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Almería
Almería/Gracias a la declaración de Rafael Sanz Guerrero en la Causa General de Almería, pieza 2ª relativa al "Alzamiento nacional. Sus antecedentes. Ejército Rojo y liberación", documentos de archivos históricos y a los pocos estudios que existen sobre el tema firmados por Gil Albarracín, Juan Lorenzo Gómez, Francisco Miguel Guerrero, Pedro Mena, Francisco López, Eusebio Rodríguez e indagación propia, conocemos la existencia de las siguientes baterías instaladas por el Ejército Popular de la República en Almería durante la Guerra Civil, al quedar en zona de retaguardia. Todas ellas y la red de refugios subterráneos defendieron a la Ciudad de los 52 bombardeos por mar y aire de la Aviación Nacional y la Aviazione Legionaria enviada por la Italia fascista de Mussolini.
A comienzos de la Guerra, se situaron en la roca excavada del cerro 3 cañones procedentes del desmantelado acorazado España hundido años atrás junto al Cabo Tres Forcas en África, en lo que sería la batería de costa de Punta de la Mona, cercana al Castillo de San Telmo (hoy junto a la Urbanización de Castell del Rey). Una de las piezas Vickers tenía 120 mm y alcance de 18 kms y los otras dos de 101,6 mm. Dispararon con escaso éxito contra la escuadra de la Kriegsmarine, formada por el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los torpederos alemanes Lluchs, Leopard, Seeadler y Albatros, que bombardearon Almería el 31 mayo de 1937 causando 31 muertos y numerosos destrozos como represalia por el bombardeo de una escuadrilla de Tupolev SB-2 soviéticos al acorazado de bolsillo Deutschland en el antepuerto de Ibiza, "confundido" con el crucero Canarias, muriendo 31 marineros alemanes. Al quedar inutilizadas las piezas más pequeñas en los primeros disparos, decidieron las autoridades dotar a la Bahía de una defensa más contundente.
Con ese objetivo, se instaló una potente batería de costa en la Punta de la Testa (Cabo de Gata) compuesta de 2 piezas de artillería Vickers de 15,24 cms, modelo 1923, protegidas por 2 piezas de artillería antiaérea, que hacían fuego cruzado con otra batería de costa en Roquetas dotada de otras 2 Vickers de 15,24 cms. Los cañones antiaéreos estaban servidos por marinos del acorazado Jaime I y las baterías de costa por soldados de artillería del Ejército Popular de la República. Esta última batería estaba en el camino de las Capitanas, después Cortijo de Los Cañones, hoy calle Corbeta, y a unos 50 metros disponía de un pequeño refugio contra aeronaves, hoy colmatado de escombros y maleza. Las 4 piezas Vickers provenían de Cartagena, al desartillarse una pieza de cada una de las baterías de Jorel, Parajola, Aguilones y Chapa. Tras la Guerra fueron enviadas las 4 piezas a una nueva batería fortificada en Punta Candor (Rota). En Punta Sabinar había proyectores y fonolocalizadores y en Cabo de Gata, fonolocalizadores.
Respecto a estas piezas de 15,24 cms disponían de elementos comunes: asentamientos o pozos de pieza: de forma circular, en hormigón, con un mínimo antepecho y con restos de anclaje de basa; tornillos, pernos; un puesto de mando con observatorio, y mayor altura posible, para instalar un telémetro estereoscópico de adquisición de distancias, para calcular el tiro y corregirlo; depósito de munición, normalmente cercanos a las piezas y bajo tierra o excavados en roca, para mantener la mínima variación anual de temperatura de pólvoras y proyectiles, con chimenea. Solía ser un poco más grande para servir de refugio de personal y edificaciones de vida y servicio para alojamiento del personal o de la guardia, almacén de grasas, repuestos y oficina. Mientras que en Roquetas fueron demolidos 2 bunkers situados junto al Puerto y Faro respectivamente, en Punta de la Testa aún se conserva un nido de ametralladoras de hormigón junto a un pequeño acantilado que protegía la batería situada más arriba de desembarcos en la Cala del Lancón.
Para asegurar el ataque definitivo a Málaga por los Camisas Negras del General Roatta y fuerzas del Ejército del Sur, según el parte oficial de guerra del Ejército republicano, a las 9 de la mañana del día 18 de enero de 1937 fue ametrallado el Campo de Aviación de Roquetas por un hidroavión HE-60 procedente del acorazado de bolsillo alemán Graf Spee y dos HE-59 que despegaron de la base del Atalayón, resultando inutilizados dos bombarderos ligeros republicanos Breguets XIX. Al ser tomada Málaga y producirse el exodo de civiles por carretera o "desbandá", el Estado Mayor de la XIII Brigada Internacional se instaló brevemente en Aguadulce, en la finca del Ingeniero Cervantes para contener el avance hacia Almería, si bien el frente se acabaría estabilizando por Albuñol.
En previsión de un ataque de las fuerzas sublevadas desde la carretera de Málaga, se artillaron los acantilados de Aguadulce con 3 piezas: una del 10 y medio y otras dos del siete y medio, pero fueron finalmente desmontadas al no progresar la línea de fuego y transportadas a Pozoblanco donde sí fueron útiles. Actualmente se conocen estos restos como la batería de la Cuesta de los Presos pues según narra Bernardo Martín del Rey en su libro "Ofrendas del cautiverio. Crónicas de Almería Roja" fueron presos italianos (entre ellos Angelo Baianini, Mario Carnelli, Bianchi, Riccardo Elisei, Edoardo Fiolie, Primi Gassani, Rodolfo de Romedis, Luigi Sangiorgi, Salvatore Sciotto y Francesco Valenti) y desafectos a la República provenientes de la Cárcel de Venta de Araoz y recluídos en la incautada finca de Cinta Radigales en Aguadulce, los que en trabajos forzados dirigidos por el Capitán de Ingenieros Enrique Enciso Amat ensancharon la vereda original (hoy Camino de las Antenas) y subían para construir lo que aún puede contemplarse: un pabellón para los artilleros, un observatorio que también divisaba el mar y el aeródromo y un pozo para la pieza de artillería y fortín contiguo.
Para la defensa antiaérea se utilizaron en Almería ametralladoras antiaéreas de 47 mm y 7,7 mm, de marca Vickers, y cañones antiaéreos de 76,2 mm Vickers. También hay vestigios de 4 pequeños asentamientos de proyectores y baterías antiaéreas en el Camino Viejo de Almería, zona de Canteras de Bayyana, para proteger el Puerto y, en especial al Jaime I que estaba allí habitualmente fondeado desde la toma de Málaga.
Asimismo, hay constancia documental que en mayo de 1937 había baterías antiaéreas sobre la Alcazaba y el Cerro de San Cristóbal y en septiembre de ese año había instaladas 2 ametralladoras antiaéreas en las entonces Escuela de Artes y Oficios (hoy IES Celia Viñas), en calle Javier Sanz, muy cerca del Gobierno Civil y otras en un chalet del Zapillo. La Comandancia Militar ocupaba el chalet de González Egea, en calle Gerona, actuando el Comandante Carlos Muntaner, Alférez desertor ascendido a Comandante.
Y en la desembocadura del Andarax se instaló una defensa antisubmarina, compuesta por 2 cañones de tiro rápido Nordenfelt de 57 mm, tipo antitanque. Entre los que mandaban las baterías cita el testigo a los Capitanes Abadalejo y Estrada.
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