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provisionalidad asentada
Vegetación y pura dedicación a la agricultura. Ese era el barrio de El Puche antes de que la población se instalara, aunque, en principio, eso no estaba previsto. Los habitantes llegaron casi por casualidad en la segunda mitad de la década de los 70.- Y lo hicieron debido a las riadas e inundaciones que se produjeron en el barrio de la Chanca y las zonas colindantes. Fue en 1976 cuando se construyeron las primeras viviendas comenzaron a llegar los primeros vecinos, pero no sería hasta 1977 cuando el grueso de la población haría acto de presencia.
En principio, el movimiento iba a ser efímero, no se pretendía alargar en el tiempo, pero, por diferentes razones, la provisionalidad terminó asentándose bajo una discreta mirada de las administraciones, que después han tratado de darle una vuelta de tuerca con importantes reformas a nivel estructural y de urbanismo para atajar la exclusión social, aunque el cambio que se pretende no ha terminado de producirse, ni de cerca, es más, se ha agravado. Se crearon algo más de 1.400 viviendas para albergar a más de 3.5000 ciudadanos de forma provisional y ahora son más de 8.000 los habitantes.
En el año 2005, un estudio desarrollado a medias entre la Universidad de Almería y la de Barcelona concluía que la población inactiva de El Puche era del 57,4%.
En el año 2005, un estudio desarrollado a medias entre la Universidad de Almería y la de Barcelona, concluía que la población inactiva de el Puche era 57,4%. Diez años después, este barrio sigue estando a la cabeza de los más perjudicados de la capital por el drama del paro, y se alcanza la cifra del 65% del paro. A la que en la actualidad se acercan otros barrios como La Chanca o Los Almendros.
El principal momento de este aumento está claro, la construcción era el principal sustento de las familias de este barrio, ocupando en torno a un 40% de las personas activas, cifra que se consolidó y aumento durante la época del auge inmobiliario y la construcción por doquier. Pero todo eso cayó en picado con el inicio de la crisis en el año 2007. De los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de estadística (INE) o el INEM (ahora SEPE) arrojan que en la zona también se desarrollaba y desarrollan trabajos relacionados con la agricultura, la industria de la manufactura o el comercio. Desde hace años, los colectivos sociales de El Puche se han implicado claramente en la mejor del barrio, tanto a nivel físico (arreglo de infraestructuras), como social (actividades enfocadas al ámbito cultural y docente). De esta forma la Mesa Comunitaria El Puche (donde se integran muchos de estos órganos sociales) ha sido incluso reconocida a nivel nacional con galardones que premian su esfuerzo y su trabajo, como el Toni Juliá, que le fue entregado el año pasado en Valencia. La Mesa Comunitaria nació en 2008, en ella participan entidades sociales, técnicos de los recursos públicos y vecinos del barrio. Sus objetivos son promover espacios para la cohesión social, posibilitar actuaciones coordinadas entre las entidades sociales, recursos públicos, ciudadanos y administraciones públicas. Es decir, favorecer la participación activa de la población en la transformación de la zona para mejorarla.
En todas estas iniciativas participan colegios como el CEIP Puche, la Escuela Infantil La Alcazaba, el CEIP Josefina Baró, la Sección de Educación Permanente de Adultos, la UAL, la asociación de Mayores San Pedro y San Pablo, la Asociación Sociocultural y Deportiva Tres Culturas, la asociación de Vecinos Alcalá-CAPI, la oficina y de Rehabilitación de EPSA, el Centro de Salud de El Puche o la Escuela de Economía.
En Almería, al igual que en otras ciudades de países desarrollados, se ha producido un fenómeno conocido como gentrificación, que consiste en la revitalización de los centros históricos de las ciudades. De esta manera, zonas que se encontraban deterioradas se benefician de una serie de mejoras e inversiones que las dotan de un mayor estatus y, a su vez, atrae a las clases medias y altas. Sin embargo, como proceso paralelo, los barrios donde se asienta la población más pobre sufre un permanente abandono, debido al deterioro de las características físicas, sociales e institucionales.
El 43% de los ciudadanos no cuenta con estudios y la tasa de paro supera la mitad de al población. Es difícil encontrar un empleo estable pues la tasa de ocupados eventuales es alta, con un 84,27%, casi tres veces la media de la capital. De los 7.500 habitantes, más del 70% son inmigrantes, la mayoría procedentes de Marruecos. En cuanto al resto, cerca del 15% de los habitantes de la zona son de etnia gitana. Los vecinos reclaman mobiliario urbano y rehabilitación de edificios además de la remodelación de sus infraestructuras, apenas modernizadas desde la década de los 70. Sin duda, se trata de unas construcciones que no han aguantado el paso del tiempo debido a la fórmula utilizada en su construcción.
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