“La ayuda que nos envía Manos Unidas es para salvar vidas”

Solidaridad

Aparecida Ramos Queiroz es misionera en Mozambique y ha viajado a Almería para agradecer y sensibilizar a la sociedad

“La ayuda de Manos Unidas siempre llega y permite dignificar la vida de familias desfavorecidas”

Aparecida Ramos Queiroz, misionera en Mozambique que ha viajado a Almería para dar las gracias por la ayuda que envía Manos Unidas y para concienciar a la sociedad almeriense de las necesidades que existe en países como este.
Aparecida Ramos Queiroz, misionera en Mozambique que ha viajado a Almería para dar las gracias por la ayuda que envía Manos Unidas y para concienciar a la sociedad almeriense de las necesidades que existe en países como este. / Marian León

Almería/“La ayuda que nos llega a través de Manos Unidas es esencial. Con esos recursos podemos salvar la vida de muchas mujeres y niños que han salido huyendo de sus ciudades en conflicto dejándolo todo atrás y en busca de un refugio donde vivir sin el peligro de ser asesinados. Son familias desfavorecidas que lo han perdido todo. Por eso, nuestra misión en la zona sur de Cabo Delgado, en Mozambique, es impulsar proyectos para enseñar a estas personas a buscarse la vida de forma autónoma, para que no tengan que depender de la beneficencia del resto de familias de la zona (una de las más empobrecidas de todo el país). Y créeme que lo conseguimos”. Relata orgullosa de su trabajo Aparecida Ramos Queiroz, una misionera, Hija de Jesús (Jesutina), que lleva ya siete años empleándose a fondo en una de las 25 parroquias de la zona que dedican sus esfuerzos a ayudar al desarrollo de miles de ciudadanos.

Aparecida Ramos es brasileña y habla perfectamente español. Esta semana ha visitado Almería por primera vez para agradecer en persona a los voluntarios de Manos Unidas de la provincia la labor que llevan a cabo durante todo el año y el esfuerzo para recaudar donativos que hacen llegar a estos países donde toda ayuda es poca porque las necesidades son muchas. Durante su estancia en Almería, ha tenido tiempo de asistir a reuniones y misas en la capital y en municipios como Adra, El Ejido..., por citar algunos, así como también ha protagonizado charlas con hermandades y cofradías, encuentros divulgativos con grupos de jóvenes de la Diócesis... Su misión en este viaje no es otra que concienciar sobre las necesidades que hay en países subdesarrollados como Mozambique, de donde ella viene, así como hacer ver la dimensión que alcanza la solidaridad de todos los que contribuyen con esta causa que defiende Manos Unidas.

Representantes y voluntarias de Manos Unidas en Almería que han acompañado a la misionera Aparecida Ramos durante su estancia en Almería, en este caso durante la entrevista con Diario de Almería
Representantes y voluntarias de Manos Unidas en Almería que han acompañado a la misionera Aparecida Ramos durante su estancia en Almería, en este caso durante la entrevista con Diario de Almería / Marian León

Una de sus paradas durante su estancia en Almería ha sido precisamente este periódico. A través de una entrevista ha querido enseñar a los almerienses el proyecto de empoderamiento de los jóvenes y, principalmente de las mujeres, que se está llevando a cabo en Cabo Delgado. “El objetivo es darles formación para que puedan lograr un empleo y puedan ganarse la vida por ellos mismos. A las mujeres se les enseña a coser y cuando acaban el curso formativo en los talleres se les regala una máquina con el objetivo de que ellas mismas puedan formar cooperativas y ganarse la vida. Muchas ya han logrado tener su propia casa gracias a su esfuerzo y trabajo vendiendo la ropa que confeccionan en tiendas que colocan al lado de las carreteras. Es el caso de Filomena, una joven de 18 años que ha perdido a sus padres y a su hermano. “Cuando llegó no comía, no dormía... Vio cómo el grupo armado mató a toda su familia y de esto hace dos años”, relata emocionada Ramos Queiroz. Y a otros, fundamentalmente a los jóvenes, se les forma a través de un proyecto de semillas. Se les enseña a plantar, a reconocer las semillas, a mantener los cultivos para que la cosecha sea buena y resistente..., todo con el fin de que puedan vender los productos que les da la tierra y obtener a cambio ingresos que les permitan subsistir”, explica.

"Nuestra misión se centra en reparar el daño psicológico y en formar a personas para que logren un empleo para subsistir”

Aparecida Ramos advierte de que los recursos que llegan en forma de donativo a través de Manos Unidas son “vitales para la vida de estas personas”. Pero su trabajo no solo se centra en esto, sino que antes de iniciarse en los proyectos enfocados a la formación y al empleo, es necesario que los ciudadanos pasen por talleres para la reparación del trauma, es decir, “son terapias que les ayudan a superar el dolor que guardan de todo lo que han sufrido durante los ataques en sus lugares de residencia. Muchos de ellos han visto cómo los violentos han asesinado a sus familiares delante de ellos, a sus maridos, a sus hijos... Han tenido que enfrentarse a situaciones de extrema crueldad y llegan muy afectados psicológicamente”, explica.

Cabo Delgado está en la zona sur de Mozambique y tiene actualmente casi tres millones de habitantes, de los que más de un millón son desplazados de esas zonas en conflicto. “En la huida, muchos niños y niñas se han quedado en el camino, han muerto por no tener ni agua ni comida. Y los que lograron alcanzar la zona pacífica, la gente que ya vivía allí ha tenido que acogerlos en sus casas, en sus escuelas..., porque han llegado sin nada”, relata Ramos Queiroz, quien hace hincapié en que “es precisamente a estas personas a las que los misioneros nos encargamos de ayudar con nuestros proyectos. Gracias a las aportaciones de Manos Unidas podemos comprar tejidos y máquinas para enseñarles a coser, y las semillas para enseñarles a plantar y a mantener sus cosechas”.

Emocionada, cuenta también que los donativos de Manos Unidas también se destinan a la aportación de alimentos y recursos para las familias (ya de por sí numerosas) que han acogido de buena fe da estas personas que llegan huyendo del conflicto. Y cómo no, también a la reparación de las zonas destrozadas por el ciclón que el pasado 15 de diciembre arrasó viviendas, escuelas y algunas aldeas por completo. “Desde las seis de la madrugada se registraron rachas de viento de hasta 260 kilómetros por hora y el escenario que ha dejado es de absoluta desolación”, lamenta la jesutina .

Aparecida Ramos Queiroz ha querido dar las gracias públicamente a Manos Unidas Almería y a los almerienses en su nombre y en el de la gente de Cabo Delgado, y ha puesto en valor que sea una organización que se acerca a la realidad, es decir, que una vez al año acude a visitar aquellas zonas donde invierte su solidaridad.

“Poner la riqueza mundial al servicio de la Humanidad”

Manos Unidas ha lanzado su nueva campaña (número 66) que, con el lema ‘Compartir es nuestra mayor riqueza’, quiere poner en evidencia que la desigualdad, manifestada en la falta de oportunidades para los más vulnerables, sigue aumentando en un contexto de gran crecimiento económico. La ONG demanda que se apoyen alternativas de economía social y solidaria que contribuyan de manera eficaz al trabajo digno y decente, a la economía, la justicia y el desarrollo inclusivo y sostenible para los más empobrecidos. La campaña busca promover en la sociedad española actitudes y estilos de vida y consumo coherentes con una verdadera prosperidad compartida que tenga sobre todo en cuenta a las personas y comunidades más vulnerables.

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