en un hotel nudista en Vera

Nos hicimos hermanos de agua. Es lo que tiene practicar buceo deportivo, tuvimos que cogernos del brazo para ascender y eso une mucho, pero mucho, porque tu vida depende de ello. Carlos Rodríguez es un ser humano robusto de alma además de veterinario, escritor, periodista: dirige y presenta desde hace 15 años el programa 'Como el perro y el gato' en Onda Cero los sábados y domingos de 15:00 a 16:00 horas. Carlos Rodríguez llevaba diez años, diez, sin vacaciones; diagnóstico: un rayado total, el disco duro desfragmentado. A ver, un ciudadano normal entra en barrena nerviosa al intentar dar de baja su línea telefónica móvil. Acaba perturbado. Este mismo estado, multiplicado por infinito, era el del veterinario Carlos Rodríguez.
Un día de esos, esos más lúcidos de lo habitual asumió que, hombre, ya estaba bien, que no podía seguir así. Y va el hermano y se desnuda, literalmente, se despoja de todo, ropa incluida. Se viene a Vera, al hotel nudista, "el primer día da un poco de corte, después ya te sientes cómodo". Además, aprende a bucear que es algo así "como volver al claustro materno; sumergirse en el agua es al fin y al cabo el elemento líquido en el que hemos estado hasta nuestro nacimiento".
Ambas experiencias resultaron gratificantes, no en balde el nudismo y el buceo desatascan prejuicios a la par que iguala a todos cuando se está en bolas en el primer caso, y a varios metros bajo la superficie del mar, de la mar, en el segundo. "Es un estado de casi ingravidez, de silencio, fíjate que pensé en lo bien que viven los animales en el mar. Con el buceo te metes en el agua y se para el tiempo". Una limpieza integral, una purga mental total la suya. Empleaba Carlos la metáfora informática de "haber vaciado el disco del ordenador en un disco duro externo. Tengo la sensación de haber ido desviando información que no es necesaria a ese disco duro y me he quedado con los programas fundamentales".
Carlos Rodríguez creó Mascoteros Solidarios mientras hablaba con amigos de cómo unir el mundo de las mascotas, de unificar la protección animal. Antonio Fontanini, un crack italiano que intervenía en la conversación dejó caer la palabra 'mascoteiro' y de ahí, mascotero. Nació así Mascoteros Solidarios, una asociación que aglutina de momento a 32 protectoras asociadas que se encuentran en Asturias, Badajoz, Barcelona, Burgos, Castellón, Córdoba, Las Palmas, Madrid, Murcia, Navarra, Sevilla, Tarragona, Toledo, Valencia, Valladolid, Vizcaya y Zaragoza. Les ayudan en actuaciones preventivas como esterilizaciones, desparasitaciones y vacunaciones. También con otras cirugías y medicación para mejorar el bienestar de sus animales, para que tengan lo mejor hasta que encuentren una familia. Carlos Rodríguez no deja en el olvido "a aquellas personas que independientemente realizan una labor animalista, rescatando animales en situación de abandono de la calle o de 'perreras' o que gestionan colonias felinas".
Dedicado desde hace 27 años a ejercer la veterinaria clínica, Carlos Rodríguez sabe que hay dos cosas que le van a acompañar hasta que se muera: su hija y su profesión veterinaria; de hecho, lleva tatuado en el brazo derecho el nombre de su hija Sara en japonés y en el izquierdo el tatuaje de la palabra veterinario en chino. Él cree que una de las capacidades heredadas de su madre es la de ser manitas, de ahí que le fascine la cirugía y de ella, la especialidad de traumatología.
Si a Carlos se le pregunta por el animal más chocante que ha tenido delante, su respuesta es concluyente: "un primate de una entidad de protección que hay en Madrid. Hubo que dormirle para hacerle una radiografía y otras pruebas. Es verdaderamente impresionante ver a un primate tumbado. Lo miras y dices es feo, hombre, hay gente más fea, pero parece una persona tumbada. Pero yo creo que el bicho más raro que he tratado en la clínica, es el propietario que viene con el animal, es a quien le tienes que preguntar las cosas y es una putada porque casi siempre te miente". Después conversamos a tumba abierta del maltrato animal, otra putada que mucha gente no considera una bestialidad por razones educativas, culturales, "un problema que viene de nosotros mismos, no estamos educando bien desde los medios de comunicación, creo que hay mucho por hacer en este sentido en el mundo rural y te lo digo yo que vengo del campo".
Todo el mundo dice que ve los documentales de la 2 aunque luego no sale reflejado en las audiencias, pero mirar animales es un comportamiento propio de los seres humanos, es el amor a la naturaleza a los seres vivos. Todos de pequeños tenemos biofilia yo me quedo con cara de tonto, y afortunadamente mi hija también, mirando a una fila de hormigas llevando cosas y cuando nos hemos dado cuenta ha pasado un cuarto de hora, o ver un águila o un ave rapaz volando, o simplemente en un parque ver cómo se comportan los perros, ver si alguno es más tímido y otro es el más revoleras y me gusta mirar a la gente, que somos animales y se nos olvida". Lo que pasa, convenimos, es que no le dedicamos tiempo a mirar, a aprender de los animales que nos enseñan algo todos los días.
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