La batería de costa olvidada en Castell del Rey

Almería

En la madrugada del 21 de julio de 1936 tuvo lugar en Almería la tentativa fracasada de sublevación militar

Restos del cobertizo para oficiales y tropa
Restos del cobertizo para oficiales y tropa / Ginés Valera
Ginés Valera Escobar

07 de abril 2024 - 08:00

Almería/Los militares insurrectos del Batallón de Ametralladoras a los que se unieron algunos Falangistas, acabarían rindiéndose ya que los Guardias de Asalto se mantuvieron fieles al Gobierno de la República, las organizaciones obreras fueron armadas por el Gobernador Civil Juan Ruiz Peinado y gracias a la intervención de una columna armada de aviación escapada del aeródromo de Armilla en Granada y a la decisiva llegada al puerto del destructor Lepanto cuya marinería defendió la República y amenazó con bombardear los edificios ocupados por los rebeldes si no deponían las armas. Serían finalmente apresadas las fuerzas sublevadas mandadas por el Teniente Coronel Huertas Topete y algunos de ellos ejecutados en Cartagena y playa de La Garrofa, permaneciendo desde entonces la Provincia de Almería leal a la República Española durante toda la Guerra Civil en la retaguardia.

Bajada al polvorín excavado en roca
Bajada al polvorín excavado en roca / Ginés Valera

Las batería de costa y antiaéreas emplazadas durante toda la Guerra y la red de refugios subterráneos, defendieron activa y pasivamente a la Ciudad de Almería de los 52 bombardeos por mar y aire de la Aviación Nacional y la Aviazione Legionaria enviada por la Italia fascista de Mussolini (desde las bases aéreas Tablada, el Atalayón y Pollensa) y mantuvieron a Almería en la lealtad republicana impidiendo ataques desde tierra a la poderosa base naval de Cartagena, facilitando el paso de convoys por nuestras costas y que el Golfo de Almería no se convirtiera en una base de hidroaviones de los nacionales.

A comienzos de la contienda, el 8 de noviembre de 1936 se produjo el bombardeo del crucero Canarias a los depósitos de combustible de CAMPSA del dique de Poniente del Puerto, sin que hubiese desde la costa hostigamiento alguno por ausencia de defensa artillera. La caída de Málaga a comienzos de febrero de 1937, los ataque a la población civil que padeció en éxodo la "desbandá" y la intención de contener el avance de las tropas nacionales e italianas del Corpo Truppe Volontarie hacia la base naval de Cartagena, precipitaron la construcción en nuestra tierra de un sistema defensivo más eficiente y coordinado.

El mandato de iniciar la construcción de la batería de costa de Punta de la Mona (hoy junto a la Urbanización de Castell del Rey) en los acantilados del centro de la Bahía y trincheras en Aguadulce y Parador de las Hortichuelas,se dio por el General Martínez Cabrera al Teniente Coronel Federico Tenllado Gallego (Jefe de Ingenieros de la Comandancia de Almería) el 11 de febrero de 1937. Leyendo el artículo “El bombardeo en Almería” publicado en un número extraordinario de la Revista Historia y Vida de 1974 descubrimos un valioso testimonio firmado en primera persona con el pseudónimo “Espadín”, que debió ser el Capitan de la batería.

Restos de la batería
Restos de la batería / Ginés Valera

Así podemos saber que la Comandancia de Artillería de Almería, con parte de militares huidos de Málaga, empezó la fortificación de la Plaza procediendo al montaje de una batería a unos 2 kms de Almería, cerca del Castillo de San Telmo en la carretera a Málaga, a la que se accedía por el antiguo Camino Viejo a Roquetas del siglo XVIII, y junto a la Cantera del Alemán. Se instalaron en la roca excavada del Cerro de la Mona 3 piezas de artillería conformando la batería de costa de Punta de la Mona. Una de las piezas Vickers tenía 120 mm, modelo D y alcance de 15.600 mts, parece que desmontada en febrero de 1937 del destructor Almirante Miranda y los otras 2 de 101,6 mm, modelo A procedentes del Crucero Extremadura, dado de baja en 1931, de alcance 10.000 mts. Estaban protegidas por una batería antiaérea de 76,2 mm y alcance de tiro horizontal de 14.000 mts, mod. 31, con dirección de tiro BECT-III soviética.

Pozo de las piezas de artillería de costa y antiaéreas
Pozo de las piezas de artillería de costa y antiaéreas / Ginés Valera

Construyeron los artilleros en la parte excavada de la cantera un par de cobertizos con muros de piedra y cubierta de uralita, en una de las cuales se alojaron los oficiales y en otra la cocina. En cuanto a la tropa, se instaló en unas cuevas cavadas en el frente de ataque de la citada cantera, quedando las piezas de costa montadas en la parte vaciada, y a unos 30 metros sobre el nivel del mar. Inmediatamente debajo de la explanada de las piezas había un abrigo en el que se montó el telémetro y en la parte posterior de las piezas estaba el polvorín, también excavado en la roca y con un pozo de comunicación con dicha explanada en el que se proyectaba instalar un "rosario de cangilones" para el suministro de proyectiles. A retaguardia de las piezas de costa se montaron las antiaéreas, si bien éstas permanecieron poco tiempo allí pues se trasladaron a otro frente donde se consideraron más necesarias. Aún se conservan restos visibles.

Escalera de la batería
Escalera de la batería / Ginés Valera

Se estrenó esta batería de Punta de la Mona cargando unos 60 proyectiles con escaso éxito contra la escuadra de la Kriegsmarine alemana, formada por el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los torpederos alemanes Lluchs, Leopard, Seeadler y Albatros, que bombardeó Almería el 31 mayo de 1937 disparando 289 proyectiles, 91 de 280 mm, 150 de 150 mm y 48 de 88 mm, causando 31 muertos y numerosos destrozos, como represalia por el bombardeo dos días antes de una escuadrilla de Tupolev SB-2 soviéticos al acorazado de bolsillo Deutschland en el antepuerto de Ibiza, al "confundirlo" con el crucero Canarias, resultando muertos 24 marinos alemanes.

Pintura expuesta en Museo Marítimo Nacional de Greenwich (Londres) sobre el ataque de la armada alemana en respuesta a la batería de costa
Pintura expuesta en Museo Marítimo Nacional de Greenwich (Londres) sobre el ataque de la armada alemana en respuesta a la batería de costa / Claus Bergen

Esta flotilla alemana continuó su cañoneo hasta llegar frente a Roquetas, y sin casi hostigamiento se adentró en el mar y desapareció unas horas después. Una pintura de Claus Bergen (1885-1964) que se expone en el Museo Marítimo Nacional, Greenwich, Londres, representa gráficamente este ataque.

Plano Batería de Costa Punta de la Mona, por Fernando Cassinello, 1965
Plano Batería de Costa Punta de la Mona, por Fernando Cassinello, 1965 / D.A.

Concluye el testimonio publicado asegurando que los buques alemanes no hicieron un solo disparo contra esta batería, por lo que mal pudieron destruirla, contradiciendo unas declaraciones hechas en nombre de su gobierno por Von Ribbentrop, Ministro de Relaciones Exteriores de la Alemania nazi, al periódico inglés The Times, en las que decía que la escuadra alemana se había retirado una vez destruidas las fortificaciones almerienses y apagados los fuegos de sus baterías.

Al quedar también inutilizadas en los primeros disparos las dos piezas de menor calibre decidieron las autoridades republicanas dotar a una desprotegida Ciudad de Almería con una defensa más contundente. Por eso se hizo urgente el emplazamiento por la Comandancia Militar Exenta de Almería de una potente batería de costa nº 1 con dos secciones: una en la Punta de la Testa (junto la carretera al faro de Cabo de Gata) compuesta de 2 piezas de artillería Vickers de 15,24 cm, modelo 1923, protegidas por 2 piezas de artillería antiaérea, que hacían fuego cruzado con otra batería de costa emplazada en Roquetas dotada de cañones 2 Vickers de 15,24 cm situadas a 300 metros de la costa.

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